Ludovico Einaudi – Petricor – Live In London 2016
Sevilla, 14/X/2020
No es la marca de un perfume de lujo, ni se la espera en los próximos años. Petricor puede vincularse etimológicamente a la fusión de dos palabras griegas, piedra (πέτρα) e icor (ἰχώρ), sangre de los dioses homéricos que destilan las piedras. Petricor no está en el Diccionario de la Lengua Española, lo que no quiere decir que no sea una palabra de utilización correcta, que proviene del ámbito científico al haber sido utilizada por primera vez en 1964 por dos geólogos australianos, Isabel Joy Bear y R. G. Thomas, en un artículo publicado en la revista Nature, Nature of Argillaceous Odor (Naturaleza del olor arcilloso).
Se puede definir como el olor que se desprende del suelo mojado por una lluvia fina, lo que de forma común llamamos “olor a tierra mojada” y que proviene, según los autores citados, como “[…] de un aceite exudado por ciertas plantas durante periodos de sequía”, que fundamentalmente se absorbe en la superficie de las rocas arcillosas. Un trabajo de investigación llevado a cabo posteriormente por científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en 2015, ha demostrado mediante filmación con cámaras de última generación, cómo se introduce en el aire este olor que captamos los seres humanos. Las burbujas que se rompen en el aire son las que contienen la efervescencia de este olor que debido a sus múltiples componentes no se ha podido sintetizar y comercializar todavía, aunque una esencia parecida ya se comercializa en la India bajo el nombre de “Esencia de Lluvia”, porque la economía de mercado casi todo lo puede. No hay que olvidar que los geólogos citados anteriormente ya citaron en su artículo de 1964 que el petricor era capturado para venderse, bajo el nombre de mitti ka attar (esencia de la tierra), en Uttar Pradesh (India).
El petricor auténtico es la combinación perfecta de la naturaleza para regalarnos su aroma natural que todavía no se envasa, afortunadamente, como el resultado de unir tres componentes esenciales en el momento de la lluvia: el ozono, que nos recuerda el olor del cloro, la geosmina, lo más parecido al moho húmedo y el petricor, que es fresco, dulce y suave, emitido principalmente por las rocas arcillosas. El ozono nos envía siempre olores, obedeciendo a su etimología, también el aroma de la tierra, la geosmina y, por último, el petricor (la sangre de los dioses) que destilan las rocas arcillosas, como mensaje de la naturaleza en otoño para que no la olvidemos y sigamos salvando el planeta. Me tranquiliza saber que el petricor en estado puro no se puede envasar para beneficio de unos pocos porque la naturaleza, tan sabia, nos lo regala cada vez que llueve de forma pausada junto a nosotros, sin nada a cambio o sí: probablemente, el respeto de no convertirlo en mercancía. Esa es su grandeza y la de Einaudi intentando captar su verdadera esencia.
NOTA: es interesante conocer el contexto artesanal e industrial del petricor en India: https://www.hindustantimes.com/more-lifestyle/mitti-attar-take-home-that-lush-smell-of-the-first-rain-trapped-in-a-bottle/story-rekOv9uFRO4g5pzDIW41dK.html
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.