Futuro imperfecto / 2. Todo dependerá de las Kas con que se contemple la vida

Sevilla, 2/VII/2021

La afirmación ha hecho estragos con el campeonato europeo de fútbol, porque la propaganda para contemplar los partidos ha supuesto un problema en muchos hogares por el famoso síndrome de la última versión. ¿Cómo ver un partido, con inmersión garantizada incluida, si no tengo un televisor inteligente de 8K? Y la publicidad ha hecho estragos económicos en bolsillos maltrechos muchas veces, porque lo que dicen que ofrece esta tecnología es el no va más de lo que se puede contemplar cómodamente desde el sofá de casa. Mucho más después de lo que hemos pasado con la pandemia, sobre todo por la ausencia humana de los campos de fútbol, aunque a mí esta música cuasi militar nunca me supo levantar, dicho sea de paso y con todos los respetos.

He repasado la citada propaganda y verán que no tiene desperdicio. Comencemos.

1. ¿Qué es 8K? Algo muy “sencillo y asequible”, una tecnología de la imagen en los televisores, por ejemplo, que permite contemplar la transmisión de cualquier evento con una pantalla con 7.680 píxeles horizontales y 4.320 píxeles verticales para un total de aproximadamente 33 millones de píxeles. La «K» en 8K significa Kilo (1000), lo que significa que un televisor ha alcanzado un horizonte de resolución de aproximadamente 8.000 píxeles. Me imagino un concierto dirigido por Gustavo Dudamel con esta tecnología de grabación y reproducción, porque tengo que confesar de nuevo que el fútbol no es mi pasión actual. Más tarde hablaremos de ese deporte “rey” (aunque a veces vaya desnudo…), porque tengo que reconocer también que ahora es su momento.

2. La frustración está servida porque esta tecnología mejora nuestra percepción cerebral cuatro veces, es decir, hablando de imágenes tiene cuatro veces más píxeles que un televisor 4K, otro tipo de resolución UHD, fundamentalmente porque los píxeles son tan pequeños que no se pueden distinguir ni siquiera de cerca. El síndrome de la última versión se afianza poco a poco y toda la publicidad intenta demostrar que lo que tenemos en casa no es igual, es decir, se ha quedado obsoleto. Para que lo tengamos claro de una vez como consumidores probablemente irresponsables: la resolución en televisores 8K es 4 veces mayor que la de los televisores 4K UHD y 16 veces mayor que la de los televisores Full HD. Para que nos vayamos enterando.

3. Dicen que con esta tecnología se ve sudar a los delanteros que aprecian los seguidores más apasionados, con la garantía de que son los más famosos porque son los que más veces aparecen en pantalla: “Ver sudar al delantero a la hora de ejecutar un penalti o seguir al milímetro la curva del balón en el aire. La altísima resolución de los televisores 8K hace sentir al espectador que está mirando a través de la pantalla, no a ella. Es la gran experiencia audiovisual inmersiva”. ¿Cómo nos vamos a perder eso? Estar o no inmersos en lo que está pasando, esa es la cuestión.

4. La necesidad está creada y este campeonato europeo está siendo la ocasión para no perdernos nada de lo que nos dicen que se ve, se siente y está pasando. Me imagino qué pasaría si se hiciera esta publicidad con un concierto de música. Veríamos a Dudamel, por ejemplo, atusándose su alocada cabellera en pleno concierto, sudando también y no descomponiendo su figura. Pero eso es harina de otro costal: “Un 43% de los europeos planea comprar una televisión para estar entretenido en el hogar, según un estudio realizado por Ipsos. Buscar la forma de que los aficionados vivan los goles de su equipo desde casa como si estuvieran en el estadio se ha convertido en una prioridad para ingenieros, diseñadores, realizadores y organizaciones deportivas. La calidad de imagen 8K, con cuatro veces más píxeles que el 4K, y la capacidad de los televisores “X” de mostrar el 100% del volumen de color, lo que les permite alcanzar el máximo detalle de la imagen en movimiento, es la experiencia televisiva por excelencia. “Si el contenido está bien capturado y enviado a un televisor 8K, uno debería quedar impresionado con la claridad y nitidez general de la imagen”, comenta Chris Chinnock, director ejecutivo de la Asociación 8K”. ¿Se diría esto de un acto cultural, de un concierto de música clásica, por ejemplo?

5. La publicidad no es inocente, una vez más, y la ciencia viene a demostrarnos que la pregunta está servida en este contexto: ¿cómo nos vamos a perder ese avance científico si dicen que el cerebro es el que decide con qué imagen quedarse de todo lo que estamos viendo: “Las imágenes se crean en el cerebro, por lo que cuando vemos una que es más realista, resulta más fácil para el cerebro aceptarla. En otras palabras, con 8K puedes sentirte como si estuvieras realmente en el campo”, señala Chinnock. Ahí queríamos llegar: con esta tecnología todo pasa como si estuviéramos físicamente, realmente, emocionalmente, donde están pasando las cosas. Y esa decisión tan importante la toma exclusivamente mi cerebro (y las multinacionales del sector).

6. Esta tecnología K nos abre, además, múltiples posibilidades de contacto y de relación con los demás, incluso aunque estén a miles de kilómetros de distancia, sabiendo que yo no me muevo y que sigo en mi casa solo como la una: “La forma en la que se consume la televisión ha cambiado en los últimos años. Antes, se comentaban los programas o los partidos con los colegas de al lado. Hoy, además, se ven las estadísticas del juego y las noticias sobre el programa en tiempo real y se debate sobre ellos en las redes sociales. En ocasiones, a la vez que se juega un partido de fútbol en el campo, se disputa otro simultáneo en plataformas como Twitter. A veces los usuarios teclean a toda velocidad. Solo desde España en un único partido se han llegado a publicar más de un millón de tuits, según datos de Kantar Media. O lo que es lo mismo, unos 10.000 por minuto”. Alucinante.

7. Para rematar, nos insisten en que el tamaño sí que importa. Me lo temía: “La experiencia del espectador también cambia según el tamaño de la pantalla del televisor. Desde la asociación UHD SPAIN indican que el tamaño es un elemento fundamental, “a tener en cuenta cuando, además de información, se quieren comunicar y transmitir sensaciones”. “Hay producciones audiovisuales que están concebidas para ser vistas en pantallas que ofrezcan un ángulo de visión grande. Para transmitir sensaciones de inmersión, transportando al espectador a la escena, es más fácil en pantallas grandes que en pequeñas”, señalan”. ¡Qué hago yo con el televisor de toda la vida, que parecía grande hace un año y ahora me dicen que de inmersión nada, que lo que tengo no sirve y que me olvide de las sensaciones extraordinarias que sólo me garantizan muchas K! La frustración está servida con una definición de libro: sentimiento displacentero de incompletud que surge como consecuencia de un conflicto psicológico no resuelto. Encima eso, porque… ¿no estábamos hablando sólo de “Kas”?

El futuro imperfecto está servido con esta tecnología, aunque es verdad que como toda tecnología de doble uso, abre unas posibilidades extraordinarias en campos de la ciencia, como por ejemplo la medicina, que serán una auténtica revolución. Cada cosa en su sitio. La verdad es que prefiero apagar el televisor que tengo ahora con muchas menos K y salir a la calle para disfrutar de lo que mis ojos ven y contemplan en una inmersión continua con la vida. Sigo a pies juntillas lo que un día ya lejano aprendí de Antonio Machado, porque tengo que confesar que me ha ido muy bien en la vida: “El ojo que ves no es ojo porque tú lo veas; es ojo porque te ve”. Además, en ese paseo voluntario por lo que me apetece ver, vuelvo en este mes de julio a mi caja de sueños no teledirigidos, que contiene centenares de negativos para repasar una vida llena de blanco y negro en mi infancia y de un inmenso color después, fundamentalmente porque nunca quise ser ciego al color, como pasaba a los habitantes de las dos islas de la Micronesia, Pingelap y Pohnpei, que nos dio a conocer Oliver Sacks en un libro precioso, La isla de los ciegos al color.

La vida es algo más que el blanco y negro, que los grises, que las Kas de las nuevas tecnologías sin más, porque el cerebro está preparado para interpretar todos los matices cromáticos de la vida sin dejar ninguno atrás, la vida de cada una, de cada uno, que es lo más parecido a veces a una fotografía o película en blanco y negro, con la acromatopsia ética que corresponda, mucho más presente que nunca en este tiempo de coronavirus, recuperando esos momentos que tanto nos reconfortan y que nos devuelven felicidad. Hasta que un día revelamos los negativos de nuestra vida, guardados con esmero en una caja de sueños, devolviéndoles la vida real que contienen en su discreto encanto del color o del blanco y negro, según la luz del momento, con todos sus matices (píxeles) sabiendo que a veces, en nuestra persona de secreto, tienen el tiempo dentro y con un color especial. Algo que nunca me ofrecerán millones de píxeles ordenados en Kas, tanto en el presente como en el futuro imperfecto actual.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo, no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada. 

4 respuestas a «Futuro imperfecto / 2. Todo dependerá de las Kas con que se contemple la vida»

  1. Muy bueno el artículo, el video que aparece al principio lo resume perfectamente. Una pregunta, mencionas con frecuencia a Dudamel, ¿por qué?

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    1. Fundamentalmente, porque admiro su trayectoria personal y profesional, así como su calidad en la dirección orquestal. Transmite fuerza y sensibilidad extremas en determinadas obras. Últimamente, porque su estancia en este país ha servido para seguir cuidando el futuro musical de muchos jóvenes. Personalmente, lo agradezco y reconozco.

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      1. Gracias por tu respuesta, para mí su recuerdo llega cargado de tristeza y de muchas lágrimas derramadas, muchos futuros truncados, muchas historias que no llegaron a escribirse y que no se escribirán. Saludos.

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