Ayeres, mañanas, pero no hoyes

Sevilla, 7/I/2022

Hemos pasado de ayeres navideños a mañanas laicos casi sin darnos cuenta, porque la palabra hoyes no existe. Hoy, nos queda un gran trabajo personal por realizar. Tengo que reconocer que estaba avisado por Mario Benedetti en su poema Conjugaciones (1), Entre siempre y jamás, cuando decía con una brevedad temporal pasmosa lo siguiente:

1 (álbum)

Cómo quisiera fotografiar
minucia por minucia
pedazos de futuro
y colocar las instantáneas
en un álbum
para poder hojearlo
lenta, morosamente
en un manso remanso
del pasado

2 (claves)

Algunas claves
del futuro
no están en el presente
ni en el pasado
están
extrañamente
en el futuro

3 (variantes)

La muerte es sólo una
de las varias variantes
del futuro
quizá la más primaria
acerca de la otras
espléndidas variantes
no han concluido aún
las investigaciones

4 (complemento)

Para entender mejor
cuán reaccionario
era Jorge Manrique
hay que desarrollar
el complemento de su tesis
o sea
todo tiempo futuro
será peor

5 (después)

El futuro no es
una página en blanco
es una fe
de erratas

6 (ausencia)

En la última
asamblea
del futuro
faltaré
sin aviso

7 (rigores)

En las fronteras
del futuro
hay un control
estricto
sólo son admitidos
los sobrevivientes

8 (previsión)

De vez en cuando es bueno
ser consciente
de que hoy
de que ahora
estamos fabricando
las nostalgias
que descongelarán
algún futuro

9 (plurales)

Hay
ayeres
y mañanas
pero no hay
hoyes

Ha amanecido hoy, un día de calendario de enero corriente, en su papel de después de tanto fasto, porque ya no habrá otro igual, en el que tomo conciencia de que al singular de hoy le viene muy bien su singularidad, porque no se pueden coleccionar hoyes sino ayeres y mañanas. No es culpa de la Real Academia Española de la Lengua el hecho probado de que no exista esa palabra, sino de que a cada día le basta su propio afán (un evangelista lo recogió hace siglos como un refrán de la calle) y que su representación latina mediante dos palabras mágicas, carpe diem, está demostrado que es una experiencia maravillosa. Es verdad, porque hoy es un día muy especial y puede ser un gran día, que tendrá ayeres y mañanas, pero no hoyes. Sólo futuro, porque el pasado ya se fue. De lo que estoy seguro es de que la singularidad de hoy de cada persona es lo más importante, el tesoro más preciado que tenemos en su afán, sabiendo que esa singularidad, entendida como servir a los demás con el talento, no imitar otros, sino beneficiar el que ya dio el Cielo (RAE, Diccionario de Autoridades, 1730), tiene algo mágico: el tiempo de cada hoy dentro.

(1) Benedetti, Mario, en Vientos del exilio, 1983. Madrid: Visor.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

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