
Sevilla, 25/IX/2020
Así lo sintió Miguel Hernández, en su difícil vida y obra, expresándolo de forma muy especial en El otoño triste:
Ya el otoño frunce su tul
de hojarasca sobre el suelo,
y en vuelo repentino,
la noche atropella la luz.
Todo es crepúsculo,
señoreando en mi corazón.
Hoy no queda en el cielo
ni un remanso de azul.
Qué pena de día sin sol.
Qué melancolía de luna
tan pálida y sola,
ay que frío y ay que dolor.
¿Dónde quedó el calor
del tiempo pasado,
la fuerza y la juventud
que aún siento latir?
Se fue quizás con los días cálidos,
de los momentos que a tu lado viví.
Y así esperando tu regreso,
otro otoño triste ha llegado sin ti .
Me resisto a vivir esta estación con su halo de tristeza, pero escucho a Miguel Hernández y aprendo su forma de sentir la llegada del otoño con palabras bellísimas. Es verdad que la hojarasca suena ya de una forma especial, que la luz de cada día languidece en una competición pausada de día y noche, falta el color azul que tanto nos ha pintado el verano, el sol lucha por hacerse presente entre tanta nube recurrente, mengua la luz lunar sin descanso, ausentándose de puntillas el calor. Acudo puntualmente a mi rincón de pensar con la ilusión de que todo lo que espero llegue a tiempo, a pesar de la tristeza que Miguel Hernández anuncia por su soledad sonora, por sus ausencias, acompañando de la mano al otoño.
Cuando estoy cerca de Miguel Hernández en este otoño vírico, triste pero digno, deseo comprometerme cada día más con el respeto activo de la memoria histórica y democrática en nuestro país. Él dijo antes de morir que «Aunque el otoño de la historia cubra vuestras tumbas con el aparente polvo del olvido, jamás renunciaremos ni al más viejo de nuestros sueños». Esa tristeza sí la comprendo bien y me lleva a no participar en silencios cómplices bajo el paraguas del otoño de la Transición, a secas, porque no podemos renunciar a nuestros sueños de paz y libertad que, recordándolo hoy, fueron también de él, de un poeta ejemplar y digno.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.
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