La navidad al revés

Sevilla, 9/XII/2021

En las lecciones de la sociedad de consumo que figuran en el libro de Eduardo Galeano, Patas arriba La escuela del mundo al revés, aparece una referencia a la Navidad que recojo íntegra en este planteamiento que hago hoy de la Navidad al revés: “No se sabe si en Navidad se celebra el nacimiento de Jesús o de Mercurio, dios del comercio, pero seguramente es Mercurio quien se ocupa de bautizar los días de la compra obligatoria: Día del Niño, Día del Padre, Día de la Madre, Día del Abuelo, Día de los Enamorados, Día del Amigo, Día de la Secretaria, Día del Policía, Día de la Enfermera. Cada vez hay más Días de Alguien en el calendario comercial. Al paso que vamos, pronto tendremos días que rendirán homenaje al Canalla Desconocido, al Corrupto Anónimo y al Trabajador Sobreviviente”. Lo que es evidente es que a la navidad la hemos dado la vuelta y es el apogeo de Mercurio desde su nacimiento en todas en todas las facetas de consumo posibles. A Jesús de Nazareth lo vemos poco, aunque al Mercado le siga interesando su existencia, porque para Mercurio su Reino imaginario es la Navidad al revés, Dadivan.

He elegido de nuevo a Eduardo Galeano como representante excelso de la denuncia de la Navidad al revés, a través de su referencia a los nadies, en su mundo de sueños, de días mágicos, de espera en la buena suerte, aunque cuando llega el momento ansiado de aproximarse al día mágico de la suerte constaten que todo sigue igual, que nada cambia en la vida. La lotería, la noche de paz, la fiesta de fin de año, el día de los Reyes Magos, con el ritual de la buena suerte en la sacrosanta Navidad, son solo momentos prefabricados para que los nadies descubran que no son dueños de nada, que siguen siendo ningunos y ninguneados por la vida y que su Banco sólo es el de Alimentos.

Galeano expone un catálogo de etiquetas sociales a título de ejemplo, para reconocer a los nadies, demostrando que estamos profundamente equivocados al ignorar a determinadas personas dignas en su forma de ser y sentir diferente porque, aparentemente, tienen menos aunque más son. Bastaría repasar las etiquetas que ponemos a las personas cercanas para descubrir que las estamos calificando a veces como nadies. Esta Navidad podría ser diferente si repasáramos este cuestionario ético y descubriéramos que determinados nadies próximos son alguien o algunos en nuestras vidas. Esa es la verdadera razón de buscar el sentido de la navidad al derecho, que no al revés.

Los nadies

Sueñan las pulgas con comprarse un perro
y sueñan los nadies con salir de pobres,
que algún mágico día
llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer,
ni hoy, ni mañana, ni nunca,
ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte,
por mucho que los nadies la llamen
y aunque les pique la mano izquierda,
o se levanten con el pie derecho,
o empiecen el año cambiando de escoba.

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados.

Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folclore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal,
sino en la crónica roja de la prensa local.

Los nadies que cuestan menos que la bala que los mata.

CIUDADANO JESÚS (2ª edición, revisada y aumentada)

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

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