Sevilla, 4/IX/2020
Considero a don Emilio Lledó un Maestro al que profeso un respeto casi reverencial. Le he escuchado, en el vídeo que precede estas líneas, hablar de don Francisco, su maestro de vida que no ha olvidado nunca, igual que me ocurre a mí con mi maestra del alma, doña Antonia León, de la que tantas veces he hablado en este cuaderno digital. Él habla entusiasmado del cuaderno que conserva desde 1938 en el que aparece muchas veces el título de “sugerencias de la lectura”, por indicación de su maestro. Me ha parecido precioso valorar el hecho de que no demos nada por sabido, del valor de la espontaneidad y, sobre todo, de las posibilidades creativas que nos ofrece siempre la lectura, a la que hay que añadir algo que también señala con idéntica fuerza: la lectura nos da la posibilidad de crear libertad, porque probablemente don Francisco recibía más sugerencias de las lecturas que hacía en clase o mandaba para leer en casa, que alumnas o alumnos tenía que educar.
Me sucede a mí también, recordando el único cuaderno que conservo desde 1954, forrado en papel azul y con una etiqueta central blanca enmarcada en una línea delgada azul y con dientes externos, como los de un sello, en la que escribí en redondilla una palabra mágica, con plumilla y tinta negra: “Diario”. Es un placer pasar sus páginas y ver la mirada de doña Antonia detrás de cada dibujo, de cada palabra. Luego nos decía que pintáramos con lápices de colores los dibujos que cada día nos sugería a nuestras pequeñas mentes creativas, algunas veces forzadas por el “lapisabio” troquelado que compraba con una ilusión desbordante en la papelería “Lino”, de la calle Narváez, en Madrid. Aquellas páginas estaban llenas de color y corrección, de encanto en definitiva, sin tachaduras ni borrones, porque doña Antonia nos animaba a ser creativos y limpios como el alma libre que ella nos transmitía en sus clases.
Sugerencia no es una palabra inocente. La primera vez que la Real Academia Española de la Lengua introdujo el lema “sugerencia” fue en 1927 (el año en el que nació el profesor Lledó), en su Diccionario manual e ilustrado, como palabra de uso común en América: insinuación, inspiración, idea que se sugiere, manteniéndose exactamente estas acepciones en la actualidad (Edición del Tricentenario, actualización de 2019). Noventa y tres años después sigue aceptándose su alma inspiradora, tal y como también me la explicaron en mi niñez rediviva. Nadie la ha tocado hasta hoy porque así es esta bella palabra, tan bien cuidada por don Emilio desde su nacimiento en Sevilla. Antes, durante dos siglos de diccionarios, no existía la palabra y su raíz latina, la del verbo «sugerir» (suggerere), que sí se recogía, era inquietante en su segundo significado: instigar o influir para una acción mala. La cultura social la ha blindado y hoy mantiene «sugerencia» su forma de expresarse tan bella, pura inspiración .
En estos días en los que comienza el curso escolar 2020-2021, en un entorno muy complicado, es importante escuchar lecciones magistrales, a modo de sugerencia -esa palabra tan querida del profesor Lledó-, como la conversación completa con él que figura en el enlace siguiente: https://youtu.be/lYDR163vHuk. Creo que tenemos la oportunidad de comprender qué significa educar en el siglo XXI. Por el momento, sobran más palabras. Son solo sugerencias de la lectura del Libro de la Vida y de saber escuchar atentamente las sabias palabras de un maestro excepcional, don Emilio Lledó.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo, no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.