El contexto de la navidad nos ofrece la oportunidad de acercarnos a los libros, cuestión que siempre me emociona, aunque me siento muy lejos del mercado del libro, por razones obvias desde mi persona de secreto. Se habla mucho de la industria del libro, sé que existe, pero hay algo que no me agrada, la mercadotecnia en torno a los llamados best sellers, literatura teledirigida en muchas ocasiones tanto para quienes escriben como para quienes editan los libros por encargo. Respeto mucho a quienes viven de sus obras como escritores o escritoras, pero también a los que entregan su conocimiento a la malla pensante de la humanidad, la Noosfera, sin recibir dinero a cambio, sólo el respeto a lo creado y reconociendo siempre su autoría, en bastantes ocasiones a cambio de casi nada y no de dinero precisamente. Soy consciente de que es un debate no cerrado y que necesita una profunda reflexión en un entorno muy próximo a la llamada accesibilidad a la cultura, que como casi todo en la vida, va por barrios de riqueza o pobreza, nunca mejor dicho.
Navegando en el mar proceloso de las últimas publicaciones, anteriormente descrito con brevedad pero con firmeza ideológica, he encontrado una isla literaria, desconocida para muchas personas, pero que me ha resultado atractiva e inquietante a la vez. Se trata de una publicación reciente de un filósofo español de proyección internacional, residente en París, Paul B. Preciado, con un título programático para entender la deconstrucción del mundo que nos rodea, Dysphoria Mundi, bebiendo en las fuentes de un filósofo francés que estudié durante bastante tiempo, Jacques Derrida, que también fue profesor de Preciado. En este cuaderno digital se puede verificar mi aproximación a Derrida, en un momento crucial de mi vida, al analizar la posible deconstrucción del cerebro digital. Como siempre hago, para no arruinar el contenido del libro citado, acudo a la sinopsis oficial porque no altera para nada su contenido, aunque en este caso y como suelo hacer siempre, considero que es imprescindible saber en primer lugar quién escribe esta obra, antes de leerla, para comprenderla mejor: “Dysphoria mundi es un diario de la transición planetaria que toma la forma de un texto mutante, hecho de ensayo, filosofía, poesía y autoficción, que busca capturar las convulsiones del fin del capitalismo patriarco-colonial. Preciado describe en esta obra las modalidades de un presente revolucionario: no algo que sucedió en un pasado mítico o que sucederá en un futuro mesiánico, sino algo que nos está sucediendo. Nos encontramos frente a uno de los libros más ambiciosos que se han escrito durante la crisis del covid; un libro-mundo donde el autor recoge los cambios que se están produciendo en todos los ámbitos sociales, políticos, sexuales… La fascinante hipótesis que nos propone Preciado aquí consiste en generalizar la noción de disforia para entenderla no como una enfermedad mental, sino como un abismo epistémico y político: el que separa el antiguo régimen capitalista, patriarcal y colonial, que conduce inexorablemente a la extinción, de una nueva forma de vida que hasta ahora había sido descalificada como improductiva y anormal, y que ha acabado revelándose como la única salida posible. Explotando todos los límites disciplinarios y sus binarismos, Preciado se afirma aquí como uno de los filósofos internacionales más importantes del momento, y consigue entregar, como ha afirmado Judith Butler, una obra «monumental»: un libro imprescindible para entender el presente y más aún para adentrarse en el futuro”.
Llevo tiempo leyendo casi todo lo que se publica sobre Paul B. Preciado, algo que me ha servido para conocer bien a esta persona y a su personaje actual. Me pasó recientemente con la última Premio Nobel de Literatura de este año, Annie Ernaux, a quien no había leído con anterioridad a su galardón y descubrí en diversas entrevistas con la autora que su vida era el guion perpetuo de su obra, de tal forma que siguiendo sus declaraciones empecé a conocerla bien a través de una de sus publicaciones que ella considera el punto de inflexión de su carrera como escritora, El lugar, un punto de partida para escribir sobre su conciencia de clase en relación con su familia y su entorno vital, lejos de sus últimas publicaciones que la mercadotecnia del libro considera como lo más relevante de su extensa obra: “Fue cuando escribí El lugar (1983), a partir de la muerte de mi padre. Utilizar la ficción me pareció una especie de traición. Sentí que no tenía derecho a transformar su experiencia real en una novela. Su fallecimiento fue brutal. Murió cuando yo tenía 26 años, me había casado con un hombre de otra clase social y me había distanciado del núcleo familiar. Con su muerte, despertó mi conciencia de clase, que hasta entonces siempre había logrado reprimir… […] Desde mi adolescencia, había reprimido todo lo que no me gustaba de mi familia. Por ejemplo, que no éramos intelectuales, sino proletarios. Nunca me reconcilié del todo con el mundo de mi padre, ni tampoco con él. No por haber escrito ese libro se solucionó el problema, aunque era lo mejor que podía hacer. Pero era mejor que limitarme a olvidar. Creo que El lugar es el libro del que estoy más orgullosa, a título individual y colectivo. Mucha gente que vivió ese mismo luto [al cambiar de clase social] se dijo que no estaba sola, puede que por primera vez…”. Creo que ella misma nos ofrece una seña de identidad a través de El lugar, lo que significa que es un buen motivo para comenzar a conocer bien su sociobiografía.
Volviendo a Paul B. Preciado, considero que es imprescindible saber quién es, para comprenderlo mejor, sobre todo cuando lo explica él mismo: “Preciado, que se define como “hombre trans de cuerpo no binario”, sabe de lo que habla. Su primer contacto con la terapia psicológica tuvo lugar a los 18 años. “Mis padres me enviaron a ver a un psicólogo porque en mi colegio de monjas de Burgos les habían dicho, literalmente, que yo no era ni trigo ni cebada”, recuerda entre carcajadas. Su padre convirtió esa expresión profundamente castellana en “una teoría de género axiomática” que le repetía sin cesar. Y Preciado la transformó, con el tiempo, en un lema personal, como miembro honorario de un colectivo acostumbrado a deformar los insultos recibidos y a convertirlos en insospechados motivos de orgullo. Pese a sus críticas, no se opone a la existencia de la disciplina que inventó Freud”. ¡Cuánto pesa en España el estereotipo de no ser ni carne ni pescado, por ejemplo! En el mismo artículo del que he tomado estas notas, se informa también que “Preciado fue lesbiana radical, individuo de género no binario y, finalmente, hombre trans desde 2016, cuando empezó a llamarse Paul, “como los esclavos cambiaban de nombre cuando compraban su libertad”. “Cuando comprendí que abandonar el régimen de la diferencia sexual significaba dejar la esfera de lo humano y entrar en un espacio de subalternidad, violencia y control, exigí un lugar dentro del régimen de género binario”, afirma en su discurso sobre la aparente contradicción que supone abogar por la abolición de este último y luego definirse como varón. Si es hombre, es por pura supervivencia. “En el contexto español, tampoco hay otras opciones, lo que sí ocurre en Alemania, Australia o Argentina, que reconocen un sexo o género no binario”, se explica. Espera, pese a todo, que las haya en el futuro”.
Lo que verdaderamente me ha llamado la atención en la entrevista citada, por deformación profesional, que la tengo, ha sido sus palabras en torno al mundo oscuro de las psicoterapias y diagnósticos terapéuticos en torno a la sexualidad “desviada” o no de los cánones al uso: “Era necesario que alguien respondiera a quienes han tenido el poder y la soberanía de analizarnos, diagnosticarnos y sentar cátedra sobre nuestras circunstancias”, decía Preciado la semana pasada en una aireada estancia, mitad comedor y mitad despacho —una pièce de vie, que dirían los franceses—, de su piso en el barrio parisiense de Ménilmontant. Hace 15 años les hubiera mandado al garete. Esta vez aceptó la invitación. “En el momento en el que estamos, con su altísimo riesgo político, la psiquiatría y el psicoanálisis no pueden seguir trabajando con conceptos forjados en el siglo XIX, a la luz de un régimen patriarcal y colonial. Es urgente que se den cuenta de su responsabilidad”. El discurso fue explosivo. Le llovieron los insultos, aunque también un puñado de aplausos. Solo pudo leer una cuarta parte del texto que había preparado, lo que hizo que decidiera publicarlo en su totalidad, bajo el título de Yo soy el monstruo que os habla (Nuevos Cuadernos Anagrama)”. Todo esto sucedió porque “En noviembre de 2019, Paul B. Preciado (Burgos, 50 años) fue invitado a pronunciar un discurso ante 3.500 psicoanalistas reunidos en el congreso de la Escuela de la Causa Freudiana, poderoso reducto del lacanismo en territorio francés, para que diera cuenta de su proceso de transición de género. Subir solo al escenario que le proponía esa asamblea hostil, formada por quienes decretaron que su cuerpo estaba enfermo, le inspiraba cierto respeto, por lo que decidió pedir auxilio a Franz Kafka. Un siglo antes de este inopinado encuentro en París, el autor checo firmó Informe para una academia. Su narrador era un mono que, después de haber aprendido el lenguaje de los hombres, se presentaba ante un grupo de altas autoridades científicas para explicarles lo que el devenir humano supuso para él. Aquel día, Preciado se convirtió en ese simio. “Es desde esa posición de enfermo mental en la que me colocan desde donde me dirijo a ustedes”, empezó. “Yo soy el monstruo que os habla. El monstruo que vosotros mismos habéis construido con vuestro discurso y vuestras prácticas clínicas. Yo soy el monstruo que se levanta del diván y toma la palabra”.
Sigo leyendo todo lo que puedo en torno a la vida de Paul B. Preciado, antes de leer sus obras, porque me parece que es un revolucionario de la deconstrucción de normas y creencias que tanto necesita el mundo actual. Sé que cuando lo considere oportuno, porque el conocimiento sobre él crea personalmente que es suficiente, comenzaré a leerlo con la atención que merece, no precisamente su Dysphoria Mundi, su última obra, sino probablemente Yo soy el monstruo que os habla, porque por lo que ya he leído y conocido de su obra, es la exposición más brillante sobre su alma de secreto y quien me conoce sabe cómo respeto el alma humana, no el mercado ni el poderoso caballero don dinero que está detrás de muchos libros.
NOTA: la imagen de cabecera es una fotocomposición personal que integra la portada del libro Dysphoria Mundi, un dibujo del propio Preciado, que ha reinterpretado el arcano del Diablo del Tarot desde los parámetros de su obra y que ha servido para diseñar la portada de este libro, así como una imagen de él obtenida de Paul B. Preciado – Axelle Mag.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.
Nunca llueve a gusto de todos, porque creo que cada persona tiene un sentido propio de la lluvia. Lo he pensado así al leer una entrevista al naturalista Carlos de Hita, que ha publicado recientemente un libro especial, Sonidos del mundo, en el que manifiesta algo que me ha conmovido: “En el Amazonas es interesante el sonido de la lluvia. En la selva, cada árbol tiene su propio sonido de lluvia, cada planta, cada hoja. Cuando deja de llover, me quedo a dormir una noche entera en Belén de Pará [Brasil], cerca de la desembocadura del río Amazonas, y se produce algo maravilloso: en la oscuridad se levanta un clamor con un orden perfecto en la biofonía. Los insectos se distribuyen por capas, ocupando todos los estratos acústicos, de forma que las voces de las diferentes especies no interfieren unas con otras”.
Leyendo la entrevista citada, he recordado inmediatamente a un profesional de fotografiar instantes sagrados de la naturaleza, Sebastião Salgado, que junto a lo expuesto por Carlos de Hita, merecen un reconocimiento expreso al trabajo desarrollado por profesionales que han fotografiado o grabado instantes mágicos de la vida, incorporándolos a su paraíso particular que simboliza, al mismo tiempo, un homenaje a naturalistas en general, no inocentes por su ideología, que nos siguen aportando a diario imágenes, instantáneas y sonidos, para no olvidar que un día tuvimos que salir de un paraíso en el que muchos nacimos por tradición y creencia, para volver diariamente a él, como lo hizo Salgado, que salió a buscarlo en 2005 mediante instantes mágicos “paradisiacos” en su esencia, para “emular el ojo de Dios pero ser fiel a Darwin, para dar testimonio de los orígenes de la vida intactos, para certificar que corre el agua, que la luz es ese manantial mágico que penetra como un pincel y muta las infinitas sugerencias en blanco y negro que Salgado nos muestra del mundo. Para experimentar pegado a la tierra y los caminos aquello que relatan los textos sagrados pero también seguir la estela de la evolución de las especies; para comprobar que los pingüinos se manifiestan; para comparar la huella con escamas de la iguana y el monumental caparazón de las tortugas en Galápagos; para explicar que los indígenas llevan en la piel tatuado el mapa de su comunión con la de los ríos y los bosques; y que los elefantes y los icebergs emulan fortalezas de hielo y piel; y que la geología diseña monumentos y que todavía quedan santuarios naturales a los que aferrarnos”.
La sinopsis oficial del libro de Carlos de Hita expone que “Este libro es la crónica sonora de un viajero. Durante años, el autor se ha movido por el mundo con un micrófono en la mano, a la escucha. De oídas, se podría decir. Desde este particular «punto de vista», los paisajes, tanto los naturales como los culturales, cuentan un relato diferente. En la tierra se hablan cientos de idiomas, se convoca a la oración de mil formas, cada cultura canta y ríe a su manera. En los paisajes culturales, el sonido dibuja los perfiles del horizonte. En el coro metálico de las campanas está el perfil sonoro de las ciudades; en las llamadas a la oración desde todo tipo de minaretes, las ondulaciones de los paisajes desérticos; en las trompas de los lamas, la profundidad de los valles del Himalaya. En la naturaleza, por otra parte, no hay dos lugares que suenen con la misma banda sonora, ni dos días en los que se repita el mismo concierto. Nadie sabe lo grande que es un volcán hasta que puede medir el volumen de sus estampidos. Ni cuántos son los habitantes de la selva hasta que escucha las voces que llegan desde los límites del horizonte sonoro, más allá de los árboles. Para quien viaja con el oído el crepitar de los anfibios y los insectos en la sabana africana, el lamento de las hienas o los gruñidos de los hipopótamos son el preámbulo a la propagación de los rugidos del león; el grito de alerta del sambar en la jungla, el aviso que precede a la llamada del tigre. El silencio, el telón de fondo contra el que se compone la música de la biodiversidad. No hay límites para esta banda sonora en la que la vida en la tierra se cuenta a sí misma con sus propias voces”.
Cuando lo que tenemos más a mano es el desarrollo del espíritu urbanita, en la vida ordinaria de cada uno, cada una, podemos recurrir a la biomímica, una forma de pedir prestados los sonidos y diseños principales de la naturaleza, que le pertenecen, para crear productos y procesos sostenibles en la «nueva normalidad». Una vez más, hago un sencillo homenaje a Jane Jacobs, una mujer extraordinaria, que solo quiso poner un grano de arena en su territorio americano para que las personas pudiéramos crecer con mejor calidad de vida. ¿Por qué? Porque la magia de las ciudades y de sus barrios, sus sonidos, en todo el país, viene siempre desde abajo, desde su historia pasada y presente, incluyendo biomímicos y biomímica, desde los encuentros ilusionados de personas que van y vienen alrededor de sus asuntos, sobre todo haciendo un uso íntimo de las aceras, acompañado todo de una sucesión de miradas hacia las pinturas murales del Gran Museo de la Vida que es Sevilla, escuchando sus mensajes ocultos, solo para encontrar una sonrisa en el rostro de su vida. Tal y como lo describió Stefan Zweig en esta ciudad, paseando por sus aceras, un día ya lejano o lo que me pasó a mí un día ya lejano como alumno de la Facultad de la Calle, por estar matriculado en la Universidad de la Vida. Los albores de Sevilla ofrecen siempre regalos inesperados, cuando en el paseo del amanecer claro y luminoso de esta ciudad encontré hace años unas palabras inolvidables en una pintura mural del Polígono de San Pablo (un barrio muy popular de esta ciudad), una obra esplendorosa del artista Eric Okdec, en la que decía: “biomímico no es cosechar los recursos de la naturaleza, pero el [sino} sentarse a sus pies como estudiantes”. Así escrito, sin modificar palabra alguna, porque el corchete es mío. Junto a este lema tan sorprendente, otra acepción no menos aleccionadora: biomímica es la práctica de pedir prestados los diseños principales de la naturaleza para crear más productos y procesos sostenibles. Maravilloso. En aquel caso, porque me recordó un sonido especial de Sevilla, el de un cantor ya fallecido, El Pali, cuando cantaba en su silla querida, en una acera de Sevilla, algo que estremece: “Ya no pasan cigarreras / por la calle San Fernando / con flores en la cabeza / y los mantones bordaos. / ¡Ay, Sevilla de mi alma! / que lo estás perdiendo todo, / los niños en la plazuela / cuando jugaban al toro”. Sonidos del mundo, en Sevilla, nada más y que no vuelven.
Si a todo lo anterior le unimos cómo olemos el petricor, la “sangre de los dioses”, según su etimología, el olor de la lluvia, el que se desprende del suelo mojado por una lluvia fina, lo que de forma común llamamos “olor a tierra mojada” y que proviene, según lo han catalogado Isabel Joy Bear y R. G. Thomas, en un artículo publicado en la revista Nature, Nature of Argillaceous Odor (Naturaleza del olor arcilloso), como “[…] de un aceite exudado por ciertas plantas durante periodos de sequía”, que fundamentalmente se absorbe en la superficie de las rocas arcillosas, refrendado por un trabajo de investigación llevado a cabo posteriormente por científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en 2015, en el que se demostró mediante filmación con cámaras de última generación, cómo se introduce en el aire este olor que captamos los seres humanos. Las burbujas que se rompen en el aire son las que contienen la efervescencia de este olor que debido a sus múltiples componentes no se ha podido sintetizar y comercializar todavía, aunque una esencia parecida ya se comercializa en la India bajo el nombre de “Esencia de Lluvia”, porque la economía de mercado casi todo lo puede. No hay que olvidar que los geólogos citados anteriormente ya expusieron en su artículo de 1964 que el petricor era capturado para venderse, bajo el nombre de mitti ka attar (esencia de la tierra), en Uttar Pradesh (India).
El petricor auténtico es la combinación perfecta de la naturaleza para regalarnos su aroma natural que todavía no se envasa, afortunadamente, como el resultado de unir tres componentes esenciales en el momento de la lluvia: el ozono, que nos recuerda el olor del cloro, la geosmina, lo más parecido al moho húmedo y el petricor, que es fresco, dulce y suave, emitido principalmente por las rocas arcillosas. El ozono nos envía siempre olores, obedeciendo a su etimología, también el aroma de la tierra, la geosmina y, por último, el petricor (la sangre de los dioses) que destilan las rocas arcillosas, como mensaje de la naturaleza en otoño para que no la olvidemos y sigamos salvando el planeta. Me tranquiliza saber que el petricor en estado puro no se puede envasar para beneficio de unos pocos porque la naturaleza, tan sabia, nos lo regala cada vez que llueve de forma pausada junto a nosotros, sin nada a cambio o sí: probablemente, el respeto de no convertirlo en mercancía. Esa es su grandeza y la de Einaudi intentando captar su verdadera esencia, expresando su sonido, el que ha intentado captar siempre el naturalista Carlos de Hita, resumiéndolo todo en una frase preciosa: En la selva, cada árbol tiene su propio sonido de lluvia, cada planta, cada hoja, junto al petricor en su más pura esencia, cuando la lluvia no se ha convertido todavía en mercancía, cuando todo es biomímica pura.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.
Volver a los diecisiete / después de vivir un siglo / es como descifrar signos / sin ser sabio competente.
Violeta Parra, Volver a los diecisiete
Sevilla, 14/XII/2022
El pasado 11 de diciembre cumplió este blog diecisiete años, un número que conservo en mi memoria de secreto cada vez que vuelvo a él, tal y como me lo enseñó Violeta Parra en una canción preciosa de mis años jóvenes, Volver a los diecisiete, que no he olvidado a pesar de todo. Violeta era una cantora para ilusionar y ayudar a los demás, sobre todo a los que menos tienen (Facundo Cabral afirmaba que cantante es el que puede cantar, mientras que cantor es el que debe cantar).
Volver a los diecisiete después de vivir un siglo es como descifrar signos sin ser sabio competente. Volver a ser de repente tan frágil como un segundo, volver a sentir profundo como un niño frente a Dios, eso es lo que siento yo en este instante fecundo.
Se va enredando, enredando, como en el muro la hiedra, y va brotando, brotando, como el musguito en la piedra, ay, sí sí sí.
Creo que lo afirmado anteriormente me ha ocurrido a mí con este cuaderno digital, porque si vuelvo la vista atrás tomo conciencia de que solo puedo descifrar signos de lo aquí escrito sin ser sabio competente. El tiempo transcurrido me lleva a tomar conciencia, también, de que soy tan frágil como un segundo.
Mi paso retrocedido, cuando el de ustedes avanza; el arco de las alianzas ha penetrado en mi nido con todo su colorido, se ha paseado por mis venas y hasta las duras cadenas con que nos ata el destino es como un diamante fino que alumbra mi alma serena.
La declaración de principios de este blog sigue intacta y sólo he navegado en la carabela virtual de Saramago, en la que me enrolé cuando leí su Cuento de la isla desconocida, hace ya muchos años, del que aprendí algo esencial a través de la mujer limpiadora y zurcidora del palacio real: “Si no sales de ti, no llegas a saber quién eres, El filósofo del rey, cuando no tenía nada que hacer, se sentaba junto a mí, para verme zurcir las medias de los pajes, y a veces le daba por filosofar, decía que todo hombre es una isla, yo, como aquello no iba conmigo, visto que soy mujer, no le daba importancia, tú qué crees, Que es necesario salir de la isla para ver la isla, que no nos vemos si no nos salimos de nosotros, Si no salimos de nosotros mismos, quieres decir, No es igual…”. Dos mil doscientos artículos forman parte del arco de las alianzas que he formado y entregado a la Noosfera, la malla pensante de la humanidad, en este planeta que ya ha alcanzado los ocho mil millones de habitantes, plenamente interconectados por la inteligencia digital. Aquel 11 de diciembre de 2005 escribí las siguientes palabras, que ratifico hoy una a una: “Inicio una etapa nueva en la búsqueda diaria de islas desconocidas. Internet es una oportunidad preciosa para localizar lugares que permitan ser sin necesidad de tener. La metáfora usada por Saramago será una realidad cuando ante el fenómeno de la hoja en blanco, teniendo la oportunidad de decir algo, esto sea diferente y sirva también para los demás. Puerta del Compromiso. Es lo que aprendí hace muchos años de Ítalo Calvino en su obra póstuma «Seis propuestas para el próximo milenio»: «…es un instante crucial, como cuando se empieza a escribir una novela… Es el instante de la elección: se nos ofrece la oportunidad de decirlo todo, de todos los modos posibles; y tenemos que llegar a decir algo, de una manera especial» (Ítalo Calvino, El arte de empezar y el arte de acabar).
Lo que puede el sentimiento no lo ha podido el saber, ni el más claro proceder ni el más ancho pensamiento. Todo lo cambia el momento cual mago condescendiente, nos aleja dulcemente de rencores y violencia: solo el amor con su ciencia nos vuelve tan inocentes.
No lo puedo expresar mejor que Violeta Parra, a quien he recordado en diversas ocasiones en este cuaderno de hojas vivas. He procurado siempre que el sentimiento estuviera siempre presente en mis palabras, a veces mucho más fuerte que el viento, como diría Rafael Alberti, porque estoy convencido de que un blog sin sentimiento, sin alma, es solo eso, un blog. ¿Existe una expresión mejor que la de esta canción: Todo lo cambia el momento / cual mago condescendiente, / nos aleja dulcemente / de rencores y violencia: / solo el amor con su ciencia / nos vuelve tan inocentes? ¿Cómo no recordar también a Enrique Morente en su Soleá de la ciencia, como escuchaor del mundo, de Andalucía, para trasladar sus sentimientos a este blog: Presumes que eres la ciencia / Yo no lo comprendo así / Porque siendo tú la ciencia / No me has comprendido a mí.
El amor es torbellino de pureza original; hasta el feroz animal susurra su dulce trino, detiene a los peregrinos, libera a los prisioneros; el amor con sus esmeros al viejo lo vuelve niño y al malo solo el cariño lo vuelve puro y sincero.
Han sido diecisiete años de vida en este nido digital, en los que la palabra “amor” ha estado muy presente en su largo recorrido, concretamente en 660 artículos de los más de 2.000 mil publicados, en lo que es verdad, como bien dice Violeta Parra, que me ha vuelto niño.
De par en par la ventana se abrió como por encanto, entró el amor con su manto como una tibia mañana; al son de su bella diana hizo brotar el jazmín, volando cual serafín, al cielo le puso aretes y mis años en diecisiete los convirtió el querubín.
El querubín que me ha acompañado a lo largo de estos diecisiete años, ha dado fiel cumplimiento a lo que describí de este cuaderno digital cuando solo tenía un año de vida: “El 10 de diciembre de 2005, contraté mi dominio (me dieron el barco…) y diseñé el cuaderno de bitácora, siguiendo las instrucciones de un rey desconocido, que me presentó José Saramago hace ya muchos años: que el barco navegara bien y que fuera seguro. Y aprendí que aunque no era un hombre de Internet, quería serlo, aprender este nuevo lenguaje de los blog, un medio que me respeta y que me ayuda a respetar a los demás, porque el lenguaje creo que lo conozco y puede ser un buen medio para hacerme a la mar digital. Y recordé una frase preciosa del cuento de la isla desconocida: todas las islas, incluso las conocidas, son desconocidas mientras no desembarcamos en ellas. Y esta isla me fascinó, por sus inmensas posibilidades por descubrir. Y me hice a la mar y desembarqué en ella. Cada día que pasaba abría con la ilusión del primer día la página de estadística de accesos. Y he descubierto que tengo deuda ética con setenta y cinco mil personas, que acceden a esta navegación, que posiblemente están todavía en las puertas de los regalos o en las de las peticiones, pero que posiblemente un día han pensado en una actitud muy inteligente, con inteligencia digital, que merecía la pena traspasar el umbral de la puerta de las decisiones para embarcar en esta nueva forma de hacerse al mar de la libertad. Porque el mundo sólo tiene interés hacia adelante. Porque la mujer de la limpieza quiere ser libre aún en lo desconocido, baldeando barcos de libertad. Me hice con una carabela digital, elaborada de forma colaborativa por nuevos carpinteros de ribera digital: WordPress. Es muy recomendable, porque sufre arreglos y adaptaciones y se curte con los aires marinos de Internet, aunque me he dado cuenta de que es difícil encontrar tripulación, porque mucha gente piensa que ya no hay islas desconocidas. Y por otra parte asisto al espectáculo diario de cómo se hacen a esta mar millones y millones de personas que se hacen al océano de Internet a sabiendas que el mayor coste es mantener el rumbo, día a día, para no morir en el intento.
He aprendido a lo largo de diecisiete años que salir a navegar en mundo Internet, aun cuando sientas la tentación de Groucho, de querer bajarte en un momento dado del mismo, es una experiencia extraordinaria y con mucha carga vital: Si no sales de ti, no llegas a saber quién eres, El filósofo del rey, cuando no tenía nada que hacer, se sentaba junto a mí, para verme zurcir las medias de los pajes, y a veces le daba por filosofar, decía que todo hombre es una isla, yo, como aquello no iba conmigo, visto que soy mujer, no le daba importancia, tú qué crees, Que es necesario salir de la isla para ver la isla, que no nos vemos si no nos salimos de nosotros, Si no salimos de nosotros mismos, quieres decir, No es igual. Decidí desde el principio ampliar el horizonte de miras de este cuaderno de bitácora, con nuevas y blancas letras: cuaderno de inteligencia digital para buscar islas desconocidas… Es lo que hicieron los protagonistas del cuento de Saramago al finalizar su microhistoria y, quizá, la tuya y la mía, la vuestra, queridos tripulantes digitales: Después, apenas el sol acabó de nacer, el hombre y la mujer fueron a pintar en la proa del barco, de un lado y de otro, en blancas letras, el nombre que todavía le faltaba a la carabela. Hacia la hora del mediodía, con la marea, La Isla Desconocida se hizo por fin a la mar, a la búsqueda de sí misma.
Se va enredando, enredando, como en el muro la hiedra, y va brotando, brotando, como el musguito en la piedra, ay, sí sí sí.
Hoy he escrito estas palabras con alma, para manifestar mi agradecimiento personal e intransferible a los casi dos millones de visitantes de este blog durante este tiempo de singladura digital. Gracias hoy, Violeta Parra, por haberme permitido volver a los diecisiete. Los artículos o post de este blog se han ido enredando como en el muro la hiedra y tengo que reconocer, tomando conciencia de que he publicado más dos mil, que es verdad que han ido brotando, brotando, / como el musguito en la piedra, / ay, sí sí sí.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.
Dicen algunos miembros de lo que llamo el Club de los tristes, tibios y mediocres que hoy, martes y 13, era lo que nos faltaba, en una superstición reflejada en una paremia (refrán, proverbio, adagio o sentencia), con una larga historia, que es constatable en muchos lugares del mundo, es decir, que no ha sido una “tontería humana más”, como algunos la tildan, sino que en compañías aéreas como Iberia, entre otras internacionales, pude constatar muchas veces que suprimía esa fila 13 en su flota de aviones, justificándolo como muestra de respeto hacia pasajeros que sufren una fobia con un nombre bastante raro: triscaidecafobia, definida como “miedo irracional al número 13”, en todas sus manifestaciones posibles.
El Centro Virtual Cervantes, que cuida con esmero nuestro idioma, dedica unas palabras al enunciado básico de este refrán, En martes, ni te cases ni te embarques, explicándolo con las siguientes observaciones: “Se recomienda no hacer nada arriesgado el martes, por considerarse un día aciago, de mala suerte”, este refrán como tal se usa con alta frecuencia, la fuente es oral y de transmisión boca a boca, aunque tiene un especial interés por sus observaciones: “Como el martes estaba consagrado a Marte, el dios de la guerra en la mitología latina, se consideraba día de mal agüero para emprender algo importante. A esa superstición aluden también los refranes En todas partes tiene cada semana su martes y Para un hombre desgraciado, todos los días son martes. En otras culturas, como la egipcia o la turca, era considerado asimismo día aciago. Algunos historiadores españoles relacionaban esta superstición con el hecho de que en martes se produjeron algunas importantes derrotas de los moros a las tropas cristianas. En otros países, el día aciago es el viernes. Este refrán es uno de los pocos refranes supersticiosos que se dicen en la actualidad”. Igualmente, en el enunciado desarrollado, en tal día como hoy, En martes y trece, ni te cases ni te embarques, las variantes que publica son muy curiosas: “En martes, ni tu tela urdas ni tu hija cases (Correas1627 1816); En martes, ni te cases ni te embarques, ni de los tuyos te apartes (Cuba, Panamá) (1001 nº 431); En martes, ni te cases ni te embarques, ni de tu casa te apartes (Colombia, México, Puerto Rico, Rep. Dominicana) (1001 nº 431) y En martes, ni te cases ni te embarques, ni de tu mujer te apartes (Argentina) (1001 nº 431). Merecería la pena conocer los contextos históricos en los que se enraízan estas variantes y una oportunidad comienza con la consulta de los hiperenlaces descritos.
Para completar este día aciago para muchos, no para mí precisamente, traigo a colación una reflexión ya publicada en este cuaderno digital, en torno a este refrán básico y sin variantes. En una sola frase, ¡Cuénteme la verdad!, está encerrado un bello relato de la escritora Diane Setterfield, El cuento número trece, que nace en las primeras páginas de la novela cuando la afamada escritora inglesa Vida Winter escribe una carta a Margaret Lea, persona muy vinculada a una librería de su padre que ha trasteado desde que era pequeña, biógrafa de “perdedores” no de personajes de gran relumbrón y “cuidadora” de libros, pidiéndole que vaya a su casa para hacer algo que siempre está dando vueltas en su cabeza desde que un avispado periodista del Banbury Herald le solicitó en una entrevista que le contara la verdad: “Señorita Winter, cuénteme la verdad”. Ella tenía su propio criterio sobre la verdad con mayúscula y minúscula y así lo manifiesta en la carta citada: “Mi queja no va dirigida a los amantes de la verdad, sino a la Verdad misma. ¿Qué auxilio, qué consuelo brinda la Verdad en comparación con un relato? ¿Qué tiene de bueno la Verdad a medianoche, en la oscuridad, cuando el viento ruge como un oso en la chimenea? ¿Cuándo los relámpagos proyectan sombras en la pared del dormitorio y la lluvia repiquetea en los cristales con sus largas uñas? Nada. Cuando el miedo y el frío hacen de ti una estatua en tu propia cama, no ansíes que la Verdad pura y dura acuda en tu auxilio. Lo que necesitas es el mullido consuelo de un relato, la protección balsámica, adormecedora, de una mentira”.
La carta finaliza comunicando a Margaret Lea que ha llegado ese ansiado momento de contar la verdad, citándola para ese primer encuentro un lunes, en un lugar determinado y a una hora concreta. Lo que viene después hay que trabajarlo con la mente, los sentimientos y las emociones, hasta llegar a descubrir cuál es el cuento número trece, camino que no voy a desvelar hoy por razones obvias. ¿Por qué esta referencia de esta novela en un día como hoy? Fundamentalmente, porque es una fecha y un día de calendario que tiene mala fama, que casi todo el mundo conoce, sobre todo las personas que fijan bodas y cruceros, por ejemplo, por el evidente riesgo popular que corren. Conocer la verdad de por qué esta mala fama, es una búsqueda de la verdad con minúscula que tiene múltiples interpretaciones aunque las más arraigadas culturalmente son las vinculadas con el valor simbólico de los números, donde el doce ocupa un lugar estelar y porque el uno y el tres, cada uno por separado, han jugado un papel muy importante en la historia de la humanidad. La elección de esta novela, de nuevo, es un guiño al poder de la literatura para convertir algo aparentemente inútil en una muestra de nueva interpretación de la vida, de sus secretos más allá de los números queridos u odiados por sí mismos.
El secreto de la distinción entre la verdad y la mentira del número trece lo refleja muy bien Vida Winter en la primera página de la novela, como cita premonitoria y a modo de dedicatoria, que aparece como referencia de sus cuentos famosos: “Todos los niños mitifican su nacimiento. Es un rasgo universal. ¿Quieres conocer a alguien? ¿Su corazón, su mente, su alma? Pídele que te hable de cuando nació. Lo que te cuente no será la verdad: será una historia. Y nada es tan revelador como una historia” (Cuentos de cambio y desesperación).
Hoy, cuando nos hemos despertado, este cuento sobre el día trece y martes de este tiempo tan complejo sigue con nosotros, esperando su lectura y la mejor interpretación posible de la Verdad. Probablemente, podría ser tu historia, la mía o la nuestra jamás contadas, llenas de verdad, revelación y misterio en un día de calendario normal, según se mire. Eso sí, sin superstición alguna.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.
Vivo a sólo tres kilómetros de Pico Reja (cementerio de San Fernando), un lugar que no debería haber existido, «la mayor fosa común abierta en Europa occidental desde Srebrenica (Bosnia y Herzegovina)», una realidad histórica que me conturba y conmueve. «Con dos tercios de la superficie excavada, ya han sido exhumados un total de 4.453 individuos de los que 869 corresponderían al perfil de víctimas de la represión franquista», según informa la página oficial de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, que comenzó en enero de 2020 los trabajos en este enterramiento ilegal con víctimas del franquismo, que «en las investigaciones previas –tanto desde el punto de vista documental como arqueológico– citaban 1.103 personas inhumadas en el enterramiento ilegal entre julio y agosto de 1936. Y sumaban al menos dos víctimas sepultadas entre los años 38 y 39, […] Las cifras, a fecha de febrero de 2022, son contundentes. Como resumen, en el espacio intervenido hasta ahora (68%) se han recuperado un total de 4.453 individuos de los que 869 corresponderían al perfil de víctimas de la represión franquista. Los restantes, 3.584 individuos, son fruto de una actividad funeraria normalizada». Hay que señalar que esta intervención profesional se está llevando a cabo por la Sociedad de Ciencias Aranzadi y está promovida por el Ayuntamiento de Sevilla, junto a la participación del Gobierno de España, Junta de Andalucía y la Diputación de Sevilla.
Ahora, se nos ofrece la oportunidad de conocer bien lo ocurrido en Pico Reja a través de un documental necesario para poner muchas cosas y personas en su sitio. El título, Pico Reja, la verdad que la tierra esconde, es en sí mismo representativo de lo que a lo largo de una hora y media se narra con detalle, con una codirección impecable de Arturo Andújar y Remedios Malvárez, persona esta última a la que conozco y respeto por su excelente trabajo profesional llevado a cabo en los últimos años y a la que he citado en este cuaderno digital con ocasión de la realización del documental Alalá, que tantas almas conmovió. La sinopsis oficial sobre Pico Reja no deja lugar a dudas sobre su objetivo: “La apertura de la fosa común Pico Reja del cementerio de Sevilla da pie a este documental con intervenciones de Rocío Márquez y Antonio Manuel Rodríguez que reflexionan sobre la memoria histórica, la represión franquista y la España actual. En el cementerio de Sevilla sigue cerrada en 2020 la fosa común de Pico Reja, que se estima que puede albergar a más de 2000 víctimas civiles de la represión franquista. En esta película la apertura de la fosa nos lleva a través de su propia historia (incluso descubriendo nuevos hechos no documentados) en un relato enraizado en el presente que se entreteje, además, con el encuentro entre la cantaora Rocío Márquez y el poeta Antonio Manuel Rodríguez para crear un cante al respecto. Un profundo análisis del pasado que sirve también para comprender el presente de un país aún con muchas deudas pendientes con la memoria de los represaliados y con la historia”.
Recomiendo que se contemple y asuma este documental como un compromiso de la necesidad de estar bien informados para emitir juicios sobre la memoria histórica de este país por los hechos ocurrido en la guerra civil del siglo pasado, que suena tan lejos, pero que está tan cerca cuando contemplamos con sensibilidad y respeto lo que aquí se muestra: la verdad que la tierra y la desmemoria no inocente esconden. Si se quiere completar esta información, también es de sumo interés escuchar con atención el PODCAST | Pico Reja: autopsia de una masacre ocultada, en el que Juan Luis Sánchez, periodista, cofundador y subdirector de eldiario.es, desarrolla un trabajo espléndido informativo “de la mano de Carmen Ibáñez”, en el que habla con “Juan Manuel Guijo, director de la excavación, antropólogo forense con una larga trayectoria de trabajo en fosas comunes en Andalucía; y con Emilia Rivero, que entró en Pico Reja en abril y será una de las arqueólogas que cierren la fosa”.
La entrada en vigor de la Ley de Memoria Democrática en esta legislatura, rescata una acción de Estado justa y necesaria en democracia. También, la de respeto a cientos de miles de personas que murieron en la guerra civil y años posteriores por el mero hecho de pensar y obrar de forma diferente a los golpistas y que merecieron siempre ser reconocidos por la memoria histórica de este país tan dual y cainita. Es justo decir ahora que la memoria democrática necesitaba ser amparada mediante una Ley como la que, afortunadamente y por dignidad humana, entró en vigor el 21 de octubre de este año y que nos permite intentar “cerrar una deuda de la democracia española con su pasado y fomentar un discurso común basado en la defensa de la paz, el pluralismo y la condena de toda forma de totalitarismo político que ponga en riesgo el efectivo disfrute de los derechos y libertades inherentes a la dignidad humana”. Como demócrata, deseo expresar con estas palabras mi agradecimiento al poder legislativo de este país. Nada más y para que no se olvide lo sucedido en Pico Reja, un ejemplo entre otros muchos, de aquella guerra civil tan injusta e inhumana.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.
Leonardo da Vinci [?], Salvator Mundi (c.a. 1499-1510)
Confiésalo, Señor, solo tus fieles / hoy son esos anónimos tropeles / que en todo ven una lección de arte. / Miran acá, miran allá, asombrados, / ángeles, puertas, cúpulas, dorados… / y no te encuentran por ninguna parte.
Rafael Alberti, Entro, Señor, en tus iglesias, en Roma, peligro para caminantes.
Sevilla, 11/XII/2022
El Salvador del Mundo (Salvator Mundi), según lo imaginó Leonardo da Vinci, sigue siendo una obra controvertida en el mundo del arte, como se ha vuelto a demostrar en una copia de esta famosa obra, que se se vendió el pasado domingo, en línea (Old Masters), de la galería Christie´s, por un importe final de 1.000.000 de euros, cuando el precio de salida era sólo de 15.000. La obra de autor y fecha desconocidos, es un óleo sobre tabla de álamo, fechado con aproximación a principios del siglo XVII, lo que lleva a dictaminar que es una obra muy posterior a las realizadas por el taller de Leonardo da Vinci.
También han sido noticia esta semana los resultados de la primera conferencia internacional sobre esta pintura, un original del Salvator Mundi, concretamente la que tanta disputa trajo en el momento de su venta por la galería Christie´s de New York, el 15 de noviembre de 2017, por 380 millones de euros, con un objetivo muy claro: demostrar que no es un original de Leonardo da Vinci sino de su taller. Según Frank Zöllner (Alemania, 1953), coordinador de este encuentro, es cierto que este cuadro es el resultado de una obra colectiva de Leonardo y su taller, aportando datos muy interesantes para afirmarlo de forma rotunda: «el Salvator Mundi saudita tan Leonardo como La Virgen de las Rocas (1491), de la National Gallery de Londres, se hizo con la mayoritaria participación del taller. Su aportación está en el dibujo de las vestiduras de Cristo. Cree que son los únicos elementos de la imagen que podrían relacionarse con la mano de Leonardo. En la Biblioteca real del castillo de Windsor se conservan dos dibujos del maestro en los que aparecen la túnica, los pliegues y la manga que viste Cristo. Son estudios que conservó su albacea y ayudante, Francesco Melzi». Ante cualquier aproximación científica a la autoría real de este cuadro, la realidad es que permanece «desaparecido» desde su compra en 2017 y nunca llegó a exhibirse en el Louvre Abu Dhabi, tal y como se había anunciado tras la compra del mismo por el príncipe heredero saudí Mohamed Bin Salmán (MBS), que incluso llegó a figurar en un catálogo oficial del museo citado y que sólo se conoció en formato .pdf. Esta situación debería llevar a los museos, galerías de arte y empresas de subastas artísticas a considerar que el arte no es sólo una mercancía, por mucho que se recurra a estas prácticas desde la antigüedad y los Estados deberían proteger determinadas obras artísticas como patrimonio de la humanidad, antes de que el mercado y el capital las conviertan en pura mercancía.
Vuelvo a publicar en este contexto el artículo que escribí el año pasado sobre la subasta multimillonaria del cuadro atribuido a Leonardo, Si el Salvador del Mundo levantara la cabeza… , al que ahora le agrego una reflexión profunda sobre el valor del dinero en esta relación con el profundo significado del cuadro, sobre el que se manejan cifras mareantes: Dios no tiene dinero, algo así como una metáfora actual sobre lo que manifestó el todopoderoso magnate de Las Vegas, Sheldon G. Adelson, cuando buscaba en 2012 el mejor sitio para reproducir ese sueño americano en España, algo que no es inocente en los tiempos que corren: “Las Vegas es más o menos como lo haría Dios si tuviera dinero” (1). En algo sí acierta este poderoso caballero: Dios no tiene dinero. Adelson lo simbolizó muy bien, a su manera: tener dinero te permite rivalizar con Dios, aunque las crónicas de más de treinta siglos, dicen que Él no lo tiene, que es pobre. Y esa realidad lo deja tranquilo, en su intranquilidad monetaria perpetua. Pero, francamente, utilizar el modelo del imperio del juego y de la diversión, como para semejante desafío, creo que fue el colmo de la desfachatez. Ahora, recordar el pago de 380 millones de euros por un cuadro del Salvador del Mundo, no deja de ser una triste ironía también, entre otras cosas, del mal gusto social en una sociedad tan pobre como la actual. Y Dios, afortunadamente, no está para estas bagatelas. Probablemente, estará ocupado ahora con el rescate ético de la humanidad para salvar el mundo de los que conservan esa creencia.
La historia del arte está llena de sorpresas y polémicas. Se ha conocido ahora con más detalle lo que ha ocurrido con el cuadro atribuido a Leonardo da Vinci, Salvator Mundi, pero que para los expertos del Museo del Louvre no es tal la autoría aunque sí reconocen la posible intervención profesional de su taller. La historia es breve pero rocambolesca. El cuadro se subastó en la galería Christie´s de New York, el 15 de noviembre de 2017 por 380 millones de euros, convirtiéndose en ese acto en el cuadro más caro de la historia del arte, siendo la única obra del pintor que se mantenía hasta esa fecha en manos privadas. Se ha sabido posteriormente que fue adquirido por el príncipe heredero saudí Mohamed Bin Salmán (MBS), que ha mantenido una disputa de Estados, simbolizada entre Riad y París, al haber sido excluido a última hora de la exposición sobre Leonardo que organizó en 2019 el Museo del Louvre con motivo del 500º aniversario de la muerte del gran pintor renacentista. Sorprende también conocer que este cuadro, fechado con aproximación entre 1490-1500, se había redescubierto en 2005 en muy mal estado, siendo adquirido por 1.175 dólares (unos 986 euros) por un marchante de arte de Nueva York que lo restauró en Estados Unidos.
En un interesante artículo publicado por el diario El País, La autoría del “Salvator Mundi”, un secreto de Estado, se analiza con detalle la intrahistoria de esta disputa que tiene matices geopolíticos de gran envergadura. El Salvator Mundi estaba dentro de una macrooperación de lavado histórico de culturas, salvando lo que haya que salvar, que es poco, al intentar Riad aproximar la cultura árabe y la occidental con la inclusión de esta pintura en la exposición anteriormente citada, pero a cambio de dádivas no muy claras: “Al comprar [el príncipe saudí Mohamed Bin Salmán, MBS] ese cuadro, un cuadro europeo, una imagen de Cristo, quería enviar también un mensaje a Occidente demostrando su modernidad y occidentalización”, según Antoine Vitkine [periodista y autor del documental Da Vinci a subasta: la historia del Salvator Mundi]”, documental que se estrenará en Francia el próximo martes 13 de abril. ¿Qué hay detrás de esta operación? Parece ser que sólo el presidente francés Emmanuel Macron y el príncipe heredero saudí Mohamed Bin Salmán, tienen la respuesta que algún día se sabrá, pero que hoy permanece oculta. La principal es la más que dudosa autoría del cuadro que los expertos del Louvre, como se manifiesta anteriormente, no se la atribuyen a Leonardo da Vinci, aunque reconocen que la técnica utilizada procede de su taller.
Vídeo promocional de la Galería Christie´s, de la venta del Salvator Mundi
Este relato de película vuelve a plantearme la amarga historia de las religiones y las culturas que les son propias y agregadas a lo largo de los siglos. El “Salvador del Mundo”, que tiene nombre propio, Jesús de Nazareth, está inmerso de nuevo en una guerra política y económica de fondo, aunque oculta tras la magnificencia del gran pintor renacentista y su grandiosa obra, muy lejos de lo que significa la vida del personaje representado, al que recordamos todos los años en dos acontecimientos cruciales de su vida, el nacimiento y la muerte, para “salvar al mundo”. Es lo que comprendió un día su amigo Pedro, que le conocía bien y que Rafael Alberti lo sintetiza de forma magistral en un poema precioso que no olvido, Basílica de San Pedro (1), palabra a palabra, que nos ayuda a no confundir en momento alguno el valor y precio de Su mensaje:
Di, Jesucristo, ¿Por qué me besan tanto los pies?
Soy San Pedro aquí sentado, en bronce inmovilizado, no puedo mirar de lado ni pegar un puntapié, pues tengo los pies gastados, como ves.
Haz un milagro, Señor. Déjame bajar al río; volver a ser pescador, que es lo mío.
Si el Salvador del Mundo levantara la cabeza, observándonos cara a cara con la mirada que he recortado como precioso detalle del famoso cuadro, con lo que está pasando ahora en el mundo y con su precio de 380 millones de euros por su representación y efectos colaterales de su compraventa al mejor postor, en el Gran Mercado del Mundo, sentiría sin duda alguna lo que le sugería al oído el mismo Alberti en otras palabras inolvidables del libro citado: Confiésalo, Señor, solo tus fieles / hoy son esos anónimos tropeles / que en todo ven una lección de arte. / Miran acá, miran allá, asombrados, / ángeles, puertas, cúpulas, dorados… / y no te encuentran por ninguna parte (de Entro, Señor, en tus iglesias).
(1) Alberti, Rafael (1968). Roma, peligro para caminantes. México: Joaquín Mortiz.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.
A todos los que a través de su vida se han emocionado con la copla lejana que viene por el camino, a todos los que la paloma blanca del amor haya picado en su corazón maduro, a todos los amantes de la tradición engarzada con el porvenir, al que estudia en el libro como al que ara la tierra, les suplico respetuosamente que no dejen morir las apreciables joyas vivas de la raza, el inmenso tesoro milenario que cubre la superficie espiritual de Andalucía.
Federico García Lorca, extracto de la presentación oficial en 1922, en Granada, del l Concurso de Cante Jondo.
Sevilla, 9/XII/2022
La familia Morente, a la que tanto aprecio, ha preparado este año un espectáculo para la Navidad, Calle del Aire, en el que intervienen los tres hijos del gran Enrique Morente, Estrella, Soleá y José Enrique, junto a la madre, Aurora Carbonell y otros miembros de la extensa familia Morente-Carbonell, incluidos los dos hijos de Estrella y Javier Conde, Curro y Estrella. En esta ocasión, la familia Morente quiere hacer un homenaje explícito a Enrique Morente, por una obra que preparó en 2001 con esmero para su hija Estrella, Calle del Aire, en la que todas las canciones que la integran son populares, pero recogidas y adaptadas por el gran cantaor granadino: Nana, ¿Qué quieres que te traiga que voy a Burgos, Caracol, Los cuatro muleros, Noche de Paz?, Tangos del Chavico, Canción de los pastores, Salve gitana del Sacromonte, Calle del Aire, Tabanco, Bulería por soleá y Regalo de Navidad. Escuchar las letras es un deber como andaluz y escuchaor del cante de esta familia, porque me considero incluido en la dedicatoria, preciosa, que Federico García Lorca, ofreció en la presentación oficial en 1922, en Granada, del l Concurso de Cante Jondo, del que se cumple este año el centenario: “A todos los que a través de su vida se han emocionado con la copla lejana que viene por el camino, a todos los que la paloma blanca del amor haya picado en su corazón maduro, a todos los amantes de la tradición engarzada con el porvenir, al que estudia en el libro como al que ara la tierra, les suplico respetuosamente que no dejen morir las apreciables joyas vivas de la raza, el inmenso tesoro milenario que cubre la superficie espiritual de Andalucía”.
Ser escuchaor en Andalucía de esta familia granadina, tan cerca de la etnia gitana, a la que tanto respeto y aprecio, es una obligación de cada andaluz, porque una cosa es cantar y tocar la guitarra, ser cantaores y cantaoras, así como guitarristas y, otra, escuchar, por parte de los escuchaores o escuchaoras, como le gustaba decir a Antonio Mairena: ¨[…] la actitud experimental , la búsqueda, la inquietud y la curiosidad, son cualidades imprescindibles para ser y hacer flamenco. La cantaora y el bailaor, la guitarrista o el fotógrafo que intenta captar el duende inaprensible, así como el oyente o escuchaor -que diría Antonio Mairena- buscan -o deberían buscar- no salir indemnes de la experiencia. Quiero decir con ello que el flamenco no resbala por la piel, sino que la modifica para siempre. Es un elogio de la caricia o, si quieren, una exaltación del impacto” (1).
Es lo que me ocurre cuando escucho cantar o veo bailar a Estrella Morente o a su hermana Soleá, ¡que nombre tan bonito!, no digamos bailar a Aurora Carbonell, su madre y esposa del gran Enrique, a quien dediqué en 2006, en este cuaderno digital, unas palabras llenas de emoción hace ya bastantes años, cuando publiqué un artículo, Estrella, una extraordinaria mujer, después de haber cumplido mi deber de escuchaor y veedor de la familia Morente – Carbonell: “Finalizaba su actuación en el teatro Maestranza, de Sevilla. De pronto dio un traspié por un escalón desagradecido y todo el teatro se sobrecogió por la posibilidad de caerse Estrella, porque todos la habríamos recogido en nuestros brazos para devolverla al escenario, a su firmamento, donde ella hace sentir rápido a los corazones, aunque no entiendas en toda su profundidad lo que quiere decir a cada uno al oído. Y Estrella, la hija de Enrique Morente, “la cantaora del nuevo siglo” (Magazine de 18/VI/206), continuó su cante, su baile, sin ayuda de nadie, como si no hubiera pasado nada, con la maestría aprendida de su madre, Aurora Carbonell, mujer que me pareció admirable en una entrevista entrañable de Jesús Quintero, que me permitió comprender mejor a Estrella en su baile de tintes árabes, en su cante reivindicativo de mujer de etnia gitana que canta la dignidad de sus vidas difíciles hechas vibraciones de sentimientos y emociones de la experiencia diaria. ¡Qué gran lección!”.
En el contexto actual, creo que suenan de una manera especial las palabras del villancico Noches de paz? (sic) cantado por Estrella, al que Enrique Morente le agregó un interrogante final, como si quisiera expresarnos una duda existencial de esa noche especial a través de su cante: Noche de paz, noche de amor / Nada duerme alrededor / Entre los astros se entiende el amor / Y en la tierra buscamos la luz / Brilla la estrella fugaz / Noche de paz, noche de amor / En el mundo el sol saliendo está / Y por la tierra buscamos la paz / Andando viene y andando va / Duerme el niño Jesús / No duerme el niño Jesús. Cuando estos días resuenen estas palabras en su espectáculo “Calle del aire”, comprenderemos bien ese interrogante del villancico, Noche de Paz?, que introdujo Enrique Morente, porque en noches de guerra, que no de amor y pobreza severa, como las actuales y muy cerca de nosotros, la tierra sigue buscando la luz a pesar de que el sol sale muchos días para todos, mientras que los niños Jesús proletarios, a los que definió así José Saramago en su infancia, no duermen con la tranquilidad que por justicia social deberían tener. La verdad es que no duerme el niño Jesús de la familia Morente, que andando viene y andando va, por la vida que le ha tocado vivir en este mundo al revés, en noches de guerra que no de paz.
(1) Ordóñez Eslava, Pedro, Flamenco y vanguardia. En un instante, un quejío y un anhelo, en Andalucía en la historia, 74, 2022, p. 41.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.
Casi sin darme cuenta voy formando poco a poco una coalición de determinadas personas mayores y me detengo a leer sus obras, contemplar sus cuadros o ver sus películas. Sobre todo, los escucho. Me pasó anoche al volver a reencontrarme con el director de cine Víctor Erice, cos sus 82 años, transmitiéndonos con sus palabras parte de su vida, que ahora se va a ver reflejada posiblemente con su nueva película, Cerrar los ojos, una historia sobre la memoria y la identidad, actualmente en rodaje, trabajando de forma incansable en lo que él llama “el arte popular del siglo XX”, el cine y su proyección en salas dedicadas exclusivamente a ello, tan vacías hoy por la competencia de las plataformas digitales. Aquellos antiguos espacios servían para contemplar “museos de la vida”, de muchas vidas sobre personas que sobre el escenario de su acontecer diario sólo hacen algo importante: sobrevivir. Nunca nos sentíamos solos.
Carlos del Amor nos deleitó en el Telediario2 (RTVE) con una semblanza muy cuidada, llena de afecto a Erice, porque en un minuto y cincuenta y siete segundos logró transmitirnos algo importante: su mirada, “una mirada inquieta, la mirada de alguien tímido que disfruta poco con las entrevistas”, sabiendo que “para Erice el cine bebe más de la pintura que de cualquier otro arte”. En el tiempo veloz de la entrevista televisiva citada, Víctor Erice tenía prisa para continuar con el rodaje. Carlos del Amor la finaliza con unas palabras bellísimas: “no se puede llegar tarde al lugar en el que durante tanto tiempo se le ha estado esperando”.
Treinta años después de su maravillosa película “El sol del membrillo”, he vuelto a reencontrarme con él, leyendo las palabras de homenaje que le dediqué en 2016 en este cuaderno digital, El color de la vida, bajo la sombra de un gran pintor, Antonio López, a quien tanto aprecio. Les dejo con ellos.
El color de la vida
Todo depende del color del cristal con el que se mire cada momento de la vida. Recuerdo siempre la puerta de acceso al patio interior de la Casa-Museo de Juan Ramón Jiménez, en Moguer (Huelva), que inspiró un libro precioso y bastante desconocido en nuestro país, Por el cristal amarillo y que tanto me ayudaba en la preparación de mis clases en Huelva. O la insignificancia de ese cristal en la isla de los ciegos al color, que magistralmente describió Oliver Sacks en un libro que leo con frecuencia y que lleva ese nombre descriptivo.
Comento estas vivencias porque anoche contemplé, como aprendí de mi maestro Antonio López, la película que dirigió Víctor Erice, El sol del membrillo, sobre el desarrollo contemplativo e inacabado siempre de una obra del pintor manchego, respetuosa con el devenir real del color del membrillo. Es una película de culto y respeto al devenir de la vida, sobre todo hoy cuando estamos inmersos en la dialéctica vida atómica-vida digital.
La cámara de Javier Aguirresarobe, excepcional, nos ayuda a contemplar segundo a segundo el devenir de la vida que necesita su tiempo, tal y como nos lo describió hace ya muchos años el Eclesiastés. Tiempo atómico y tiempo digital. Es verdad, vanidad de vanidades, todo vanidad…
En homenaje a Antonio López, al que vuelvo siempre cuando voy de mi corazón a mis asuntos o del timbo al tambo, en expresión excelente de García Márquez, adjunto a continuación uno de los artículos que escribí en 2014, con ocasión de la obra permanentemente inacabada de este pintor de la realidad y el deseo, porque nunca nos podemos bañar dos veces en el mismo río, ni contemplar la vida con un cristal de color perpetuo.
Siento que Antonio López tenga que justificarse tantas veces sobre su obra inacabada. Lo sigo de cerca desde hace muchos años y siempre me ha sorprendido su realismo mágico a la hora de llevar al lienzo sus impresiones de la vida, tal y como es. Lo ha dicho recientemente con cierta sorna: “No piensen que soy un vago”, refiriéndose a los veinte años que ha empleado (nunca diría “tardado”) en finalizar un cuadro de la familia real, por encargo de Patrimonio Nacional.
El cuadro inacabado, como casi toda la pintura de Antonio López, según su concepción del arte, se presenta hoy oficialmente en el Palacio Real de Madrid y a partir del jueves 4 de diciembre podrá ser contemplado por el público junto a 113 obras dentro de la exposición El retrato en las colecciones reales. De Juan de Flandes a Antonio López. Es muy sugerente la situación, porque cuando contemplamos a esta familia según Antonio López, ya no es la misma que posó, dando razón al filósofo presocrático que afirmó que nadie se baña dos veces en el mismo río. Es lo que pensará Juan Carlos I al contemplarlo por primera vez, una vez finalizado, con un detalle pictórico que no se le debería pasar por alto. En los últimos momentos, Antonio López ha incorporado un reflejo solar que entra por la izquierda del retrato de medidas considerables (3 por 3,39 metros), dándole una fuerza especial con el paso del tiempo.
He escrito sobre Antonio López varias veces en este cuaderno digital y siempre recordando su obra inacabada, porque me ha pasado lo mismo con un dibujo que inicié en 2005 y sobre el que el 3 de julio de 2006 escribí lo siguiente: “Ayer sentí la necesidad de retomar la copia que estoy haciendo de un dibujo de Antonio López que me fascinó desde que conocí su existencia. Es una instantánea de la casa de su tío Antonio López Torres, en Tomelloso (Ciudad Real), que juega admirablemente con la luz a pesar de los claroscuros del conjunto y que está fechada en 1972-1975, como muestra de su laborioso realismo onírico. Trabajé mucho las tulipas de la lámpara, el cableado difuso de la pared, la puerta abierta, el negro distante del mueble platero y la difícil composición geométrica de la solería de las habitaciones contiguas. Desde hace un año y tres meses no he vuelto a coger el lápiz, la regla para medir las proporciones de cada loseta, la goma impertérrita, el papel de seda que cubre el dibujo en potencia, hecho con dedicación para mi hijo Marcos, al que quiero ofrecerle un trabajo concienzudo, serio, trazado en horas de dedicación a él, como símbolo de una vida llena de contrapuntos diarios por la propia contradicción de vivir contracorriente, pero con pasos hacia delante, tal y como los dibuja Antonio López en el paso firme de su tío Antonio” (1).
Miguel Delibes le dedicó en cierta ocasión unas palabras llenas de ternura, en torno la figura de su tío, el del dibujo mío inacabado: “¿Qué admirar más en Antonio? ¿Su persona o su obra? Su bondad, la modestia machadiana de su aliño indumentario, su humildad creadora, su absorbente profesionalidad, el afán de apartarse, de desplazar sobre otros su valía.
«Mi tío Antonio, el de Tomelloso, ese sí que sabe».
Tenía esta obsesión. Los elogios dedicados a él los aplicaba a su tío, con quien de niño mezcló los primeros colores. Él era solamente un copiador, un aprendiz. No era tarea fácil sacarle de su juicio. Él pintaba, sí, pero el genio era su tío. Y su tío, el de Tomelloso, era realmente un talento natural, pero Antonio era el maestro”.
Antonio López es un pintor especial, refugiado siempre en su forma de comprender el tiempo. Así lo definí en alguna ocasión, en una carta que guardo con especial aprecio, refiriéndome también a otra obra inacabada por mi parte: “Como su nombre, todo es sencillo en él: su pintura realista, la escultura viva hasta la muerte, los dibujos en blanco y negro, gracias a su tío maestro de Tomelloso. Su forma de ver la vida a través del color del membrillo, paciente hasta la extenuación para que no se escape nada de lo rutinario, de lo cotidiano que verdaderamente es porque está ahí, pendiente de que alguien lo capte.
Antonio López, trabajador del arte, ha dicho en esta etapa de su vida que ahora es más libre que cuando era joven, que le ha costado mucho llegar a algo parecido a la estima por la vida y por él mismo, que el camino ha sido complicado y que ha sido doloroso hacerse a sí mismo. Una persona de alma grande, en un modo de vivir y ser muy sencillo. Como una pintura inacabada para mí, que inicié en 2005, una copia de sus lirios y hojas verdes en un patio muy particular, que no pretenden decir nada más que sus pinceles pintan la vida con un realismo mágico que no te permiten perder detalle alguno de lo que pasa, de lo que ocurre, de lo que las personas sienten. Sencillez y maestría en estado puro».
Hoy en día, con unos retoques para perfeccionar el resultado final, el dibujo del tío de Antonio López ya está colgado en la casa de Marcos, sin finalizar, casi en borrador, aunque con los trazos ya definidos en la composición final. He preferido que sea así, porque el alma de este dibujo ya no es la misma que cuando se inició esta maravillosa aventura de copiar a un maestro. El cuadro de los lirios, siguen en trazos con apenas color. Antonio López, un pintor inacabado, me lo ha recordado en el silencio muchas veces. No es que seamos vagos, es que el tiempo huye irremediablemente a veces (tempus fugit), se lleva el alma de un determinado día y ya no podemos detenerlo para aprehenderlo y llevarlo a una paleta de colores.
Volviendo a Miguel Delibes, me ha fascinado siempre la anécdota sobre su busto en bronce que realizó Antonio López y le entregó en octubre de 2011, que él contó con el gracejo que siempre le acompañaba en recuerdos íntimos. Como también tardaba, estaba ávido de la última noticia sobre su busto. Encontrándose con un amigo común de Valladolid, Antonio Piedra, le sonsacó información, para que le informara de alguna forma cómo estaba en las manos de Antonio López, cuándo podría ver “su cabeza”, si se parecía, si era un trabajo importante para Antonio López, etc. y cuándo la podría ver finalizada. Ante tanta insistencia y después de varios rodeos, “Antonio Piedra, que mantenía una actitud reverencial, de respeto hacia el pintor-escultor, emitió un levísimo cloqueo y se diría, por sus ademanes y la exageración de su rostro, por la manera de abrir la boca, un poco exagerada, que iba a pronunciar un largo discurso, pero dijo simplemente:
– Estás hablando, la verdad”.
Hoy, salvando lo que hay que salvar, ante el cuadro ya finalizado de la familia real, quizá podríamos decir: “Están unidos…”, aunque con la socarronería típica de los borbones, Juan Carlos I ya ha dejado clara su valoración: “Estamos todos como éramos hace 20 años». Es verdad, aunque no quiero olvidar la luz especial que entra por la izquierda del cuadro…, la que a última hora ha incorporado Antonio López, el pintor sin prisas, atento a lo que pasa en la sociedad actual.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.
Georges de La Tour, El recién nacido(h. 1648, óleo sobre lienzo, 76 x 91 cm, Museo de Bellas Artes, Rennes)
Sevilla, 8/XII/2022
Sorprende que en un país objetivamente muy descreído e inmerso en problemas muy graves, sigamos experimentando la laicidad y el correlato de aconfesionalidad como palabras huecas en millones de conciencias a pesar de lo propugnado en el artículo 16 de la Constitución. Hoy se celebra el día de la Inmaculada Concepción, festividad vinculada a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, cuando la regresión de las creencias religiosas tiene cada año un crecimiento galopante en el Estado y el Artículo 16 de la Constitución vigente expresa la voluntad de un pueblo: “Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos […] Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”. Lo sorprendente es que una fiesta eminentemente religiosa, sin más sesgos, se eleve a la categoría de fiesta nacional, pasando a ser uno de los pilares del “puente” de Diciembre. Estremece saber, además, que el origen de esta festividad tiene un carácter bélico, además de religioso, por su vinculación con el Milagro en la batalla de Empel, hecho acaecido entre el 7 y 8 de diciembre de 1585, fecha que supone la raíz de la proclamación de la Inmaculada Concepción como patrona de los Tercios españoles y actual infantería española.
Para mí, casi todo lo expuesto me sugiere preguntas, que ya he ido desgranando en estas páginas digitales a lo largo de casi diecisiete años, fundamentalmente porque sigo esperando una respuesta del dios en el que creo, como nos lo recordaba Alberti en su precioso poema “Entro Señor en tus iglesias”, para decirme lo que posiblemente a nadie le diría, aunque sé a ciencia cierta que su corazón anonadado gime ante esta desbandada de sus “fieles”, cada vez menos según los datos oficiales del país. También, por lo que transmite en su poema El platero, publicado en El alba del alhelí, que siempre he sentido como la gran paradoja de la creencia descreída en el dios que nos conmueve y en la Virgen, una mujer muy sencilla y confundida que solo acepta el regalo de un beso a su Niño, mucho más allá de medallas, collares y anillos, porque como estampa familiar nos puede servir para comprender la quintaesencia de la religión bien entendida.
Hoy, vuelvo a contemplar de nuevo el óleo de Georges de La Tour, El recién nacido, un pintor desconocido durante siglos para la historia del arte, porque busco comprender la intrahistoria de María, la madre de Jesús, como nos lo ha contado la historia sagrada. Sobrecoge el silencio y austeridad en este cuadro tan realista en los últimos años del pintor: “Sus célebres “noches”, de aparente simplicidad, silenciosas y conmovedoras, dan vida a personajes que surgen con magia en espacios sumidos en el silencio, de colorido casi monocromo y formas geometrizadas. La total inexistencia de halos u otros atributos sacros, así como los tipos populares empleados, justifican la lectura laica que a veces se ha hecho de sus nocturnos en obras como La Adoración de los pastores del Louvre o El recién nacido de Rennes“ (1). No hay vestigio alguno de collares o anillos, pedidos por José al platerillo de Alberti. Sin nada, solo con el regalo precioso del silencio sonoro de la noche y contemplando a su niño, fruto de una sorprendente concepción, en la que encontró, eso sí, a un gran compañero, José, al que también he reconocido siempre su difícil situación ante los demás descreídos y porque su papel en esta historia nunca ha pasado desapercibido en nuestras vidas y en nuestras fastuosas navidades blancas. José, el carpintero de Nazareth, siempre ocupó una segunda fila en una historia jamás contada bien. Era la pareja oficial de María, asunto que me ha emocionado en muchas ocasiones al describirse así, a pesar de que la historia lo ha encumbrado siempre a los altares. En el óleo de Georges de La Tour, no aparece José por ningún sitio porque realmente nunca fue protagonista de esta historia mágica, la sorprendente concepción de María. Todos comentaban siempre su silencio.
Michel Corrette (1709-1795), José es un buen compañero (Seis sinfonías de Navidad, Sinfonía III, Allegro), interpretado por La Fantasía.
El eminente cardiólogo Valentín Fuster, residente durante muchos años en América, dijo en 2013, durante una de sus múltiples visitas a España, algo que no he olvidado: “Yo puedo estar hablando todo el rato del desastre que hay en España. Pero igual podemos sacar unos minutos para saber si algo funciona…” o lo que es lo mismo, puedo estar hablando todo el rato de lo que hace mal este país, con la que está cayendo, pero igual podemos sacar unos minutos para saber si algo funciona…, si alguien o algo funciona bien en nuestro país, además en un ámbito, el de la cultura, tan olvidado en momentos difíciles, declarada muchas veces como la pariente pobre de la sociedad capitalista que protege, sobre todo, a determinadas “mercancías”. Traigo a colación esta reflexión después de haber leído atentamente una publicación reciente de la Federación Española de Gremios de Editores de España, Comercio Interior del Libro en España 2021, con múltiples datos de interés como para deducir después de su consulta algo que me reconforta en un escenario en el que hay muchos “artistas” que disfrutan destrozando lo que este país hace bien a diario: los libros, en España, gozan de muy buena salud. Veamos por qué.
En su presentación se afirma con rotundidad algo que demuestra la realidad objetiva que funciona bien: “Un año y otro volvemos a lo mismo. Porque nada hay más maravilloso que un libro, y nadie lo sabe mejor que nosotros. Es ésta la trigésimo tercera edición del estudio del Comercio Interior del Libro, y que sean muchas más. La pandemia de la COVID-19 ha cambiado, en parte, la concepción del mundo en que vivimos. Nos sabemos más vulnerables, miramos de reojo a nuestro alrededor y es el nuestro un mundo imprevisible y cambiante, voluble, en el que todo se sucede a una velocidad de vértigo… Pero si algo en estos años ha demostrado ser inmutable y sólido es justamente nuestro sector, el libro, pues, fiable como las matemáticas (hermanémonos con los que no son tan distintos), no ha desaparecido en la vorágine de la tecnología ni ha sido transformado por ningún virus”. Además. “si 2020 fue un buen año, este 2021 ha sido mejor. Es decir, sigue la tendencia positiva, la gente sigue leyendo un poco más cada año y el libro rebosa vida y plenitud. No parece una mala noticia para nuestra sociedad”. Llevaba razón el doctor Fuster.
He leído esta publicación siguiendo el índice del trabajo realizado, aunque siempre bajo la óptica de dos resultados pretendidos por la Federación, incluyendo como dicen siempre los auditores, algunas “limitaciones”. En primer lugar, “la cifra global de facturación por ventas de libros en el comercio interior, así como aquellas variables referidas a la oferta de libros y a su comercialización. Aunque hay una parte de la edición privada que queda fuera del estudio, las proyecciones sobre las editoriales no agremiadas y sobre la edición institucional muestran que el estudio representa una cantidad próxima al 90% de la cifra de negocio de la edición de libros”. En segundo lugar, “el empleo del sector, la distribución geográfica de la producción y de la distribución de libros, la lengua de edición, la edición en formato de bolsillo y formato electrónico, el precio de los libros según las materias, los canales de comercialización y la cantidad global pagada por derechos de autor”. Los datos que figuran a continuación aseveran este trabajo bien hecho, destacando por mi parte los siguientes, no inocentes por supuesto, entre otros muchos que cada uno puede verificar en atención a sus intereses particulares o colectivos:
1. Es importante señalar que en el informe han participado sólo las empresas asociadas a alguno de los siguientes gremios o asociaciones y que han tenido actividad editorial en 2021: la Asociación de Editores de Madrid (AEM), el Gremi d’Editors de Catalunya (GEC), el de Editores de Euskadi (GEE), la Asociación de Editores de Andalucía (AEA), la Asociación Galega de Editores (AGE), la Associació d’Editors del País Valencià (AEPV), la Associació d’Editors en Llengua Catalana (AELLC), el Gremio de Editores de Castilla y León (GECYL) y por último, la Asociación Nacional de Editores de Libros de Texto y Material de Enseñanza (ANELE)”. Lo indico porque tengo un interés especial de conocer la actividad editora en Andalucía, sobre la que puntualizaré determinados datos. En este caso de analizar el universo de empresas participantes en el informe y en el muestreo de estas, se observa el lugar no destacado que ocupa Andalucía, quinto lugar entre siete, en relación con los gremios y número de empresas que comprenden estos gremios, así como sus volúmenes de facturación anual, no superando el rango de “medianas empresas”, porque sólo hay una caracterizada como tal.
2. En 2020, 12.709 personas trabajaban en el sector, mientras que para 2021, el empleo en el sector agremiado se sitúa en 12.760 empleados, 51 puestos laborales más.
3. En relación con el proceso de edición, el claro objeto del informe, se han obtenido los siguientes datos:
– Observamos un aumento en el número de títulos editados en papel, situándose en 55.197, y los libros editados en digital también han aumentado un 1,2% con respecto a 2020, llegando a los 24.176 libros editados en formato digital.
– Respecto al número de ejemplares publicados se observa la misma dinámica, un aumento de un 9,3% respecto a 2020.
– La tirada media por título en papel también ha experimentado un ligero aumento, de los 3.576 hasta los 3.590 títulos en este ejercicio.
– Las materias con mayor número de títulos editados en 2021 son, en primer lugar, No ficción con un 40,1% de los títulos, luego Ficción adultos con un 21,1% y en tercer lugar Textos no universitarios con un 17,9%, lo que suma un total de 79,1% sobre el total.
– En 2021 la edición en castellano ha supuesto el 76,0% de la producción editorial en España, manteniendo la proporción relativa de la edición. El catalán y el gallego han experimentado los mayores aumentos 7,5% y un 7,1% respectivamente, respecto al ejercicio anterior.
– En los últimos cinco años se observa una tendencia positiva respecto al porcentaje de editoriales que editan en formatos diferentes al papel, alcanzando en 2021 el 50,1%.
– La facturación de libros en formato electrónico aumenta respecto a 2020, llegando a los 134,79 millones de euros, lo que supone un 6,8% más que el año anterior.
– La edición de títulos de bolsillo ha aumentado también respecto a 2020 en un 7,9%, siendo de 4.602 títulos. La edición de ejemplares también aumenta respecto al ejercicio anterior (+7,2%) alcanzando los 16.829 títulos. La tirada media disminuye levemente, siendo de 3.657 ejemplares por título (3.680 en 2020). La facturación, se ha visto aumentada en un 3,5%, siendo de 104,33 millones de euros. El precio medio pasa de 7,48 en 2020 a 7,59 en 2021”.
Tengo que destacar algo que me ha llamado poderosamente la atención: de los títulos editados en papel, por materias, hay un dato muy revelador que merecería por sí sólo un estudio a fondo, el crecimiento de la edición de novela romántica en 2021, en relación con 2020, un 15,9%, el mayor del conjunto del género de novela, lo que se podría interpretar como la reacción popular a la situación de un país exhausto por los conflictos de la postpandemia y la reconstrucción de un presente y futuro imprescindibles para seguir viviendo, orillando a veces el principio de realidad con un toque de “romanticismo”. Con este dato es complejo buscar argumentos, aunque, repito, merece un estudio pormenorizado por títulos y autores. Lo que no se puede negar es que es un dato revelador del estado anímico de un país. Si unimos este dato al de ejemplares editados, no sólo títulos, otra vez vuelve a destacar el número de ejemplares “románticos”, 1.526.
4. La edición en formato electrónico ha venido ya para quedarse definitivamente entre el público lector y así lo asevera este informe: “Mediante la venta de libros en formato electrónico se ha facturado 134.792 millones de euros en 2021, un 6,8% más que en 2021. Esta facturación supone el 5,2% del total facturado en el sector durante el ejercicio 2021. Se han editado un total de 24.176 títulos, un 1,2% más que en 2020. Aumentan muy levemente el número de libros electrónicos en catálogo, llegando a los 186.887 (un aumento del 0,1% con respecto al año anterior). El número de ejemplares vendidos en formato electrónico aumenta en un 1,7%, llegando a los 13,5 millones de euros. Aumenta el precio medio de los libros electrónicos, llegando a 10,0 euros”. No acaba de consolidarse la publicación exclusiva en formato digital en nuestro país: “El 89,7% de los libros publicados en formato digital también se editaron en papel. Solo un 10,3% de los títulos publicados en formato electrónico salieron al mercado exclusivamente en formato digital. Esta cifra disminuye con respecto a 2020, dado que en el ejercicio anterior el 13,7% de los títulos se publicaban únicamente en digital. Desciende nuevamente el porcentaje de obras que contienen material adicional en su versión digital (enlaces, comentarios, vídeos, ilustraciones…), del 20,9% del año 2020 al 19,7% en el año 2021”. También hay que destacar la primacía de Amazon en este tipo de formato: “El mayor punto de distribución continúa siendo, un año más, la Venta a través de plataformas específicas de distribución digital, con un 77,2% del sector, que implica que se mantiene estable respecto a años anteriores. Dentro de este apartado destacan especialmente las plataformas comerciales genéricas y otras plataformas, con un 46,4% de la venta, donde Amazon sigue liderando este sector con un 25,7% de las ventas. Las plataformas creadas por la propia editorial facturan el 27,4% del total”. A continuación de Amazon, 34.585 libros, con un 25,7% del total, figuran a gran distancia, Casa del Libro, con 9.209 y un 6,8% del total, siendo la tercera en liza Apple Store, por este orden, con 5.870 libros vendidos, lo que supone un 4,4% del total analizado.
5. El libro de bolsillo también ha mejorado en sus resultados de 2021: “Durante 2021 se han editado 338 títulos más respecto al ejercicio anterior, lo que supone un aumento del 7,9%. Aumentan también (aunque en menor me[1]dida) los ejemplares editados (7,2%), con lo que la tirada media desciende levemente, un 0,6%. Se observa un ligero aumento en la venta de ejemplares en formato bolsillo respecto al ejercicio anterior, esta cifra ha aumentado un 2,0%, viéndose también aumentada la facturación en un 3,5%. El precio medio de cada volumen aumenta en 11 céntimos, o lo que es lo mismo, un aumento relativo del 1,5% del precio medio en cada ejemplar res[1]pecto del año anterior”.
6. La buena salud del mercado interior de libros den España se traduce en los siguientes datos en la proyección a la industria del libro, que también existe: “Los datos se presentan a precio de tapa, IVA incluido. Para los libros de texto de Primaria y Secundaria, cuya facturación se informa a precios de cesión o factura desde 2007, se estima un incremento de un 20% en su facturación, siguiendo los usos y costumbres del mercado, y homogeneizando así las cifras con las de años precedentes para su comparación. El sector editorial español registró, en 2021, una facturación de 2.576,7 millones de euros, calculada a precios de tapa, I.V.A. incluido. Una cifra superior a la del ejercicio anterior. Estas ventas representan un 5,6% más que en 2020. Esta cifra no incluye las cantidades ingresadas por venta de derechos que se contemplarán al hablar de la facturación neta. En general, todas las materias crecen, especialmente Infantil y juvenil y ficción adultos, 17,7% y 8,2% respectivamente. También crecen los libros de no ficción (+7,7%) y cómics (+4,5%). En cambio, descendieron los libros de texto no universitarios (-7,8%), posiblemente como consecuencia de la paralización de los calendarios de renovación de los libros de texto. En el año 2021 se vendieron un total de 174.100 millones de ejemplares, un 5,9% más que en 2020”. Una vez más, vuelve a destacar por facturación anual de determinadas materias el género de novela romántica con un incremento sobre el año anterior del 10,1%.
7. Es de sumo interés conocer con detalle los diferentes canales de ventas de libros, ante la situación dramática que en algunos momentos de la historia reciente de este país ha sido el cierre progresivo de librerías y que en determinadas ocasiones he recogido con cierto dolor en este cuaderno digital: “Las Librerías y Cadenas de librerías son los principales puntos de venta de libros. Las librerías suponen un 35,2% y las cadenas libreras un 18,6% de la facturación total anual. En cuanto a los Canales para libros electrónicos aumenta un año más la facturación llegando a los 134,79 millones de euros. Un 6,8% más que en el año anterior. La venta de libros a través de los distintos canales de comercialización en 2021, detallada por canal, se puede resumir de la siguiente manera:
— Las librerías y cadenas de librerías siguen siendo los principales canales de venta de libros, superando más de la mitad del mercado total llegando juntas a un 53,9%.
— El canal librerías ha facturado una cifra de 907,72 millones de euros en 2021, un 8,2% más que el año anterior y un 11,6% más que en el 2017.
— Las cadenas de librerías facturan 480,39 millones en 2021, un 5,9% más que el año anterior, y un 16,9% más que en el 2017.
— Los hipermercados, con 217,47 millones facturados, incrementan su cifra de ventas un 6,4% respecto a 2020 y un 14,8% más que en 2017.
— Sumando estos tres canales, las ventas en el canal minorista aumentan un 10,9% en el último año, y un 17,2% con respecto a 2017.
— La venta a quioscos desciende un año más, -1,7% respecto a 2020.
— Empresas e Instituciones (donde se incluyen las ventas de libros de texto a colegios) aumenta sus ventas respecto a 2020 (+1,9%) y bibliotecas también aumenta (+2,9%).
— La venta de libros (en papel) a través de internet, ha aumentado su facturación un 23,9% en el último año y un 126,3% respecto al 2017. La facturación de libros de papel a través de internet se produce principalmente a través de Amazon, con un 62,9%, seguido a mucha distancia de la web de la editorial con un 13,2%.
— La venta al consumidor final ha aumentado un 16,6% en los últimos 5 años y un 11,2% respecto a 2020”.
8. Por último, recojo especialmente la distribución de la cifra de ventas de libros en 2021 por Comunidades Autónomas, donde Andalucía mantiene una estabilidad desde 2017, con una ligerísima mejoría del 0,2% sobre el año anterior, 2020 y sobre la de referencia, 2017, lo que se traduce que en relación con su peso de población, ocupe un lugar no destacado cuando se analizan las diferencias entre ventas y población distribuidas por Comunidad Autónoma, además de su correlación según datos de población del INE, a 1 de enero de 2022: “las Comunidades Autónomas con un mayor ratio de ventas con relación a su población son: Madrid, 7,2 y Cataluña, 3,8. La Comunidad Autónoma Vasca estaría en tercer lugar sumando 1,8. En cuanto a las Comunidades Autónomas con un ratio positivo tendríamos a Galicia, 0,6, a La Rioja, 0,4 y Asturias, 0,1. Aquellas Comunidades Autónomas con resultados negativos serían: Andalucía, 5,4, Comunidad Valenciana, 2,4, Castilla y León, 1,5, Canarias, 1,6, Castilla-La Mancha, 0,8, Extremadura, 0,8, Murcia, 0,6, Baleares, 0,5 y Aragón, 0,1:
Lo expuesto anteriormente se puede resumir en el siguiente gráfico que se puede ampliar hasta la saciedad consultando la publicación objeto de este artículo:
Si unimos los datos expuestos anteriormente a los que publiqué en abril de este año en este cuaderno digital sobre el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España 2020, elaborado por CONECTA para la Federación de Gremios de Editores de España, con el patrocinio de CEDRO y en colaboración con el Ministerio de Cultura y Deporte, con información importante sobre la lectura en nuestro país en 2020, que fue un año muy especial por la pandemia sufrida, constatamos que es una muy buena noticia conocer los resultados del informe comentado hoy. En mi caso, que me considero un filobiblion, es decir, una persona que ama los libros, es fácil entender que me interese especialmente conocer estos datos y divulgarlos porque pienso que un país que lee avanza siempre hacia la libertad de pensamiento y conductas asociadas. Decía Richard de Bury, el autor de un libro publicado en el siglo XIV, cuyo título descriptivo enuncia lo que recogen sus páginas escritas en latín, Filobiblión. Muy hermoso tratado sobre el amor a los libros, que “La verdad que triunfa sobre todas las cosas —que vence al rey, al vino y a las mujeres, que se considera sagrada y se honra antes que la amistad, que es camino sin retorno y vida sin fin, que el santo Boecio considera triple en pensamiento, discurso y escritura— parece seguir siendo más útil, fructífera y obtiene mayores ganancias en los libros. Porque el significado de la voz perece con el sonido. La verdad latente en la mente es la sabiduría que se esconde, el tesoro que no se ve, pero la verdad que brilla en los libros desea manifestarse con fuerza a través de cada sentido. Enaltece la vista cuando es leída, al oído cuando se escucha, y además al tacto cuando se somete a la transcripción, encuadernación, corrección y conservación. La verdad escrita de los libros, no transitoria, sino permanente, se ofrece a sí misma para ser observada, y por medio de las esférulas permeables de los ojos, que pasan por el vestíbulo de la percepción y las cortes de la imaginación, entra en la cámara del intelecto, tomando su lugar en el diván de la memoria, donde engendra la verdad eterna de la mente” (1).
El informe en general es de enorme interés, pero destaqué en su momento cinco conclusiones por su impacto real en la vida diaria de los ciudadanos y ciudadanas de este país, que se enriquecen hoy con el informe que he comentado anteriormente sobre la edición de libros en nuestro país:
En primer lugar, porque aun destacándose el incremento de lectores frecuentes, que ascendió a un 52,7% de la población, con un ascenso leve sobre 2019, la realidad es -aunque con tendencia a la baja- que un 36% de la población española continúa sin leer libros, cuestión bastante preocupante.
Es indudable que el confinamiento tuvo un efecto positivo sobre los índices de lectura en nuestro país. La nube de palabras jerarquizadas que se recogen en la imagen correspondiente a este punto, traduce muy bien la realidad de la verdadera aportación de la lectura durante este tiempo de confinamiento tan difícil y prolongado en el tiempo: entretenimiento (99%), desconexión (97%), relajación (93%), tranquilidad (90%), ánimo positivo (83%), alegría (67%), entusiasmo (66%), fuerza mental (63%) e ilusión (63%).
Señalé el incremento en el número de lectores por ocio en tiempo libre, generalizado en todas las comunidades autónomas, habiendo sido Cataluña y Andalucía las Comunidades que mayor incremento han registrado un incremento de 2,3 puntos sobre 2019, aunque sentía el puesto que ocupa todavía mi Comunidad, Andalucía, el decimoquinto, con un 59,03% de lectores en la Comunidad, estando la media en España en un 64%, lo que se traduce a que el 40,97% de la población andaluza no lee por ocio en tiempo libre.
Me llamó la atención el dato de que un 51,7% de los españoles compraron libros (no de texto) en 2020, un 1,3% más que en 2019 y que la librería tradicional se mantiene como principal canal para la compra, creciendo de nuevo en 2020 a pesar del confinamiento en 3,6 puntos, alcanzando un 71,1% sobre el total de canales de compra, seguido por Internet con un 38,4%.
Por último, un dato esperanzador: la lectura infantil se mantiene en valores muy elevados, aunque desciende la lectura a los más pequeños, los menores de 6 años, cuestión que debería preocuparnos en estos momentos. Hay un ligero incremento de 1,6 puntos en la proporción de niños de 6 a 9 años que leen libros que no son de texto.
Lo he manifestado en diversas ocasiones en este cuaderno digital: el arte de leer es bello. La lectura es un acto de libertad intelectual que se modula a lo largo de la vida, convirtiéndose poco a poco en arte. Desde la escuela infantil y hasta los últimos días de la vida, tenemos millones de posibilidades de leer todo lo que se pone por delante para invitarnos a dar forma a unos caracteres que en sí mismo no son nada sin nuestra intervención personal e intransferible, porque aunque alguna vez leamos algunas palabras junto a alguien, lo que se graba en cada cerebro es irrepetible. Como si fuéramos bibliotecas ambulantes conteniendo siempre lecturas diferentes de textos llenos de palabras sueltas o frases que hemos acumulado en ellas a lo largo de la vida. En un país de bares, como España, que no de librerías, la lectura no es una tarea habitual. La mercadotecnia se ha apropiado del aserto de Gracián, lo bueno si breve dos veces bueno, dando igual la calidad de lo breve. La mensajería instantánea, donde WhatsApp, Telegram, Facebook o Twitter se ha convertido en un claro exponente de la brevedad, así como los tuits, se han apropiado de la lectura por excelencia en los micromundos personales y de redes sociales. En un modo de vivir tan rápido como el actual, la lectura pausada y continua es un estorbo para muchas personas, donde el libro supone además un reto casi inalcanzable para el interés humano de supervivencia diaria.
Con los datos expuestos anteriormente, se hace imprescindible proclamar la necesidad de la lectura como medio de descubrimiento de la palabra articulada en frases preciosas, cuando lo que se lee nos permite comprender la capacidad humana de aprehender la realidad de la palabra escrita o hablada. Maravillosa experiencia que se convierte en arte cuando la cuidamos en el día a día, aunque paradójicamente tengamos que aprender el arte de leer siendo mayores, porque la realidad amarga es que no lo sabemos hacer: “¿Pero qué queremos decir con “saber leer”? Conocer el alfabeto y las reglas gramaticales básicas de nuestro idioma, y con estas habilidades descifrar un texto, una noticia en un periódico, un cartel publicitario, un manual de instrucciones… Pero existe otra etapa de este aprendizaje, y es ésta la que verdaderamente nos convierte en lectores. Ocurre algunas afortunadas veces, cuando un texto lo permite, y entonces la lectura nos lleva a explorar más profunda y extensamente el texto escrito, revelándonos nuestras propias experiencias esenciales y nuestros temores secretos, puestos en palabras para hacerlos realmente nuestros” (2). Que los resultados de la edición de libros en España sean tan positivos como los que figuran en el informe comentado son, de verdad, una excelente noticia.
(1) De Bury, Richard. Filobiblión. Muy hermoso tratado sobre el amor a los libros. Madrid: Anaya, 1995.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.
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