Preguntas de Mayo en un mundo al revés / 4. ¿Hasta cuándo hablan los demás si ya hemos hablado nosotros?

¿Hasta cuándo hablan los demás
si ya hemos hablado nosotros?

Pablo Neruda, El libro de las preguntas, XI

Sevilla, 8/V/2023, (publicado en la serie original, Preguntas de Mayo, el 27/V/2021)

Quien hojea este cuaderno sabe que tengo un respeto reverencial al silencio, aprendido por muchos reveses de la vida y porque he sentido cansancio existencial al haber escuchado a la altura de mi película vital determinadas cosas que hubiera preferido no escucharlas nunca. Me gustaría hacer un paralelismo de la pregunta de Neruda y cambiar la palabra hablar por callar: ¿Hasta cuándo callan los demás si ya hemos callado nosotros? Creo que sería una buena respuesta sintetizada en el silencio y en el diálogo como corolario suyo, tal y como lo expresó de forma magistral Antonio Machado: para dialogar, preguntad primero; después… escuchad. Pero ahora no es así, porque hablan los demás, hablamos nosotros y asistimos a una nueva Babel en la nueva normalidad, repitiendo los mismos fallos que en la antigua, porque hablamos y hablamos pero no nos entendemos. Ni los de arriba, ni los de abajo, ni los de la derecha, ni los de la izquierda. No hay forma humana de entendernos cuando estamos obligatoriamente obligados a hacerlo, como nos lo recordaba en mis años jóvenes el poeta Rafael Ballesteros, en una composición, Ni yo tampoco entiendo, que la hizo popular el grupo Aguaviva y que lo sintetizaba en una frase que tengo grabada en mi persona de secreto: De este mundo los dos sabemos poco. Y sin embargo, estamos aquí, obligatoriamente obligados a entenderlo.

Este país va por unos derroteros de hablar todos sin parar y no callar nadie, dando igual lo que se diga, aunque asistimos a un fenómeno muy peligroso de contrarios, porque el silencio, cuando se produce, emerge como si se hubiera instalado en la complicidad anónima que no defiende a nada y a nadie, aunque veamos las mayores tropelías en nuestro mundo de alrededor, en un gesto mafioso que pensándolo bien es una lacra social que va ganando puntos a diario. No nos han enseñado a callar con dignidad. Por no hablar de los opinadores mayores del reino, colaboradores televisivos y supuestos líderes de opinión, más bien del cotilleo indecente, una nueva plaga que se extiende como una mancha de aceite y se pasan todo el día hablando por tierra, mar y aire de lo divino y de lo humano más rastrero, caiga quien caiga y cueste lo que cueste decirlo porque les resulta gratis total en sus conciencias y en sus silencios cómplices.

Con este panorama tan mediocre y preocupante, acudo una vez más a mi clínica del alma, es decir, mi biblioteca, para rescatar urgentemente un libro precioso, El arte de callar (1), recordando el primer principio de ese arte, Sólo se debe dejar de callar cuando se tiene algo que decir más valioso que el silencio, y el decimocuartoEl silencio es necesario en muchas ocasiones, pero siempre hay que ser sincero; se pueden retener algunos pensamientos, pero no debe disfrazarse ninguno. Hay formas de callar sin cerrar el corazón; de ser discreto, sin ser sombrío y taciturno; de ocultar algunas verdades sin cubrirlas de mentiras”. En definitiva, ética cerebral y social del silencio y preparación para el diálogo, en una actitud donde hablar ocupa su auténtico lugar, preguntando primero y escuchando después hasta el momento en que rompamos ese silencio porque lo que tenemos que decir es mucho más valioso que mantenernos callados.

Escribo hoy estas líneas, como vengo haciendo a lo largo de estos diecisiete años de vida del blog, porque creo que tengo que decir cosas más importantes que el silencio y porque necesito diferenciar el heno de la paja de lo que se dice e informa a diario, reteniendo algunos pensamientos, pero no disfrazando ninguno. También, porque creo en el diálogo, pero con dos fases muy claras e inalienables: preguntar siempre antes de hablar y escuchar después. Los demás hablarán siempre conmigo o para mí, si antes he hablado en ese momento clave a través de mi silencio que pregunta y escucha. No lo olvido.

(1) Dinouart, A., El arte de callar. Madrid: Siruela (4ª ed.), 2003.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

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