El Rey Proletario, que no Mago, al que esperaba siempre un niño llamado José Saramago, el hijo de José y María

José Saramago (1922, Azinhaga, Golegã – 2010, Tías, Lanzarote)

Sevilla, 5/I/2022

A tal Niño, tal Honor de Rey. El niño Jesús proletario, que Saramago llevó también dentro, esperaba siempre que los Reyes le correspondieran según su deseo, porque no estaban en el Mercado sino en la Realidad Proletaria de su pequeño pueblo, Azinhaga, que lo vio nacer hace ya cien años. Sencillamente, los Reyes, tal y como los conocemos hoy, no existían, porque el niño Jesús era el Rey. Precisamente en este año, en el que se celebra el centenario del nacimiento de José Saramago, me lleva hoy a escribir estas palabras de reconocimiento a su sentir navideño, incluidos los Reyes, como primer acto de reconocimiento a su vida y a su obra literaria: “En ese tiempo, los Reyes Magos todavía no existían (o soy yo quien no se acuerda de ellos), ni existía la costumbre de montar belenes con la vaca, el buey y el resto de la compañía. Por lo menos en nuestra casa. Se dejaba por la noche el zapato (“el zapatinho”) en la chimenea, al lado de los hornillos de petróleo, y a la mañana siguiente se iba a ver lo que el Niño Jesús habría dejado. Sí, en aquel tiempo era el Niño Jesús quien bajaba por la chimenea, no se quedaba acostado en la paja, con el ombligo al aire, a la espera de que los pastores le llevasen leche y queso, porque de esto, sí, iba a necesitar para vivir, no del-oro-incienso-y-mirra de los magos, que, como se sabe, solo le trajeron amargores para la boca. El Niño Jesús de aquella época era un niño Jesús que trabajaba, que se esforzaba por ser útil a la sociedad, en fin, un proletario como tantos otros” (1).

Esta imagen preciosa de Jesús, Rey Proletario, que nos contó José Saramago en su infancia rediviva de Azinhaga, donde nació hace cien años, no la olvido. Me parece que coincide con la de miles de niños y niñas en Andalucía, que siguen viviendo en umbrales de pobreza, según los datos facilitados por la Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN de Andalucía), en su Informe sobre el Estado de Pobreza en Andalucía 2021, con un título que sobrecoge: La pobreza que llega: “Andalucía ha sido una de las comunidades autónomas que ha sufrido con mayor intensidad las consecuencias de la crisis y de la evolución del decenio [2010-2020]. Desde el año 2008 su tasa AROPE se incrementó en 3,5 puntos porcentuales, lo que tuvo como consecuencia la creación de un total de 414.000 nuevas personas en riesgo de pobreza y/o exclusión social. En total, en el año 2020 Andalucía registra 2,97 millones de personas en riesgo de pobreza y/o exclusión social. En la actualidad, las tasas AROPE, de pobreza, PMS y BITH son superiores a la media nacional en porcentajes que oscilan entre el 14 % y el 33 % y superiores a las que tenía al inicio del período” (2).

La conclusión del Informe que me interesa resaltar es la cifra tan alta de personas en riesgo de pobreza: “En su conjunto, Andalucía tiene 2,4 millones de personas pobres. Por sexo, la reducción de la tasa de pobreza es mayor entre los hombres, que pasaron del 31,6% al 27,1%, es decir, 4,5 puntos porcentuales menos, mientras que la de las mujeres sólo disminuyó en 1,2 puntos. Esto supone que la cifra de hombres que abandonaron la pobreza este año en Andalucía es cuatro veces superior a la de las mujeres que lo consiguieron. En este sentido, 181 mil hombres y 44.000 mujeres dejaron de estar en pobreza en el 2020. Por otra parte, la mejora con respecto al año 2015, que es la fecha de referencia de la nueva Agenda 2030, y en la que registró los valores más elevados de pobreza severa en todo el período, es, también, importante. A pesar de estos resultados, Andalucía tiene una tasa de pobreza severa dos puntos porcentuales más elevada que la media, lo que la sitúa entre las cinco regiones más desfavorecidas”.

La lectura del Informe nos sitúa en identificar cuáles son los verdaderos regalos de Reyes que necesita este país y esta Comunidad en concreto. Basta un ejemplo por clarificador en relación con una parte que nos duele especialmente, la población andaluza pobre que está en una situación de Privación Material Severa: “[…] la privación material severa incluye este año el brutal efecto de la pandemia provocada por la covid-19 y, tanto el conjunto del territorio nacional como la inmensa mayoría de las regiones sufrieron un importante aumento de las tasas. En este sentido, aunque el incremento absoluto de la privación material severa en Andalucía es superior al registrado para la media nacional, es proporcionalmente más bajo (incremento nacional: 2,3 puntos porcentuales que equivalen al 49% de incremento; Andalucía: 2,1 puntos porcentuales que equivalen al 36% de incremento). Con el aumento de este año, la PMS se sitúa en el mismo nivel que la registrada en 2015 (objetivos Agenda 2030 y ODS), sin embargo, los cambios poblacionales resultan en un aumento de 10.000 personas más en PMS”:

  Fuente: Informe sobre el Estado de Pobreza en Andalucía 2021, p. 15.

Nunca deseo aburrir con números en estos artículos, pero las cifras son elocuentes por sí mismas y recomiendo a tal efecto analizar con detalle el citado Informe en su proyección en Andalucía, sin descartar las consultas necesarias al Informe a nivel nacional para establecer las desigualdades clamorosas que existen en el país, que en este informe llega a expresar que “el territorio es una significativa fuente de desigualdad y la cohesión territorial debería ser, no solo desde un punto de vista formal, un importante objetivo político”.

En un día como hoy, de espera y esperanza en los Reyes Magos de Oriente, quiero hacer especial hincapié en la Pobreza Infantil, la del niño Jesús proletario de Saramago, que por ahí empecé y que al premio Nobel portugués le gustaría destacar en estos momentos, señalando el capítulo dedicado en el Informe sobre Andalucía ya citado, titulado Infancia y Educación: “La pobreza infantil tiene un carácter estructural y, además de agravarse con la crisis, se mantienen unas bolsas de niños y niñas en situación de vulnerabilidad, que pese al repunte económico que se puede observar en algunos datos, los altos niveles de desempleo se ensañan con los hogares en los que existen niñas y niños a su cargo. En los años anteriores a la crisis, las tasas de pobreza de los menores de 16 años siempre han sido muy superiores a las del resto de los grupos de edad. El 29,5% de los niños, niñas y adolescentes en Andalucía, es decir 469.995 menores de 18 años, se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social en 2019 (indicador AROPE con umbral de pobreza de Andalucía). Si se emplea el umbral de pobreza relativa de España, el riesgo de pobreza o exclusión social alcanza al 40,8% de los niños, niñas y adolescentes andaluces (650.027). Respecto a 2018 el indicador AROPE para menores de 18 años en Andalucía ha aumentado 3 puntos porcentuales si se calcula con el umbral de pobreza andaluz y 2 puntos si se emplea el umbral de pobreza español para su cálculo”. Sobran comentarios y faltan soluciones urgentes a esta realidad lacerante de los menores en este país y en esta Comunidad con datos concretos. En torno a 600.000 niños en Andalucía, lo que esperan hoy es una respuesta a su situación verdaderamente injusta, triste e indigna.

Hoy vuelvo a abrir el libro de las pequeñas memorias de Saramago por las páginas 107 y 108, buscando el final de esta microhistoria navideña del Nobel portugués, aplicado a nuestra navidad y reyes en Andalucía. Y no me sorprende su reflexión de cierre y recuerdo de aquellos días: la ansiada presencia de los ángeles, una recreación de sus mayores, a los que nunca divisó en su cocina real, aunque los adultos que le rodeaban en aquella Nochebuena se empeñaban en demostrar que “lo sobrenatural, además de existir de verdad, lo teníamos dentro de casa”. Y Saramago niño, incluso ya mayor, aun dejándose llevar por el niño que siempre fue, nunca los vio, “ni uno como muestra”, porque el Niño Jesús que llevaba dentro estaba en otras cosas más mundanas, yendo del corazón a sus asuntos proletarios… Los que un día, no muy lejano, atendería como compromisos sociales el Niño-Ciudadano Jesús, un Niño especial que deberíamos recordar siempre en la historia actual y real de Andalucía, la de los niños y niñas, proletarios, en situación de riesgo o viviendo en pobreza extrema. Están, en Sevilla, más cerca de lo que parece. Basta recordar a los niños y a las niñas de los seis barrios más pobres de Sevilla (entre los 15 más pobres de España), por este orden: Polígono Sur, Pajaritos-Amate, Torreblanca, Cerro-Su Eminencia, La Oliva y Polígono Norte-Villegas, donde viven niños y niñas proletarios, como se demuestra en los estudios recientes a nivel europeo y de España, según los datos estadísticos irrefutables que se mencionan en el Informe tratado en estas palabras antecedentes, actualizados de acuerdo con el último informe de 2021 elaborado por la Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN de Andalucía).

(1) Saramago, J. (2008). Las pequeñas memorias. Madrid: Punto de Lectura, p. 107.

(2) El índice AROPE (At Risk Of Poverty and/or Exclusion) mide el porcentaje de la población que se encuentra incluida en al menos una de las tres categorías siguientes (riesgo de pobreza, carencia material severa y baja intensidad laboral).

NOTA: la imagen se recuperó el 23 de octubre de 2018 de https://www.eldiario.es/cultura/libros/diario-oculto-Saramago_0_828017469.html

Este libro puede ser un regalo de reyes con estela

CIUDADANO JESÚS (2ª edición, revisada y aumentada)

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

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