Bartolomé Esteban Murillo, Niño asomado a la ventana (1675)
Las palabras que siguen es un pequeño homenaje personal en el tiempo preparatorio de la celebración del Cuarto centenario del nacimiento de Murillo en la ciudad de Sevilla. Recoge una constante en su obra pictórica, la que dedicó a los niños y niñas de Sevilla que menos tenían, frente a ángeles imposibles e inalcanzables que también pintó, que hoy son vistos por millones de personas en el mundo en museos de diversas localizaciones geográficas donde la obra de Murillo se contempla con admiración y respeto. Como este niño sevillano que sonríe asomado a una ventana de libertad y que tanto admiro.
Esta mañana estuve contemplando el monumento dedicado a Murillo en la Plaza del Museo, viéndole rodeado de una alfombra de flores de jacarandá, muy cerca de un lugar mágico, la sala V del Museo de Bellas Artes, donde he recordado algo que me causó una gran impresión en una visita que hice en 2015. En aquella ocasión, tuve una experiencia extraordinaria, porque un cuentacuentos estaba enseñando a niños y niñas de dos años, con arte excelso, el pequeño secreto de la Virgen de la Servilleta. Al terminar su intervención magistral, en breves minutos doblemente buenos, les entregó unas hojas con trazos del cuadro explicado, para que los colorearan con lápices multicolores de cera. Y comenzaron a dar color a una obra que previamente ya les habían presentado en clase sus maestras, sus maestros, en el buen sentido de la palabra maestra, maestro.
Niños y niñas ante la Virgen de la Servilleta – Museo de Bellas Artes / Fotografía del autor
Fue un momento mágico y estaba convencido de que Murillo disfrutó aquel día de forma especial, porque solo buscaba encontrar en las madres presentes su papel de vírgenes anónimas y el rostro saliente de todos y cada uno de los niños pintores, como el de la servilleta, aunque tendría que pensar detenidamente de qué forma podría pintar también a las niñas como nuevas protagonistas de sus cuadros, en una revolución de género que nunca pudo imaginar. Fui testigo directo de cómo una abuela le explicaba a su nieta que la Virgen era una madre buena. Se hizo un silencio sonoro y se despidieron del pintor. La niña, mirando hacia atrás, buscaba la servilleta original de la que le había hablado el cuentacuentos porque por más que miraba el cuadro de Murillo no la veía por ninguna parte. Solo a su abuela, en su papel maravilloso de madre que está en la tierra, con ella en brazos. Ocurrió en minutos algo especial: en esa ocasión eran los niños y niñas de Sevilla los que pintaban a Murillo, cuando él pintó como ningún otro artista de la época a los niños como centro de atención especial en su obra.
Es maravilloso contemplar un lienzo que está lejos de nuestro país, Niño asomado a la ventana, que simboliza algo muy importante: probablemente era un niño pobre, como tantos miles que había en Sevilla en aquella época, pero asomado a un mundo diferente a través de una ventana liberadora. Así lo he pensado y así lo transmito.
Cuando me alejaba de la mirada de Murillo, en bronce inmovilizado, en una obra realizada en 1864 por el escultor madrileño Sabino de Medina, en la que se representa al pintor de pie sobre un estrado de mármol donde sostiene una paleta y un boceto -¿de un niño o una niña de Sevilla?-, he recordado también la situación de pobreza de niños de Andalucía en general y en Sevilla en particular, en el momento actual, según el informe último sobre el Estado de la Pobreza en Andalucía 2016, en el que se afirma que “Uno de los colectivos más afectados por la pobreza es los niños y niñas de nuestra comunidad. A pesar de haber descendido en un año, 4 puntos, el 48,1% de los menores de 18 años en Andalucía aún se encuentra en riesgo de pobreza y exclusión social. La Comunidad se encuentra muy lejos de poderse comparar con la tasa nacional, 34,4%23. Andalucía es la segundad comunidad con la tasa de pobreza infantil más alta de España, por detrás de Ceuta. Andalucía es la región con mayor número de niños viviendo en hogares con baja intensidad de trabajo, en total 18,8%; en 2014 el porcentaje se situaba en 24,2%, mejorando 5,4 puntos. El 9,8% de los menores andaluces de 18 años vive en hogares con carencias materiales severas, frente al 9,1% de los menores españoles. En 2014, en Andalucía el dato era de 10,1% y en España del 9,5%. En este aspecto ambos datos se mantienen muy próximos, no sucediendo lo mismo en la tasa de pobreza ni en el BITH [Población con baja intensidad de trabajo por hogar]” (1).
Obviamente, he pensado que Murillo, cuatrocientos años después de su nacimiento, volvería a pintar hoy con carácter preferente a los niños y niñas de Sevilla con pobreza visible e invisible, que todavía existen, a los que siempre quiso dedicar una parte muy importante de su obra, como homenaje a los que menos tienen, a los invisibles para los que tienen todo, para que comprendamos que hay que fijar prioridades al recordarlo ahora en ceremonias y festejos especiales. Para que no olvidemos su mensaje pictórico ni siquiera un momento. Para que todos los niños y todas las niñas que viven en Andalucía, puedan asomarse ya a las ventanas de dignidad personal que solo existen en las grandes alamedas de libertad.
Sevilla, 18/V/2017
(1) Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza, EAPN-A (2016). Estado de Pobreza en Andalucía. 2016.
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