La otra mirada

RAMON MASATS

Ramón Masats, Mercado de San Antonio (detalle). Barcelona 1955

Sevilla, 4/VII/2020

Ocurrió en el informativo de la noche. El presentador comentó que se había inaugurado una exposición retrospectiva en Madrid sobre el fotógrafo Ramón Masats. Pasaron rápidamente fotografías icónicas de este profesional que tanto nos ha contado sobre la historia de España en la posguerra. Fui rápidamente al ordenador, recuperé la emisión del citado informativo y capturé una instantánea de la fotografía mágica en los minutos finales, en los que pude captar la imagen de esta niña, que se me antojaba desde que la vi como perteneciente a una de las dos Españas de Machado. Esta imagen está incluida en la exposición Ramón Masats Visit Spain, que puede verse dentro de la programación de PHotoESPAÑA en el espacio Tabacalera de Madrid hasta el 12 de octubre.

La colección lleva un título que tampoco es inocente: «Entre 1955 y 1965 Ramón Masats recorre la geografía de España con su cámara y una obsesión en su cabeza: retratar los tópicos con los que la cultura oficial, bendecía los valores patrios. Iniciaba entonces su carrera como colaborador de varias publicaciones, y este viaje le permitió el desarrollo de un trabajo innovador que revolucionó el triste panorama de la fotografía oficial, todavía enredada en su dependencia de los cánones estéticos que el orden clásico imponía a la nueva disciplina. En el tiempo, el trabajo de Masats coincide con el fin de la autarquía del Régimen de Franco y con la apertura diseñada por el gobierno con la creación del Ministerio de Información y Turismo (1951), y el Plan Nacional de Turismo (1953). Visit Spain fue ese primer mensaje que utilizó la propaganda oficial». De ahí el título de la exposición.

Sorprende la imagen, titulada Mercado de San Antonio, Barcelona 1955, porque aparecen hombres en torno a unas mesas con libros, probablemente dentro de la lonja, en la que aparecen hombres, solo hombres, hojeando libros apilados sobre las mesas de tijera, humildes, sencillas, con libros de títulos desconocidos. Deducimos que era domingo, porque se aprecia que iban vestidos «de ese día» y porque se sabe que en este mercado los domingos lo dedicaban a la compraventa de libros, cromos y cuentos: «También se incorporarían libreros y coleccionistas los domingos dando origen al Mercado Dominical de Sant Antoni. Hoy es un mercado especializado en libros nuevos y antiguos y coleccionismo tradicional de postales, sellos o revistas y donde también encontrarás todo tipo de oferta vinculada a nuevas aficiones y colecciones como los cromos, los videojuegos o las películas» (1). Una imagen que captó con su magia tan particular Masats, fotógrafo de la verticalidad, en la que entraba en plano la niña sentada en un banquillo, con un cuento en las manos, pulcramente vestida (de domingo) y con la mirada fija en la cámara, posando para la posteridad del país.

KOWASA PORTADA

Era otra mirada, inocente mirada, con el mensaje directo de Machado aunque ella no lo supiera: “El ojo que ves no es ojo porque tú lo veas; es ojo porque te ve”. Al verla ayer, sentí que me miraba aquella España de mi niñez madrileña, como si quisiera interrogarme sobre qué estamos haciendo en la actualidad, alejándonos cada vez más de la educación y la cultura, como si fuéramos en este aquí y ahora los mayores que estaban a su espalda, hojeando libros, ajenos a lo que estaba sintiendo ella, distraídos de la vida. Como ocurre con las ideologías, las fotografías nunca son inocentes porque siempre hay un ojo humano detrás que ordena. Me pasó cuando supe del fallecimiento del fotógrafo francés Marc Riboud en 2016, que muchas personas recordarán por su famosa fotografía de la chica con la flor, por cierto, no inocente. He conocido el hilo conductor de su profesión, por una frase de un especialista en los cuidados del ojo, del siglo XIII, Pietro Spanno, que llegó a ser Papa bajo el nombre de Juan XXI: “El ojo es un miembro noble, redondo y radiante. Ver es el paraíso del alma”. Ese es el secreto y la magia del ojo humano cuando ordena el clic que fija momentos especiales de la vida para la posteridad. Igual que cuando se fotografía el dolor o la muerte, muchas veces con alto riesgo personal de profesionales excelentes, comprometidos, facilitando imágenes recientes que desgraciadamente ya son habituales para el procesamiento de nuestra retina y que tanto nos hacen pensar, cumpliendo su función.

MARC RIBOUD

Dije algo en aquella ocasión que recupero ahora en mi rincón de ver la fotografía de Masats: hay fotógrafos y fotógrafas que retratan almas especiales, en blanco y negro, como Marc Riboud,  Robert Capa, Kati Horna, Sebastião Salgado o Ramón Masats, ¿por qué no?, que valoramos hoy de forma especial porque muchas veces estamos ciegos ante el color que dio al mundo la creación transcendental del hombre y la mujer, que tuvieron la oportunidad de ver durante un tiempo el paraíso de sus almas. Gracias, hoy, a ellos y a tantos profesionales anónimos que aun jugándose a diario la vida nos han aportado y entregan tanta verdad a través de sus ojos, como aprendimos un día de Machado, ya que no son ojos porque los veamos, sino que son ojos porque a través de sus fotografías nos ayudan a contemplar y amar mejor la vida. Ya lo dijo en una ocasión Marc Riboud: «Sólo miran bien los niños: son inocentes y miran excitados, con atención, no son intelectuales».

NOTA: la imagen de Marc Riboud se recuperó el 31 de agosto de 2016: http://cultura.elpais.com/cultura/2016/08/31/actualidad/1472636848_761527.html

(1) https://www.mercatdesantantoni.com/es/quien-somos.htmlhttps://www.mercatdesantantoni.com/es/quien-somos.html

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

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