Un Manifiesto imprescindible por la lectura

A mis amados les dejo las cosas pequeñas;
las cosas grandes son para todos
.

Rabindranath Tagore, Pájaros perdidos, 178

Sevilla, 4/I/2022

Si todavía les queda alguna duda sobre el mejor regalo de Reyes, les recomiendo uno que les encantará. Se trata de un pequeño libro, Manifiesto por la lectura (1), de Irene Vallejo, la entrañable autora de El infinito en un junco (2), libro muy cercano en mi alma de secreto, porque descubrirán en él la importancia de enamorarse de la lectura como compañera inseparable en el viaje de la vida a cada Ítaca particular y a la de todos, según la ideología que justifica los actos humanos de cada cual: “Somos seres entretejidos de relatos, bordados con hilos de voces, de historia, de filosofía y de ciencia, de leyes y leyendas. Por eso, la lectura seguirá cuidándonos si cuidamos de ella. No puede desaparecer lo que nos salva. Los libros nos recuerdan, serenos y siempre dispuestos a desplegarse ante nuestros ojos, que la salud de las palabras enraíza en las editoriales, en las librerías, en los círculos de lecturas compartidas, en las bibliotecas, en las escuelas. Es allí donde imaginamos el futuro que nos une”.

El libro es el resultado de un encargo que le hizo la Federación de Gremios de Editores de España en los primeros meses del año pasado, para que su sabia escritura acompañara a la petición de un Pacto de Estado por la lectura y el libro, necesario e imprescindible, en un país que edita mucho pero lee menos. El subtítulo que utiliza Irene Vallejo es precioso: caligrafías de un cuidado. Es verdad, porque a través de nueve semblanzas, nos lleva de la mano a descubrir la belleza de la escritura y su resultado inmediato en formato libro en la actualidad o en papiros hace ya miles de años: frágiles, alas y cimientos, arquitecturas del cuidado, fantasmas de voces, ideas extravagantes, estremecimientos de agua, peligros casi imperceptibles, herramientas de reconstrucción y salvemos el milagro. Es importante resaltar que Irene Vallejo ha expresado el deseo de que todos los derechos de autora que se generen de este libro, se dediquen al apoyo de proyectos e instituciones en favor del fomento de la lectura. Una muestra de su grandeza humana y altura de miras que tanto echamos de menos en la sociedad de mercado actual, donde casi todo es mercancía y donde hay una confusión permanente entre valor y precio.

He llegado a este libro, tal y como Irene Vallejo lo presenta en sus primeras páginas, a través de unas palabras de Gustavo Martín Garzo en Elogio de la fragilidad: «A los libros se llega como a las islas mágicas de los cuentos, no porque alguien nos lleve de la mano, sino simplemente porque nos salen al paso. Eso es leer, llegar inesperadamente a un lugar nuevo. Un lugar que, como una isla perdida, no sabíamos que pudiera existir, y en el que tampoco podemos prever lo que nos aguarda. Un lugar en el que debemos entrar en silencio, con los ojos muy abiertos, como suelen hacer los niños cuando se adentran en una casa abandonada». Una persona como yo, que busca siempre islas desconocidas, debe agradecer siempre y compartir este hallazgo tan feliz.

Irene Vallejo escribe siempre con alma. Lo podrán comprender leyendo este fragmento dedicado a la fragilidad humana en el Manifiesto citado, especialmente en este tiempo de pandemia: “Somos una especie frágil, particularmente frágil: ni muy fuerte, ni demasiado rápida ni especialmente resistente al hambre, la sed, el calor o el frío. No estamos adaptados al vuelo o la vida bajo el agua. Nacemos completamente indefensos y nuestra infancia es más prolongada que la de ningún otro animal. Hasta un virus minúsculo nos pone en peligro. Sin embargo, la brisa de una cualidad asombrosa nos ha impulsado hacia un desarrollo inesperado, hacia un imprevisible progreso. Esa facultad es nuestra imaginación, que, aliada con el lenguaje, nos permite soñar lo inconcebible, colaborar y fortalecernos unas a otros. Somos la única especie que explica el mundo con historias, que las desea, las añora y las usa para sanar”.

No se lo pierdan, porque casi sin darse cuenta habrán firmado con su lectura el mejor pacto posible por la lectura, individual y colectivo, que como las alas de mariposa conmoverá el alma de todos y de cada uno en particular, en este tiempo existencial tan revuelto y tan poco propicio para hacer mudanzas en la forma de ser y estar en el mundo. Una cosa más: si lo desean, pueden acompañar la lectura de este pequeño libro escuchando unas obras de música clásica vinculada a Mozart, en su trayectoria vital, que les permitirá soñar despiertos con él a través de composiciones magistrales, respetando su cronología de creación, en las que he seleccionado movimientos serenos, sobre todo andantes, andantinos y adagios, que inspiran tranquilidad, confianza y esperanza en cada presente y para animarnos a frecuentar el futuro leyendo. Ante la sexta ola de la pandemia que nos asola, la música puede ser compañera en la alegría y medicina para el dolor (musica laetitiae comes, medicina dolorum), tal y como aparece en la tapa de mi clave, que tanto amo. En el fondo, lo que hago hoy es enviar un regalo pequeño, siguiendo a Tagore, el Manifiesto por la lectura, de Irene Vallejo, a las personas con las que comparto la Noosfera, la malla pensante de la humanidad.

(1) Vallejo, Irene, Manifiesto por la lectura, 2021. Madrid: Siruela.

(2) Vallejo, Irene, El infinito en un junco, 2020. Madrid: Siruela.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

A %d blogueros les gusta esto: