Los viajes hacia ninguna parte

Las personas abordan un avión de pasajeros de China Airlines durante una experiencia de “viaje falso” (DAVID CHANG / EFE)

Sevilla, 13/X/2020

El mejor viaje hacia ninguna parte que conozco es el que se desarrolla en la novela y después en la película del mismo nombre, de Fernando Fernán Gómez, estrenada en 1986 y con gran éxito de público. Ahora, los nuevos viajes hacia ninguna parte, son una promoción turística que se ha presentado en sociedad con motivo de la pandemia del coronavirus. Países como Singapur, Australia, Japón y Brunei, bajo la exacta denominación del título de “viajes hacia ninguna parte”, abordan esta iniciativa con objeto de cumplir un doble objetivo según las diferentes promociones: saciar la necesidad de volar de pasajeros asiduos de estas compañías y rentabilizar el coste de mantenimiento de las propias aerolíneas.

El modelo de promoción es bastante similar en todas las experiencias actuales: programa de viajes hacia lugares exóticos y lejanos a la localidad de partida, con una duración considerable en función de la extensión kilométrica del país, con llegada al mismo lugar después de unas horas de viaje, regalos personalizados, cartas de comidas y vinos de exquisiteces culinarias, así como guías turísticas detalladas mediante programas de mano, megafonía y equipos audiovisuales de los aviones utilizados para este fin. Todo pensado, como casi siempre, para los exquisitos del lugar, ¡con la que está cayendo!

La pandemia agudiza el capital y el mercado, así como el ingenio de las compañías aéreas, que han descubierto un nicho que estiman que puede ser rentable. Es verdad que muchas personas echan de menos volar y trasladarse a vivir experiencias nuevas utilizando el avión como medio de transporte preferido y, casi siempre, imprescindible por necesidad de cubrir miles de kilómetros. La necesidad de viajar casi siempre es por ir hacia alguna parte, es decir, cubrir un objetivo vinculado con acontecimientos vitales de variado tipo. Las razones profesionales son también el gran hilo conductor de uso de este transporte, pero lo que está por evaluar es el resultado de la experiencia porque probablemente lo que cause es más frustración que bienestar. El avión es un espacio reducido y continúan perpetuándose las clases sociales. Es verdad que en diez minutos la compañía Qantas (acrónimo de Queensland and Northern Territory Aerial Services), en Australia, agotó todos los billetes disponibles desde la puesta a la venta de su última promoción, siendo la escala de coste desde 500€ a 3.000€, aproximadamente. La vida se reproduce en sus valores en cada viaje y la disponibilidad de visión aérea no es la misma, salvo que se haga alguna escala y puedan utilizar las diferentes infraestructuras turísticas del país, como es el caso de Singapur en el que está previsto iniciar esta actividad turística en este mes, combinando los vuelos con estancia en hoteles, mediante escalas, vales de compra y viajes en limusina, siempre dentro del mismo país.

La falsedad que hay detrás de estos viajes a ninguna parte, ha tenido su máxima expresión en Taiwán, donde existe una promoción sin rodeos: fingir ir al extranjero por unas horas, porque la principal realidad turística es que los aviones no se mueven de la pista: “los taiwaneses se resisten a no viajar, por eso, en el Aeropuerto de Songshan en el centro de Taipéi, se les ha ocurrido una divertida idea con la que contentar a algunos ansiosos viajeros. Les ha ofrecido la experiencia de poder viajar a ninguna parte. A través de un sorteo, en el que participaron una 7.0000 personas, se escogieron 180 ganadores -60 pasajeros por vuelo- al azar, para experimentar, como si fuera real, la posibilidad de abordar un avión. Se les facilitó las tarjetas de embarque, hicieron el check-in y pasaron por seguridad e inmigración antes de subir a un Airbus A330 de la aerolínea más grande de Taiwán, China Airlines, donde los asistentes de vuelo conversaron con los pasajeros sin moverse de la pista. Y aunque no se sirvió comida a bordo, los visitantes cenaron en uno de los restaurantes del aeropuerto. También se les dio la libertad de explorar partes de la terminal y comprar en las tiendas libre de impuestos. Una experiencia completa dentro del complejo”.

También han salido al ataque los grupos ecologistas, porque la contaminación aérea es una de las principales causas del cambio climático. Hasta tal punto es verdad esta realidad que según el The New York Times, una compañía aérea, Qantas, compró recientemente compensaciones de carbono para aliviar el impacto de sus vuelos de siete horas, teniendo en cuenta que en 2018, la aviación civil mundial produjo 918 millones de toneladas de dióxido de carbono, lo que equivaldría a las emisiones anuales de Alemania y los Países Bajos juntas. También, que ante esta realidad de contaminación aérea, la Royal Brunei Airlines asegura usar un Airbus A320neo en estas experiencias, que produce muchas menos emisiones que otros aviones para tratar de paliar ese impacto ambiental.

Parece todo un guion de película en el gran teatro del mundo. Juzguen ustedes. Vuelvo a la película de Fernán-Gómez porque quiero mantener el recuerdo de su mensaje de respeto a los cómicos de la legua, que viajaban siempre hacia una misión posible para el alma humana, aunque a veces fuera a ninguna parte de la sociedad de consumo: hacer felices a quienes los veían, sabiendo que venían de lejos, interpretando la vida y la muerte de la mejor forma que habían aprendido a hacerlo: viajando por esos caminos de Dios hacia el mejor destino humano: el corazón de las personas. Y con una dolorosa transición histórica de medios y público, del teatro al cine, como suele pasar en la vida de cada uno, de todos.

NOTA: la imagen se ha recuperado hoy de https://www.lavanguardia.com/ocio/viajes/20200709/482191451448/volar-ninguna-parte-taipei-taiwan-aeropuerto-songshan.html#galeria-foto-3

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

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