Oripandó, el sol, el amanecer de cada día

Sevilla, 15/III/2022

Hoy comparto el hallazgo de otra isla desconocida, que es la misión principal de este cuaderno digital, una obra que deberíamos escuchar y ensalzar en este tiempo tan complejo y lleno de sobresaltos del alma humana. Se trata de una publicación musical llevada a cabo por el cantor Antonio Orozco (cantante es el que puede y cantor, el que debe hacerlo, que no es lo mismo, según Facundo Cabral), gestada a lo largo de dos largos años, que narra la vida de otro cantor José Mercé, con un título en caló, El Oripandó, el sol, el amanecer de cada día, que el propio Mercé interpreta de forma muy sentida, con una canción que sobresale sobre las demás y con un título siempre sugerente: Jamás desaparece lo que nunca parte, dedicada a su hijo, que falleció cuando tenía tan solo 14 años, por un problema congénito de corazón. Según Orozco, verdadero artífice del proyecto, esta obra llega a nosotros “Como el resultado de una vida basada literalmente en la búsqueda, porque desde lo más profundo de la fragua se desafía a la vanguardia mediando única y exclusivamente con la sabia liturgia del flamenco: así vive, así ama y así respira Jose Mercé. A la canción guía citada anteriormente sigue inmediatamente Cuando todo empieza, un martinete, un palo considerado como flamenco puro, el cante más primario, lo más auténtico, con el sonido de un yunque de fondo, que Mercé expresa con palabras preciosas: Ay, yo sigo siendo aquel / Yo sigo siendo aquel quien fuera / También quien yo debiera / Soy un, un hombrecito viejo / Y por mi padre yo me encontré // Allá en el barrio, oh-oh, del consuelo / Encontré a la fortuna / Pa’ contarle yo a mis niños / Que mi padre es lo que yo más quiero // Ahí está mi verdad / Y esto que yo vivo / Y esta es mi verdad / Que Dios me guarde a mi padrecito / Porque sin él no hay nadita que contar.

Esta obra musical se compone de ocho canciones que son trazos importantes, capítulos inolvidables en la vida del cantor Mercé. Sus títulos son un aviso para navegantes que se aproximan a su isla desconocida, su persona de secreto: Preludio de un nuevo día, con la colaboración de Pablo López al piano, Jamás desaparece lo que nunca parte, Cuando todo empieza, junto a la voz de Mala Rodríguez y Tomatito a la guitarra, Tengo cosas que contarte, Si tú me lo pides, volvería a empezar, con Dorantes al piano, Cincuenta primaveras y otras mil que yo quisiera, El Caminante, acompañado por el pianista chino Lang Lang, al que ya he dedicado artículos en este cuaderno digital y, finalmente, Alegría.

Nos quedamos con la letra y música de la canción guía de este proyecto de vida, Jamás desaparece lo que nunca parte, porque estoy de acuerdo con algo muy importante para caminar despiertos en este mundo tan desabrido y lleno de sobresaltos cada día: jamás desaparece lo que nunca se olvida:

Día y noche rugía
El fuego encendido de un sol que no mira
Del cielo el desprecio de un fin que avecina
La siembra y la ruina de un Dios que no afina

Duelo y enjambre de espinas
Cruzando el umbral de la puerta encendida
Haciendo del aire una amarga salida
Regando de nardos la calle sin vida

El juez cerró lo nuestro
La sala se apagó
No queda nadie

El baile se termina
Y el dragón se lo llevó
Y ahora arde

Y ahora arde
El tímido consuelo ahora arde
Ahora arde
La fe destartalada y el recuerdo arde

Un despertar bajo nía
Y un rumbo trenzado con almas vacías
Las niñas los palios que aguantan la rima
Y el mundo despierta con cruel letanía

Sentencia sostenida
Y el ángel susurró: ¡Que empiece el baile!
Lánguida sonrisa emocionada por saber que a veces aire

Y ahora aire
Sabiendo que mi todo está en el aire
Ahora aire
Jamás desaparece lo que nunca parte
Ahora aire

Si anuncio este hallazgo de una isla desconocida llamada El Oripandó, es porque los que vivimos en Andalucía respetamos su identidad flamenca y a sus cantoras y cantores. Antonio Orozco y José Mercé lo son de origen y de cuna. Llevamos la luz con el tiempo dentro, como Juan Ramón Jiménez entendía su pueblo y las personas que vivían en él, aprendiendo cada día a escuchar la vida de nuestro alrededor y llevarla al cante. Luis Cernuda hizo un retrato precioso del andaluz porque somos un enigma a pesar de la luz interior que el dolor de nuestra historia no olvida, siempre con el tiempo dentro, amor desbordante, pasión en nuestra música que acompaña siempre la alegría y calma el dolor, que compartimos hasta buscar la luz con el tiempo fuera, como escuchaores y escuchaoras de todo lo que se canta con el dolor de esta tierra. Nos tratamos como hermanos, cuando a veces no sabemos si somos amigos o seres lejanos, aunque lo único que sabemos, en tiempos políticos, es que unos de otros -no inocentes- lejos estamos.

El quejío del flamenco, como escuchaor, no resbala por mi piel, sino que la modifica para siempre. Escuchar ahora a Mercé me ayuda una vez más a comprender el dolor actual de esta tierra como un elogio de la caricia o, si quieren, una exaltación de su impacto en mi alma de secreto, para honra de Andalucía y sus gentes, tal y como lo aprendí de las palabras de García Lorca pronunciadas en Granada hace tan solo cien años, en el primer concurso de cante jondo celebrado en 1922, hace tan solo cien años: «A todos los que a través de su vida se han emocionado con la copla lejana que viene por el camino, a todos los que la paloma blanca del amor haya picado en su corazón maduro, a todos los amantes de la tradición engarzada con el porvenir, al que estudia en el libro como al que ara la tierra, les suplico respetuosamente que no dejen morir las apreciables joyas vivas de la raza, el inmenso tesoro milenario que cubre la superficie espiritual de Andalucía y que mediten bajo la noche de Granada la trascendencia patriótica del proyecto que unos artistas españoles presentamos». O el que han presentado recientemente bajo el nombre de El Oripandó, dos artistas de alma andaluza, Antonio Orozco y José Mercé, de cuyos nombres, ahora, quiero expresamente acordarme.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

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