Mohamed Katir o de la Nada al Olimpo

Sevilla, 11/VII/2021

En tiempos de superestrellas del deporte, de sueldos millonarios y hasta casi insultantes, de apuestas deportivas con publicidad no controlada, de jugadores de todo tipo que se convierten en mercancía pura y dura en el gran Mercado del Deporte, hablar de un deportista de élite, Mohamed Katir (Alcazarquivir, 1998), hijo de emigrantes -su madre marroquí y su padre egipcio, de los nadies desde hace muchos años-, es un deber ciudadano al compartir su seña de identidad de este país (está nacionalizado como español desde 2019), que tanto los maltratan en determinadas esferas políticas, sociales y laborales para vergüenza y sonrojo de muchos. Sus padres llegaron en patera hace ya muchos años y tuvieron una vida muy difícil de integración social en este país.

Él mismo lo ha manifestado con una frase rotunda: vengo de la nada. Es verdad, porque su vida no ha sido fácil desde que llegó a España a la edad de cinco años. Ha corrido mucho para llegar donde está ahora, aunque su acceso a la élite deportiva no llegó hasta los 18 años, con un reconocimiento mundial en estos momentos y que se refrendará con su participación en la próxima Olimpiada de Tokio, representando oficialmente a España en la modalidad de 5.000 metros. Su nombre ha saltado a los medios de comunicación al haber obtenido el pasado viernes 9 de julio, en Mónaco, el récord nacional de los 1.500 metros en pista al aire libre, bajando el crono que mantenía Fermín Cacho desde 1997.

Ha vivido en Huesca y desde hace muchos años en Mulas (Murcia), sintiéndose siempre representante de ese pequeño pueblo porque se lo ha dado todo, fundamentalmente por su acogida a él y a su familia para vivir dignamente. Se siente muy feliz allí, aunque en relación con su especialidad de atletismo las condiciones que tiene en ese pueblo no son las adecuadas. Es una realidad que no tienen pista de atletismo y habitualmente ha entrenado en un descampado de tierra, subiendo hacia el monte, a la sierra de Espuña, junto a las oportunidades de los últimos tiempos al poder entrenar ya en los Centros de Alto Rendimiento (C.A.R.) del deporte español, con estancias en el CAR de Sierra Morena en Granada.

Katir corre siempre con un calcetín de cada color y con zapatillas de una prestigiosa marca de color rosa, con placa de carbono, espumas superreactivas y mini garras de grafeno en la suela en lugar de clavos. Lo mejor de lo mejor para alguien que viene de la nada, que lee y escribe preferentemente poesía, que sabe cuáles son sus orígenes y que prefiere tener los pies en el suelo antes que sentirse una estrella. Está demostrando con su tenacidad y esfuerzo que puede pasar en unos días de la Nada al Olimpo. Un ejemplo que observo y comparto con respeto, para no olvidar en la carrera diaria de la vida de todos, de cada uno.

Lo manifestado anteriormente me ha traído a mi memoria de hipocampo la historia paradójica de lo narrado hoy con lo ocurrido en 2012 a Samia Yusuf Omar, la atleta somalí que corrió entre todos los infiernos, que me ayudó a conocerla mejor, aunque era una experiencia desgarradora leer su joven trayectoria inhumana. Me imagino cómo le sonarían los aplausos en su carrera en los Juegos Olímpicos de Pekín (2008), a pesar de llegar la última y diez segundos después que sus competidoras. La verdad es que desconocía su existencia. Pero la noticia de su muerte en el mar, dada oficialmente en aquellos días como desaparecida al zozobrar el cayuco en el que viajaba desde Libia a Italia hacia una parte soñada, que buscaba Occidente para alcanzar una vida diferente, no me dejó tranquilo.

No era ni la más rápida, alta, ni la más fuerte, es decir, corría por las antípodas del espíritu olímpico en estado puro (Citius, altius, fortius). Pero demostró que el afán de superación es capaz de permitirte participar en muchas carreras de la vida, aunque llegues tarde. Y triunfar, finalmente, aunque en este caso es estremecedor leer e interiorizar lo ocurrido. Por eso sigo luchando para construir otro mundo, que es posible, aunque a veces llegue también tarde en determinadas carreras existenciales que otros preparan mejor. Se lo agradecí en ese momento a Samia por su ejemplo, impresionante, demoledor, con un sentimiento de culpa si no hacemos, no hago, todos los días algo más por los emigrantes en nuestro país o aquí en Sevilla, sin ir más lejos, que también sueñan en alcanzar orillas legítimas, en la clave que escribí un día como top mente.

No la he olvidado al escribir hoy sobre la bella historia de Mohamed Katir, porque tengo el deber de interiorizar el espíritu de lucha sin descanso y superar la carrera en la calle que me corresponda correr en mi mundo público, de todos, y en el de secreto. Con espíritu olímpico, aunque la verdad sea que no siempre somos los más rápidos, los más altos, ni los más fuertes en la Olimpiada de la Vida. Conviene que no olvidemos, con humildad, que muchos venimos de la Nada, como Katir. De ahí su gran ejemplo.

NOTA: la imagen se ha recuperado hoy de Mohamed Katir bate el histórico récord de España de Fermín Cacho (eldesmarque.com)

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo, no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.