La sonrisa roja sobre una mesa verde

Alex Katz, La sonrisa roja, 1963 (óleo sobre lienzo.  200 × 292 cm, actualmente en el Whitney Museum of American Art, en Nueva York)

Sevilla, 10/VI/2022

Mañana se inaugura una exposición temporal en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, el Museo de Todos, una retrospectiva sobre el pintor norteamericano Alex Katz (Nueva York, 1927), una de las principales figuras de la historia del arte americano del sigo XX y precursor del arte pop y del expresionismo abstracto, que todavía sigue en activo. Esta exposición “permite realizar un recorrido por los temas habituales de Katz: sus retratos en solitario, duplicados y de grupo, alternados con sus reconocibles flores y envolventes paisajes de vivos colores y fondos planos”.

De las cuarenta obras seleccionadas para la exposición, me he detenido en dos que me han impactado sobre las demás: La sonrisa roja, 1963 (óleo sobre lienzo.  200 × 292 cm, actualmente en el Whitney Museum of American Art, en Nueva York) y Mesa verde, 1996 (óleo sobre aluminio.  122 x 274 x 91 cm, perteneciente a una colección privada). Hasta aquí las reseñas oficiales, pero como ya lo expresé en relación con una obra que guardo con cuidado en mi clínica del alma, Emocionarte. La doble vida de los cuadros, Premio Espasa 2020, un premio literario otorgado desde 1984 por la Editorial Espasa Calpe para la difusión de trabajos periodísticos y sobre el que escribí un artículo publicado en 2020 durante la pandemia, Cuando un cuadro habla y nos emociona, las comento ahora porque provocan un sentimiento de plenitud en mi alma de secreto, aunque sé que la emoción es algo muy diferente del sentimiento. Es un estado afectivo pasajero pero de alcance incalculable. El sentimiento, por el contrario, nos deja con un afecto permanente hacia algo o alguien. Somos emocionentes, personas que vivimos las emociones de una forma muy especial y que intenté describir también en un relato publicado en este cuaderno digital en 2010, Emocionentes, que lo recuerdo hoy especialmente hoy porque creo que explico en él la forma de vivir plenamente las emociones en nuestra vida. Emocionarme y fijarla en mi alma como sentimiento de plenitud, es lo que me ha ocurrido hoy al descubrir la obra de Alex Katz.

En relación con La sonrisa roja, rápidamente la he asociado con la fuerza de este color base, en la impresión primera del mismo al figurar en él como un fondo plano característico en la obra de Katz, en tiempos de rictus tristes y de acromatopsia total o ceguera al color de la vida, algo que definió magistralmente Oliver Saks en su obra La isla de los ciegos al color, que tantas veces he citado en este cuaderno digital. Este país nos mostró durante la dictadura una aversión total a ese color y crecimos en mi generación con mucho cuidado de aproximarnos a él, porque más que una muestra de la escala cromática era una muestra de ideología malsana e incluso un insulto cuya derivada podía costarte la vida. Siempre recuerdo que este color fue para la dictadura el motivo de la representación social de Federico García Lorca que justificaba su asesinato. Que hoy haya descubierto esta sonrisa de Katz, proyectada en una mujer, su esposa Ada, me ha emocionado, llevándome a un sentimiento de agradecimiento anímico en tiempos revueltos. Algo muy importante a señalar es que el color rojo, junto a otros, lo representa en esta obra Ada, la compañera de vida de Katz, de la que llega a decir que como musa principal en su obra pictórica “es una de las personas más atractivas y bellas que he conocido nunca. Siempre he tratado de plasmar eso, pero me resulta imposible” (1).

Alex Katz, Mesa verde, 1996 (óleo sobre aluminio.  122 x 274 x 91 cm, perteneciente a una colección privada)

Mesa verde, me ha causado otra impresión diferente, la de estar así representadas las personas como bustos silenciosos que ante los demás son cabezas cortadas, sin nada más que decir, a modo de objetos de colección, de frente y de espaldas a la vida, aunque probablemente, para Katz, signifiquen mucho en el ámbito de su memoria histórica, presidida una vez más por Ada, en el centro de su obra y vestida de rojo.

Junto a estas impresiones que comportan emociones y sentimientos, he descubierto también algo importante en la vida de Katz, al contestar en una entrevista en 2020 a la siguiente pregunta: “Para usted qué es más importante, ¿el dinero o el respeto? El respeto, desde luego. El dinero… Si mi objetivo hubiera sido ganar dinero te aseguro que habría ganado mucho más. El precio que están pagando determina tu posición social en el mundo del arte, pero no da una indicación de lo que los demás piensan de ti”. Hoy, pienso que tiene también mi respeto como artista, porque ha logrado emocionarme y sentir algo diferente al contemplar dos de sus cuadros.

(1)  Alex Katz: el pintor contemporáneo que expondrá por primera vez en el Thyssen-Bornemisza | Vogue España

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

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