Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folclore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal,
sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies que cuestan menos que la bala que los mata.
Eduardo Galeano, en Los nadies
Sevilla, 9/VIII/2020
Ayer leí una frase en un obituario singular dedicado por Juan Arias a Pedro Casaldáliga, un obispo español casi desconocido pero que era reconocido y apreciado por los nadies de su pueblo querido en Brasil donde vivió con ellos como uno más, que me sobrecogió profundamente al conocer la noticia de su fallecimiento: “Si Casaldáliga era el obispo de los olvidados, de los sin nombre, también decía que su corazón estaba lleno de nombres. “Al final de la vida me dirán: ¿Has vivido? ¿Has amado? Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres”. A pesar de haber sido nombrado obispo de São Félix do Araguaia, en el Matto Grosso, un territorio del Amazonas tan extenso como Grecia y hasta su fallecimiento a los 92 años, siempre estuvo lejos de la Iglesia oficial romana y cerca de los que menos tenían en esa región selvática desde que llegó allí en 1968. Comentaba con sus amigos que había recorrido esa gran extensión de tierra a caballo, porque no quería diferenciarse de las personas a las que tanto amaba. Era el profeta de los olvidados, de los sin nombre, de los nadies de Galeano en Brasil.
Hablo hoy de Pedro (“Llamadme Pedro a secas”, decía) porque fue un guía para mí en mis años de juventud. Hablo de hace más de cincuenta años, cuando los dos éramos jóvenes, yo bastante más que él. Eran años muy difíciles de la dictadura en este país y los jóvenes buscábamos alternativas a una forma de vivir que no nos gustaba y porque creíamos que teníamos que comprometernos con la liberación del pueblo, unos a través del sindicalismo y de la política, movimientos clandestinos ambos; otros, como era mi caso, a través del cristianismo de base, donde la teología de la liberación que empezaba a emerger en Latinoamérica nos parecía un modelo muy honrado y comprometido para encarnarnos con la realidad de los que menos tenían en este país. Nombres como Helder Cámara, Camilo Torres, Paulo Freire, Pedro Casaldáliga, Monseñor Romero y Ernesto Cardenal, entre otros líderes anónimos, eran referentes para muchas personas que queríamos transformar este país desde el compromiso social activo y revolucionario.
Pedro amaba la poesía. Conservo un libro escrito por él, Todavía estas palabras, donde tengo marcada una página con un poema, Te llamarán poeta, que comparto hoy con la Noosfera:
Te llamarán poeta
para reírse de tus razones
que desentonan de su razón;
para zafarse de tu Evangelio
que les cuestiona a su propio Dios.
Te llamarán profeta
para exigirte lo que no son,
para llevarte hasta la muerte,
y darte un póster en su salón.
Pedro forma parte de la galería de los imprescindibles de Bertolt Brecht. Recomiendo conocer su obra profética en São Félix a través de dos páginas web que recogen su obra escrita de forma muy completa: https://casaldaliga-causas.org/es/ y http://www.servicioskoinonia.org/Casaldaliga/.
En la primera, una sola frase resume excelentemente su obra prodigiosa de dignificación de la vida humana: “En 1968, Pedro Casaldáliga llegó al Araguaia, una tierra olvidada en la Amazonía brasileña, donde la única “ley era la de 38”. Entonces, abierta y radicalmente, optó por los peones y los indígenas que eran explotados por grandes terratenientes. Cincuenta años después, más de 15 comunidades rurales se han “conquistado” al latifundio y cientos de campesinos sin tierra e indígenas han recuperado sus tradiciones. El trabajo de Casaldáliga y su equipo ha sido crucial para que hoy el tejido social de Brasil sea activo y comprometido”.
Junto a las dos direcciones anteriores, para quien esté interesado en conocer la obra de Pedro, recomiendo también una tercera referencia, porque tengo en ella una parte de mi corazón, al poder compartir también en este cuaderno digital una publicación en una revista de compromiso activo, Misión Abierta, dedicada completamente a Pedro, en 1973, que subrayé casi en su totalidad, porque era un resumen concienzudo de lo que estaba pasando en esa región amazónica a la que Pedro quería llevar la libertad del alma humana, de sus habitantes, para alejarlos del poderoso caballero don dinero, el de los terratenientes para los que los olvidados, los sin nombre, los nadies, no eran nada. Me ha emocionado volver a leer muchas de sus páginas, porque he puesto en funcionamiento la moviola de mi vida y he recuperado mis ilusiones por cambiar el mundo, primero en este país que estaba bajo una dictadura sin compasión y para llevar a la sociedad un mensaje de libertad y transformación social para compartir la dignidad básica que todo el mundo merece por el mero hecho de ser personas. Sobre todo, la de los nadies en tiempos de la dictadura que con tanta facilidad olvidamos en este país.
Hoy sólo me queda dar las gracias a Pedro, con profundo respeto y gran admiración dondequiera que esté, porque en un momento importante de mi vida me ayudó a ser mejor persona. Sólo eso y no lo olvido.
NOTA: la imagen de cabecera se ha recuperado hoy de https://casaldaliga-causas.org/es/
(1) https://elpais.com/internacional/2020-08-08/pedro-casaldaliga-el-obispo-de-los-olvidados.html
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.
Debe estar conectado para enviar un comentario.