Museo del Arte Abierto (MAA)

La belle societé (1965-66), René Magritte (propiedad de Fundación Telefónica)

Sevilla, 8/IX/2020

Me ha impresionado conocer que las grandes corporaciones de este país, bancarias sobre todo, custodian una colección de 30.500 obras de arte: “Solo Iberdrola, Santander, BBVA, Repsol, La Caixa, Banco Sabadell, Mapfre, Telefónica, ICO y el Banco de España custodian unas 30.500 obras de arte. Por darle escala, el Prado alberga 27.500 y el MoMA (el mayor contenedor artístico contemporáneo del planeta) unas 200.000. Estas colecciones han tenido dos virtudes. Evitar la salida de piezas —España ha sido un país que ha sufrido históricamente un inmenso expolio— y atesorar obras de artistas contemporáneos con poca, o ninguna, presencia en los museos públicos”. Con estos datos se puede afirmar que España tiene un Museo de Arte Oculto que no Abierto (MAO), para seguir la tradición museística mundial de sus siglas, secuestrado de forma genérica a la sociedad en general, cuando la realidad es que gracias al dinero atesorado de millones de personas a lo largo de los siglos y de los últimos años también, se han podido adquirir obras importantísimas para un supuesto MAO (que no abierto (MAA).

En el año 1983 tuve la oportunidad de visitar una galería de cuadros de gran valor artístico del Banco Exterior de España, en su sede central en Madrid, entidad que desapareció en 1991 hasta integrarse definitivamente en Argentaria y, finalmente, en el BBVA, donde imagino que acabaría el fondo que pude contemplar en aquella visita profesional. Me impresionó la calidad artística de aquél fondo, que no he olvidado y que sólo se podía contemplar en ocasiones especiales, restringido obviamente al gran público. Me planteó ya en aquella ocasión serios interrogantes porque entendí que era un privilegio del que no podía disfrutar el público en general. Es indudable que la adquisición de los fondos artísticos, pictóricos sobre todo, por parte de las entidades bancarias, fue un fenómeno amparado por la legislación vigente en cada época, aunque hay que criticar que desde la compra de determinadas obras excepcionales el fondo quedaba oculto y sólo, en determinadas ocasiones, se podía visualizar sin amparo oficial alguno por la discrecionalidad de sus propietarios corporativos.

El artículo que ha publicado el diario El País a tal efecto es muy interesante para aproximarse a esta realidad oculta. La exposición abierta de la misma, de forma tan manifiesta, deja entrever que habría que dar la vuelta a esta situación y promover acuerdos con el Ministerio de Cultura para crear un Museo Virtual de Arte Abierto (MUVA) que permitiera visitar el fondo de la forma más exhaustiva posible, con independencia de dónde estén alojadas físicamente las obras expuestas en internet. Además, sería una iniciativa de interés general crear simultáneamente un Museo Itinerante de Arte Abierto (MIDA), sin sede física permanente, en el que se programaran exposiciones temporales por temáticas bien definidas, en Museos Públicos, que se nutrieran íntegramente de estos fondos corporativos o de forma combinada, público-privada, como podría ser la obra artística global recuperada de artistas españoles en el exilio o durante la posguerra civil, como un acto de memoria histórica que estuviera al alcance del público en general. Se podría afirmar entonces, recordando el cuadro de Magritte, La belle societé, que la sociedad española es bella cuando la cultura está al servicio de todos sin ocultación alguna. Son solo proposiciones, como cantaba Pablo Milanés: Propongo compartir lo que es mi empeño / Y el empeño de muchos que se afanan / Propongo, en fin, tu entrega apasionada / Cual si fuera a cumplir mi último sueño. Nada más, la entrega abierta y apasionada de la cultura al servicio del interés general.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

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