Los utopianos no tenemos remedio

Sevilla,9/XI/2022

Cuando preparaba el pasado 29 de octubre el artículo dedicado a la Feria del Libro en Sevilla, descubrí en una imagen de promoción del citado evento el título de un libro que me llamó poderosamente la atención, Utopía no es una isla. Catálogo de mundos mejores, escrito con primor por Layla Martínez (Madrid, 1987), mucho más cuando todo el mundo que se acerca a este cuaderno digital sabe que busco siempre islas desconocidas en mi acontecer diario. Visto, dicho y hecho, porque lo compré en la Feria y lo leí apasionadamente, en tiempos en los que las personas con pensamiento utópico o utopianos (los habitantes de Utopía, en la clave de Tomás Moro), una especie en peligro de extinción, seguimos trabajando todos los días para que otro mundo sea posible para todos, persiguiendo siempre el interés general, no el individual o privativo.

El libro no defrauda a quien se acerque a él para seguir aprendiendo lo que significa la palabra “utopía” en este loco mundo, con tantas tentaciones de bajarnos de él, si lográramos pararlo siquiera un momento o, como navego a diario en singladuras complicadas de entender, tirarnos del barco en el que cada uno viaja por la vida, aunque ya he manifestado en muchas ocasiones que lo hago siempre en patera, una embarcación muy frágil, sin quilla, que avanza por mares procelosos sin protección alguna, fundamentalmente porque todos no vamos en el mismo barco, como se suelen rematar conversaciones imposibles, porque no voy con “todos” de forma gregaria y con pensamiento único, sino protegido tan sólo por el chaleco salvavidas de la igualdad, libertad y fraternidad para todos. Y así nos va a veces a los utópicos o utopianos en sentido estricto, solos ante el peligro de vivir y soñar de forma diferente.

La sinopsis oficial del libro puede ayudar a comprender mejor su contenido, recomendable para compañeros de viaje hacia alguna parte de las utopías posibles: «Las distopías reflejan nuestras ansiedades colectivas en el marco cultural de la posmodernidad. A diferencia de lo que sucedía en la modernidad, ya no creemos que el futuro esté ligado al progreso y vaya a ser necesariamente mejor. Se ha convertido en algo que nos produce miedo y ansiedad, así́ que creamos productos culturales que tratan de alertar sobre los riesgos de ir a peor, sobre los peligros que nos esperan a la vuelta de la esquina. Es lógico, pero el efecto combinado ha sido devastador. Los productos culturales reflejan la realidad, pero al hacerlo, también la crean. Imaginar futuros peores nos ha quitado la capacidad de pensar en un porvenir mejor. (…) Esto ha resultado enormemente funcional para el neoliberalismo capitalista, que ha utilizado la producción cultural de distopías a su favor, para mantener el orden actual y evitar los cambios. Si solo imaginamos un futuro peor, el presente nos parecerá́ admisible y no lucharemos para cambiar las cosas». El futuro está cegado, no nos espera nada mejor de lo que hay. Esa podría ser la conclusión, a juzgar por los mensajes políticos, culturales y mediáticos que nos llegan cada día. Pero ante otros futuros igualmente oscuros, muchos y muchas decidieron imaginar mundos mejores y trabajar por ellos. En Utopía no es una isla, Layla Martínez recupera proyectos utópicos pasados que nos devuelvan la capacidad de imaginar y que nos guíen para construir un futuro en el que merezca la pena vivir”.

Por sólo 8 euros (¡ay, la diferencia entre valor y precio!), podemos aproximarnos a un análisis riguroso en este libro breve que, por eso mismo, es dos veces bueno, recordando a Baltasar Gracián. Todo el libro es un manual para comprender bien la intrahistoria de las utopías, más allá de la archifamosa de Tomás Moro, a quien apeo de la santidad interesada por siglos, agradeciéndole siempre que un día decidiera escribir una historia contada de forma prodigiosa para la posteridad, aunque en su realidad todo fuera mucho más duro de lo que exponía en una isla de nombre Utopía. Leyendo sus conclusiones, me quedo con una reflexión que me ha animado de nuevo a salir hoy de mí mismo, en una nueva singladura para buscar una isla desconocida que me permita vivir apasionadamente junto a los que piensan que otro mundo es posible: “En nuestro mundo no parece haber lugar para la esperanza. Cuando pensamos en el futuro, casi todos nosotros pensamos en un planeta devastado, una sociedad totalitaria, un capitalismo salvaje gobernado por grandes corporaciones. Ni siquiera la izquierda radical parece creer en serio en la posibilidad de una revolución, de una sociedad libre de explotación y dominación. En el mejor de los casos, solo somos capaces de imaginar pequeños cambios, reformas tímidas. Pero en realidad, ¿qué lo impide?”, cuando se constata que el capitalismo tiene grietas por todas partes, aunque es verdad que “ha colonizado nuestros cuerpos, nuestros deseos y nuestros afectos con más intensidad que en ningún otro momento de la historia: “La desesperanza es pura propaganda. El cambio es difícil, pero no es imposible. Quizá lo que nos toque ahora sea imaginar esa posibilidad, pensar en cómo es la sociedad que queremos y cómo llegaremos a ella, construir la ideología y el movimiento contrahegemónico que va a ser capaz de enfrentarse al neoliberalismo capitalista en el marco cultural de la posmodernidad. Esa ideología y ese movimiento tomarán lo mejor del pasado, pero también elementos nuevos que les permitirán ser más eficaces”.

En una segunda lectura de este libro tan interesante para vivir dignamente en la lucha por las utopías legítimas, vuelvo a reforzar al mismo tiempo mi creencia en “el principio esperanza”, del que recientemente he expuesto una declaración personal de principios porque, ante una utopía imprescindible en mi vida, no tengo otro para seguir navegando a diario en mares procelosos de indignidad, mediocridad y mentiras: “El éxito filosófico de Bloch, con su teoría del principio “esperanza”, fue demostrarnos que tenemos que llegar a ser “ateos” por la gracia de Dios, es decir, hay que creer en la trascendencia del ser humano sin un Trascendente alienador. Por ello, hay que rechazar de base la superstición y la mitología de la religión, de cualquier religión, incluso la digital, que también existe, como explica bien Byung-Chul Han cuando cita como causa de esta ausencia de espíritu revolucionario al estar sometida la Humanidad al teléfono inteligente”, en un artículo reciente publicado en el diario El País, Seis motivos por los que hoy no es posible la revolución, que también he comentado en páginas de este cuaderno de derrota en términos marinos. Es verdad lo expuesto, porque sólo así, el ser humano adquirirá su desarrollo pleno. En definitiva, permitirá regar con rocío, todos los días, las esperanzas legítimas que cada uno tiene, dando respuesta a la pregunta profunda de Neruda, ¿Es verdad que las esperanzas deben regarse con rocío? (Libro de las preguntas, IV), aprendiendo a ser felices cada día, una experiencia de esperanza en el amor, entre otras, como hambre cósmica en tiempos de tanto dolor y deseperanza. También, a vencer las resistencias expuestas por Byung-Chul Han al analizar la sociedad actual, porque estoy convencido de que inmersos en el principio esperanza podemos vencer los seis motivos expuestos por él: “El capitalismo del ‘me gusta’, el narcisismo creciente y el imperio del ‘smartphone’ sofocan cualquier tipo de levantamiento. Lo que necesitamos, sostiene el filósofo Byung-Chul Han, es un espíritu de esperanza”, así como el de la conjunción en uno mismo de la dialéctica amo-esclavo (no es el amo quien me explota, sino que yo me exploto a mí mismo. Soy a la vez amo y esclavo. En esta sociedad de flagelantes no es posible la revolución), la cólera que no nos mueve y con-mueve al haber sido desbancada por la indignación o por el descontento, “que son sentimientos incapaces de provocar cambios drásticos” y, por último, la parálisis actual fomentada por la angustia y el miedo diario a vivir, a la libertad, en definitiva. Estos motivos son los que hoy detienen y anulan la posibilidad de que la revolución social aparezca en nuestra sociedad ante el hartazgo del Universo Capitalista y Neoliberal que nos invade, para que vencido el miedo podamos caminar por donde se abran las grandes alamedas por donde pasemos las personas libres, utopians al fin y al cabo, que deseamos construir una sociedad mejor para todos.

Una cosa más. En las páginas finales del libro, las de salvaguarda y cortesía, aparece esta mención muy significativa y simbólica: “Este libro se terminó de imprimir en abril de 2022, más de tres siglos después de que los piratas Misson y Caracciolo fundaran Libertaria en la isla de Madagascar”. Un ejemplo de que la memoria democrática de las utopías demuestra el interés de muchas personas por alcanzar una vida plena en otro mundo, con diversos nombres pero siempre como un deseo, de determinadas personas, de regar todos los días con rocío la esperanzas de vivir en un mundo diferente y perfectamente posible.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

Acabemos con los silencios cómplices del Mundial de Qatar 2022

campaña #PayUpFIFA

Sevilla, 8/XI/2022

Todo el mundo lo sabe, pero los silencios cómplices han sido y son clamorosos. Sobre Qatar llevamos doce años de sospechas en relación con la elección como sede del Mundial de Fútbol 2022, así como del impacto de sus leyes laborales y sociales, aplicadas a los trabajadores migrantes que a lo largo de estos años han trabajado en unas condiciones durísimas, que han costado alrededor de 6.000 vidas, como dato verdaderamente conmovedor, para que el próximo 20 de noviembre comience esta competición como si no hubiera pasado nada. Ha tenido que ser un tal Jürgen Klopp, entrenador del Liverpool, quien ha alzado la voz sin tapujos llamando las cosas por su nombre con estas manifestaciones literales y con el ánimo de romper de una vez por todas los silencios cómplices en torno a este campeonato: «No me gusta el hecho de que ahora los jugadores de vez en cuando se encuentran en una situación en la que tienen que enviar un mensaje», «(Estamos) ahora diciéndoles a los jugadores, ‘tienes que usar este brazalete o si no lo haces entonces no estás de este lado. Y si lo haces, estás de este lado'», «No está bien. Los futbolistas tienen que ir a Qatar a jugar y hacerlo lo mejor que puedan para sus países. Pero ellos (los jugadores) no tienen nada que ver con las circunstancias». «Todos dejamos que pasara… está ahí y está bien. Porque hace 12 años nadie hizo nada. No podemos cambiarlo ahora», «La forma en que sucedió (la elección de la sede) no estuvo bien en primer lugar. Pero ahora esto está ahí. Dejen jugar a los futbolistas y trabajar a los entrenadores», para acabar diciendo que “No pongan a Gareth Southgate (seleccionador de Inglaterra) constantemente en una situación en la que tenga que hablar de todo. No soy un político, él no es un político. Es el entrenador de Inglaterra, dejen que haga eso».

Tengo que reconocer que la música del fútbol nunca me supo levantar el ánimo, pero este fenómeno social tan desgarrador conviene que sea denunciado al mundo mundial, porque es muy grave lo que ha pasado y no debería quedar impune e inmune. Amnistía Internacional lo ha denunciado en reiteradas ocasiones pero la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), organizadora del evento, ha mirado siempre para otro lado. Los datos sobre cómo se ha tratado a los trabajadores migrantes en las obras de las infraestructuras de este Mundial de Fútbol, estremecen el alma humana y prueba de ello es que Amnistía Internacional encargó la  elaboración de una encuesta mundial, en la que “se muestra un abrumador apoyo a la propuesta de que la FIFA indemnice a las personas migrantes que trabajaron en la preparación de la Copa del Mundo”. Los principales resultados muestran que el 73% de las personas encuestadas apoyan la propuesta de que la FIFA destine parte del dinero generado por la Copa Mundial 2022 a indemnizar a los trabajadores y trabajadoras migrantes. El 67% quieren que sus asociaciones nacionales de fútbol denuncien públicamente los problemas de derechos humanos ligados a la Copa Mundial de Qatar 2022, y que se indemnice a los trabajadores y trabajadoras migrantes. Entre los países que han participado en esta encuesta está España que ha obtenido un resultado del 71% de apoyo a la indemnización citada.

Otros datos que aporta Amnistía Internacional refuerzan el contenido de esta propuesta: “Estos resultados transmiten un claro mensaje a las altas esferas del fútbol: en todo el mundo la gente coincide en su deseo de que la FIFA dé un paso adelante y compense por su sufrimiento a los trabajadores y trabajadoras migrantes en Qatar. También quiere que sus asociaciones nacionales de fútbol adopten una postura mucho más firme”, ha declarado Steve Cockburn, director de Justicia Económica y Social de Amnistía Internacional. “A menos de 50 días del inicio del evento [en el momento de hacerse pública la noticia], ya ha comenzado la cuenta atrás, pero aún hay tiempo de que la FIFA haga lo que debe. Las personas aficionadas al fútbol no quieren una Copa Mundial manchada indeleblemente por abusos contra los derechos humanos. No se puede cambiar el pasado, pero un programa de indemnización sería una manera clara y sencilla de que la FIFA y Qatar proporcionen al menos algunas medidas de reparación a los cientos de miles de personas que con su trabajo hicieron posible este torneo.”

Según se informa en la sede oficial de Amnistía Internacional, “Los resultados de la encuesta respaldan la campaña #PayUpFIFA lanzada por una coalición de organizaciones de derechos humanos —entre ellas Amnistía Internacional—, grupos de aficionados y sindicatos en mayo de 2022, que pide a la FIFA que reserve una suma para indemnizar a los trabajadores y trabajadoras y evitar futuros abusos. La coalición pide que la FIFA destine como mínimo 440 millones de dólares estadounidenses al fondo, una cantidad equivalente a la dotación en premios de la Copa Mundial. Se calcula que los ingresos que obtendrá la FIFA del torneo serán de 6.000 millones de dólares. Doce días antes de la inauguración del Mundial de Fútbol en Qatar y tras el lanzamiento de la campaña #PayUpFIFA, se sabe que la FIFA ha dicho a Amnistía Internacional que está considerando la propuesta, pero hasta la fecha no ha dado ninguna respuesta pública. El silencio cómplice sigue su camino. Klopp llevaba toda la razón en sus manifestaciones del pasado viernes, porque simbólicamente todo no puede quedar en llevar testimonialmente un brazalete con el arco iris para dejar claro que el mundo mundial está al lado del movimientos de lucha para defender derechos sociales, cuando sabemos qué es lo que ha pasado bajo el césped de esos estadios y los miles de trabajadores que han muerto por accidentes laborales durante la construcción y puesta a punto de todas la infraestructuras del Mundial en Qatar.

Animo a quien lea estas líneas que participen en la campaña #PayUpFIFA, promovida por una coalición de organizaciones de derechos humanos. Será una forma digna de “asistir” a este Mundial y no seguir participando de silencios cómplices. La población migrante trabajadora en Qatar y sus familias lo agradecerán, siendo un homenaje también a los que perdieron la vida durante su faraónica construcción para este evento, porque sus familias merecen nuestro recuerdo y apoyo social, justo y solidario.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.  

Pensemos menos (en la moda), repitamos más

Steven Pinker / Elizabeth Duval

Sevilla, 7/XI/2022

Paseando el sábado por las aceras de Sevilla, a las que la urbanista Jane Jacobs alababa en un texto suyo muy divulgado, “Bajo el aparente desorden de la ciudad vieja, en los sitios en que la ciudad vieja funciona bien, hay un orden maravilloso que mantiene la seguridad en las calles y la libertad de la ciudad. Es un orden complejo. Su esencia es un uso íntimo de las aceras acompañado de una sucesión de miradas” (1), encontré una frase sorprendente en un escaparate de una tienda de un modista español, con la figura enigmática de un psicólogo canadiense que he estudiado mucho desde hace ya bastantes años, Steven Pinker, en la que se resaltaba un mensaje importante: REPITE MÁS. PIENSA MENOS. Sé más viejo. La verdad es que me asombró ver una imagen de Pinker en una tienda de Adolfo Domínguez participando en una campaña publicitaria, aunque cuando he investigado el origen de la misma tengo que confesar que me ha parecido una buena idea, en su fondo y forma, digna de compartirla en la Noosfera, aunque tengo ciertos reparos al hacerlo respecto de un modista que tiene su precio, al que da suma importancia, por encima incluso del valor de esta campaña, por ejemplo, al pertenecer a la élite de una moda “cara” que ahora casi renuncia a ella. Espero que quien lea esta reflexión en alta letra sepa distinguir siempre valor y precio, a diferencia de lo que suele hacer habitualmente “todo necio”, haciendo caso de la advertencia ética de Antonio Machado incluso al acercarnos al mundo de la moda.

El propio Pinker lo comenta en un video promocional de la campaña, del que no he perdido detalle de su guion, con una entradilla muy sugerente: Dicen que pensar nos hace más libres. Según Steven Pinker, uno de los pensadores más influyentes de este siglo, no siempre es así: “Los ciclos de la moda se mueven bajos dos normas. La primera es: intenta parecerte a quienes tengan un poco más de prestigio que tú. Puede que un poco más ricos, más actuales, más conectados con las élites. Pero si estás arriba intenta no parecerte a los de abajo. Vivimos en una era en que los estilos de la élite son fáciles de replicar, porque los costes de producción son más baratos. Así, es muy fácil destacar para las personas que están arriba, porque todos quieren copiarles y pueden permitírselo. Ser rico no te protege ante todos los demás que quieren imitarte, no es como hace un siglo cuando los ricos llevaban pieles y sedas y nadie se lo podía permitir. Ahora cualquiera puede permitirse comprar falsa seda y piel sintética. Lo que pasa entonces es que tenemos ciclos en la moda, en los que la gente quiere parecer que es alguien, que forman parte de la élite más alta, hasta que pasan a otra moda, una que los de abajo todavía no siguen y, así, se vuelve a repetir el ciclo en el que la gente de un nivel más abajo trata de imitarlos y la gente dos niveles más abajo trata de imitar a los de un nivel más arriba hasta que todo se filtra hasta llegar al público general. Después, los de arriba tienen que adoptar un estilo nuevo y vuelta a empezar. Esto puede ser un tipo de tiranía para ambas partes. Los de abajo siempre están buscando un referente al que parecerse para no ser demasiado humilde, o con poco estilo; los de arriba siempre desesperados para no parecerse al resto. Es demasiada energía mental, que estamos consumiendo constantemente. Pero podemos intentar buscar un equilibrio y no ser esclavos tanto de imitar a la gente por encima como de diferenciarnos de los demás. Puedes querer parecerte a un miembro funcional y atento de la sociedad, que te fijas en lo que todos visten, pero no puedes dejar que eso determine tu identidad, que borre tu individualidad o gaste toda tu energía mental. REPITE MÁS. PIENSA MENOS”. Y con una rúbrica final: Sé más viejo. ADOLFO DOMÍNGUEZ. Se cierra su referencia con las siguiente frase: Demasiado tiempo dedicado a decisiones irrelevantes. Demasiadas cosas en la cabeza. ¿Y si la ropa dejara de ser una de ellas?

Junto a esta exposición mediática de Pinker aparece también en la campaña la voz de una filósofa española muy joven, Elizabeth Duval, “una de las nuevas voces de la filosofía española”, que cree que “viviríamos mejor si no pensáramos en tantas cosas”. También desarrolla este pensamiento en plena campaña publicitaria, Pensar menos en lo que está de moda, en reinventarse cada día, en gustar a los demás. Liberar espacio para las cosas que importan. Repetir más la ropa que mejor te sienta por pura sostenibilidad: sostenibilidad mental: “Intento no tomar tantas pequeñas decisiones para poder centrarme en lo importante ¿No? A veces es inevitable la cantidad de decisiones que tienes que tomar. Hay casi una obligación, muchas veces, a estrenar ropa o no estar repitiendo prendas. Así que una decisión tan aparentemente libre incluso, cómo la decisión de qué voy a comer o la decisión de qué voy a ponerme, la decisión de la ropa, realmente tiene mucho de circulación en una esfera determinada de modos de existir y modos de vida que están determinados. Hay un componente en el que tengamos esas pequeñas decisiones para escoger o no cómo consumimos, yo creo que encasillados estamos siempre y que por más que lo intentemos sólo podemos conocer qué es lo que nos lleva a estar encasillados. No se trata tanto de agradar al grupo, como de ser consciente de que con la ropa, o con cualquier cuestión que tenga que ver con la apariencia, se están mandando mensajes o significado constantemente. REPITE MÁS. PIENSA MENOS”. Y otra vez la rúbrica final: Sé más viejo. ADOLFO DOMÍNGUEZ.

Son dos variaciones sobre el mismo tema, desde perspectivas de edad y conocimiento diferentes, pero que coinciden en dar a la ropa un valor relativo, porque hay que creer en la sostenibilidad mental sabiendo prescindir de gasto de energía mental aparentemente inútil. Al visualizar esta campaña en una acera de Sevilla y conocer posteriormente su mensaje de calado, he recordado que no hay nada nuevo bajo el sol, recordando una anécdota que he recogido en este cuaderno digital en diversas ocasiones y que hoy utilizo de nuevo como cierre de este artículo, con una campaña promocional de la dignidad humana, en una clave que ya tierne muchos años, incluso veinticinco siglos, no importándome para nada atribuirme hoy la firma de la campaña de Adolfo Domínguez. Soy viejo, que descubrí el sábado en una acera de Sevilla, a las que tanto amaba Jane Jacobs. Aquella campaña histórica de dignidad humana estuvo servida, porque estando un día Diógenes en los baños, al mismo tiempo que Aristipo de Cirene, el cirenaico, éste, al salir, cambió su vestidura purpúrea por la túnica desgarrada de Diógenes. Y cuando Diógenes se dio cuenta, se puso rabioso y de ninguna manera quiso ponerse el vestido purpúreo. ¿Por qué? En definitiva, se podría observar la vanidad de Diógenes a través de los agujeros de su túnica, porque dejaba de ser él al vestirse de púrpura y esto constituía un grave problema de representación, cara a los espectadores. Probablemente, Adolfo Domínguez no conozca esta historia de Diógenes de Sinope, cínico por definición, que pasó su vida buscando a personas de bien ante tanta mediocridad humana, al que nunca importó llegar a ser viejo aprendiendo de sus propios errores.

(1) Jacobs, Jane,  Muerte y vida en las grandes ciudades americanas, 1961. Nueva York: Vintage, pág. 50.

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Las esperanzas que engrandecen la democracia deben regarse con rocío

¿Es verdad que las esperanzas deben regarse con rocío?

Pablo Neruda, Libro de las preguntas, IV

Sevilla, 6/XI/2022

El filósofo surcoreano y arraigado en Alemania desde su juventud, Byung-Chul Han, sobre el que ya he escrito recientemente en este cuaderno digital por su peculiar forma de aprehender la vida, ha publicado un artículo en el diario El País, Seis motivos por los que hoy no es posible la revolución,  que no creo que deje indiferente a nadie que se pre-ocupe (así, con guion) por fortalecer la democracia a diario: “El capitalismo del ‘me gusta’, el narcisismo creciente y el imperio del ‘smartphone’ sofocan cualquier tipo de levantamiento. Lo que necesitamos, sostiene el filósofo Byung-Chul Han, es un espíritu de esperanza”. Junto a estos motivos, cita otros tres, el de la conjunción en uno mismo de la dialéctica amo-esclavo (no es el amo quien me explota, sino que yo me exploto a mí mismo. Soy a la vez amo y esclavo. En esta sociedad de flagelantes no es posible la revolución), la cólera que no nos mueve y con-mueve al haber sido desbancada por la indignación o por el descontento, “que son sentimientos incapaces de provocar cambios drásticos” y, por último, la parálisis actual fomentada por la angustia y el miedo diario a vivir, a la libertad, en definitiva.

Finaliza su exposición haciendo un canto a la esperanza: “La fuerza opuesta, el antídoto a la angustia, es la esperanza. La esperanza nos une, crea comunidad y genera solidaridad. Es el germen de la revolución. Es un brío, un salto. Bloch dice incluso que la esperanza es “un sentimiento militante”. Ella “enarbola el estandarte”. Nos abre los ojos para una vida distinta y mejor. La angustia se nutre de lo pasado y del resentimiento. La esperanza abre el futuro. Lo único que puede salvarnos es el espíritu de la esperanza. Solo ella despliega el horizonte de sentido, que reanima y estimula la vida, y hasta la inspira”.

En esta breve descripción de la teoría expuesta por Byung-Chul Han, hay un trasfondo en el que creo profundamente, la fuerza transformadora de la sociedad basada en el principio esperanza, en una versión laica de la teoría expuesta por Ernst Bloch en el siglo pasado, algo que hoy más que nunca necesita ser regado con rocío cada mañana de nuestra vida. Recuerdo en tal sentido algo que me hizo reflexionar bastante cuando leí las preguntas de Neruda, cuando planteaba en el capítulo IV del Libro de las preguntas cuatro interrogantes muy llamativos que pueden tener respuesta dependiendo del color del cristal con el que se miren. De las cuatro, me quedo hoy de nuevo con la cuarta, ¿Es verdad que las esperanzas deben regarse con rocío?, porque el análisis de Byung-Chul Han es bastante demoledor en su justa lectura y porque en las circunstancias temporales actuales hay que buscar apasionadamente las esperanzas, tantas como ilusiones y sueños democráticos tengamos en la actualidad, aplicando indefectiblemente el principio de realidad, pero siendo conscientes de que necesitan “regarse con rocío” constantemente. Su ideología no era inocente, como militante del partido comunista chileno, según he manifestado en reiteradas ocasiones en este cuaderno digital al citar al filósofo neomarxista Georg Lukács (1885-1971), en El asalto a la razón: “[…] no hay ninguna ideología inocente: la actitud favorable o contraria a la razón decide, al mismo tiempo, en cuanto a la esencia de una filosofía como tal filosofía en cuanto a la misión que está llamada a cumplir en el desarrollo social. Entre otras razones, porque la razón misma no es ni puede ser algo que flota por encima del desarrollo social, algo neutral o imparcial, sino que refleja siempre el carácter racional (o irracional) concreto de una situación social, de una tendencia del desarrollo, dándole claridad conceptual y, por tanto, impulsándola o entorpeciéndola” (1).

Hace 45 años escribí un artículo sobre un gran teórico de la esperanza, Ernst Bloch, citado ahora en el artículo de referencia, porque siempre ha sido una virtud que he cuidado en mi azarosa vida, en una permanente búsqueda de islas desconocidas. Decía en aquella ocasión que cuando muere un filósofo, el ser humano [él decía “hombre”, en un contexto filosófico universal del ser humano] se resiente, porque es algo parecido a que la vida se roba sabiduría a sí misma. La obra de Ernst Bloch, me obligaba en mi juventud, de una forma u otra, a recordar algunas reflexiones suyas que todavía hoy aportan luz en el camino de búsqueda de la verdad a través de la esperanza. Bloch, por encima de teorías y prácticas, era filósofo. Su espíritu abierto y en camino le hizo adoptar una postura de sabio ante un mundo pluriforme. Era hijo de su época y debido a su experiencia frente al irracionalismo, su filosofía se hace más auténtica, más veraz. En definitiva, su “marxismo” era muy puro, bien estructurado, enormemente esperanzador. Aquí radica la quintaesencia de su doctrina: concebir la esperanza como principio humano para vivir la trascendencia, es decir, la posibilidad permanente de que el ser humano se realice plenamente en comunión con otros.

Para esto es necesario, por encima de todo, vivir una fe secular con la fuerza del mensaje mesiánico, salvador del mundo capitalista, que aporta el marxismo. Para Bloch, el primer fallo del marxismo llamado oficial radica en su negación de la religión como dínamis, como fuerza arrolladora que es capaz de saciar el hambre de realización personal que tiene todo ser humano. Es un planteamiento idealista, pero quizá el único camino. Bloch insiste en la profundización del marxismo como idealismo impregnado de realidad, que lleva a la revolución social dentro de unos parámetros humanos, no estrictamente materiales. Planteamos así una perspectiva de futuro donde el ser humano es el gran artífice del mundo, sirviéndose de la naturaleza, de los valores morales e incluso de la estética. Indicaba también, que no debemos olvidar su conexión con el pensamiento de Georg Lukács. La realidad analizada por Bloch no es un todo presente, ya hecho. Si existe la realidad es gracias a un proceso (su famoso ya, pero todavía no). Y si hay proceso, hay pasado, presente y futuro. Este futuro-presente es, para Bloch, la autoconciencia.

Esta realidad-futuro-presente es dialéctica y asume sus limitaciones propias. La filosofía sería la encargada de transformar el mundo de la dialéctica sujeto-objeto, llevando al hombre al autoconvencimiento de la necesidad de desaparición del proletariado: “La filosofía no puede realizarse sin la supresión del proletariado y el proletariado no puede autosuprimirse sin que se realice la filosofía”. En un mundo dominado por la economía, Bloch se admira del poder intelectual y cultural como agentes transformadores de la sociedad, donde el ser humano, una vez más, es el centro por la asunción de su conciencia. Frente al principio materialista de Marx de que la realidad social determina la conciencia del hombre, Bloch presenta a la conciencia individual del hombre como determinante de la historia y de su historia, enfrentándose cotidianamente con la insatisfacción humana vivida en necesidad y negación. Por ello, el ser humano lucha por alcanzar su plenitud. El hecho es que todavía no la ha alcanzado. Esta “hambre cósmica” se experimenta en el deseo de alcanzar un sentido pleno de la vida: “La sustancia, la materia humana no está todavía ni determinada ni completa sino que se halla en un estado utópico abierto, un estado en el que todavía no ha aparecido su auto-identidad. Por consiguiente, no sólo el existente específico, sino toda la existencia dada y aún el mismo ser tiene márgenes utópicos que rodean la actualidad con posibilidades reales y positivas”.

La esperanza surge al experimentar el ser humano que si todavía no ha alcanzado el futuro, el presente no es el fin. Y el hecho de vivir éste no le motiva para lograr la plenitud de su ser. Esta hambre es impulso cósmico y la esperanza consiste en dejarse impregnar de este impulso. El ser humano no acaba su existencia con la muerte. Aquí Bloch se separaba una vez más del marxismo oficial. Argumentaba que una lucha por un no existencial, no tendría sentido. Es necesaria, por tanto, la inmortalidad personal. El proceso de unión de almas cantará un día la sociedad sin clases, siempre y cuando el hombre no abandone la lucha en el sentido de que todo cuanto vivimos y experimentamos todavía no es la realización plena o el futuro aparentemente “utópico”.

Leyendo a Byung-Chul Han he querido compartir hoy, de nuevo, un principio ético llamado “esperanza”, que he mantenido en mi vida y que he ido alimentando hasta hoy de lecturas ideológicas no inocentes. El éxito filosófico de Bloch, con su teoría del principio “esperanza”, fue demostrarnos que tenemos que llegar a ser “ateos” por la gracia de Dios, es decir, hay que creer en la trascendencia del ser humano sin un Trascendente alienador. Por ello, hay que rechazar de base la superstición y la mitología de la religión, de cualquier religión, incluso la digital, que también existe, como explica bien Byung-Chul Han cuando cita como causa de esta ausencia de espíritu revolucionario al estar sometida la Humanidad al teléfono inteligente. Sólo así, el ser humano adquirirá su desarrollo pleno. En definitiva, permitirá regar con rocío, todos los días, las esperanzas legítimas que cada uno tiene, dando respuesta a la pregunta profunda de Neruda, aprendiendo a ser felices cada día, una experiencia de esperanza en el amor, entre otras, como hambre cósmica en tiempos de coronavirus. También, a vencer las resistencias expuestas por Byung-Chul Han al analizar la sociedad actual, porque estoy convencido de que inmersos en el principio esperanza podemos vencer los seis motivos expuestos por él que, hoy, detienen y anulan la posibilidad de que la revolución social aparezca en nuestra sociedad ante el hartazgo del Universo Capitalista y Neoliberal que nos invade, para que vencido el miedo podamos caminar por donde se abran las grandes alamedas por donde pasemos las personas libres que deseamos construir una sociedad mejor.

(1) Lukács, G., El asalto a la razón, 1976. Barcelona: Grijalbo, pág. 5.

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CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

He leído cartas perdidas en la desmemoria de este país

Que mi nombre no se borre en la historia

Súplica de Julia Conesa Conesa, una de las “trece rosas” fusiladas en Madrid por la dictadura franquista, el 5 de agosto de 1939, por su “responsabilidad de un delito de adhesión a la rebelión”, en una carta dirigida a su familia horas antes de su muerte.

Sevilla, 5/XI/2022

Dedicado a Manuela, cuyo azul de sus ojos representaba siempre su exilio interior, sin palabras, con el cielo dentro.

Esta semana hemos tenido la oportunidad de recordar momentos trágicos de la guerra civil, aquí, en Sevilla, con motivo de la exhumación y traslado de los restos del general Gonzalo Queipo de Llano y de Francisco Bohórquez Vecina, menos conocido pero que fue auditor de guerra y responsable de la ejecución de sentencias con aplicación de bando de guerra, que durante muchos, muchísimos años, han estado enterrados incomprensiblemente en la Basílica de la Macarena, a los que sólo quiero citar una vez y nada más, dando por cumplido un mandato propiciado por la nueva Ley 20/2022, de 19 de octubre, de Memoria Democrática, que entró en vigor el pasado 21 de octubre.

En este contexto, se estrenó ayer en los cines de este país un documental, Las cartas perdidas, que constituye un homenaje explícito a las mujeres que no respondían al ideario fascista de la dictadura, sin más, representado por las dos personas citadas anteriormente, por ejemplo, que se reflejó simbólicamente y a lo largo de los años en el comportamiento del Régimen ante las “trece rosas”, contextualizado ahora en cartas reales y perdidas de algunas mujeres, tal y como se muestra en esta película, que se estrenó en la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), celebrada en octubre de 2021, en la que la directora, Amparo Climent, autora también del guion,  manifestó que “España está llena de rosas”. La sinopsis deja clara su intencionalidad, porque es un documental no inocente: “Las cartas perdidas es un recorrido visual, auditivo y emocional, donde el espectador viaja a una parte silenciada de nuestra historia a través de los relatos de las mujeres que padecieron una doble persecución: ideológica y de género. Estas cartas, reales e inéditas, así como los textos basados en sus vivencias están Interpretadas por grandes actrices, en las localizaciones donde sucedieron los hechos de los que se habla en el documental, unidas por el hilo conductor de la narradora Ana Belén. El filme se apoya en fotografías y documentos inéditos cedidos por familiares de las represaliadas, así como canciones de aquellos tiempos y nuevas composiciones originales creadas especialmente para la película”.

El rodaje tuvo lugar durante la pandemia y sujeto a muchas restricciones por motivos de salud pública, lo que propició un clima especial de camaradería en todo el equipo de filmación. Su hilo conductor, algunas cartas que llegaron a su destino y que se escondieron en dobladillos por temor, en representación de las que no se pudieron enviar y que nunca llegaron a su destino, son las que nunca deberían haberse escrito. De ahí este homenaje cinematográfico. Para comprender mejor su contexto histórico, se centra el documental en cuatro apartados históricos: el Golpe de Estado y la Guerra, el Exilio, la Cárcel y la Pena de Muerte. Cada uno tiene un fondo de color simbólico, que explica la directora para comprender mejor su contexto:La guerra es el rojo de la sangre, la fuerza, la dureza de todo lo que ocurre. El exilio es el azul, el color de la lejanía, la distancia o el camino. El gris es la cárcel, que no hace falta ni explicarlo, es el que más claro está. Y el blanco que es la pena de muerte, el final de la vida”.

Me quedo con el texto completo de la carta de Julia Conesa Conesa, dirigida a su familia horas antes de ser fusilada junto a doce compañeras, las “trece rosas”, en la madrugada del 5 de agosto de 1939: “Madre, hermanos, con todo el cariño y entusiasmo os pido que no me lloréis nadie. Salgo sin llorar. Me matan inocente, pero muero como debe morir una inocente. Madre, madrecita, me voy a reunir con mi hermana y papá al otro mundo, pero ten presente que muero por persona honrada. Adiós, madre querida, adiós para siempre. Tu hija, que ya jamás te podrá besar ni abrazar”. Julia cerraba su carta con una súplica, “que mi nombre no se borre en la historia”. Hoy, he procurado que su nombre no se borre en esta historia dolorosa que he contado y que una directora ejemplar, Amparo Climent, ha llevado al cine, junto a las protagonistas de otras cartas anónimas, para que sus ejemplos de vida no se olviden por la desmemoria antidemocrática, que desgraciadamente también existe.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

Geena Davis o cómo renacer a una nueva vida

Geena Davis, Dying of Politeness, 2022 / Thelma (dcha.), en Thelma y Louise, 1991, junto a Susan Sarandon.

Sevilla, 4/XI/2022

En mi búsqueda incesante de islas desconocidas sigo siempre, atentamente, la recomendación de José Saramago en su cuento homónimo, porque lo más importante a la hora de emprender un viaje a cada Ítaca íntima, es que no olvidemos que esa isla somos nosotros mismos, escuchando atentamente también a la mujer de la limpieza en las dependencias del rey: “Si no sales de ti, no llegas a saber quién eres, El filósofo del rey, cuando no tenía nada que hacer, se sentaba junto a mí, para verme zurcir las medias de los pajes, y a veces le daba por filosofar, decía que todo hombre es una isla, yo, como aquello no iba conmigo, visto que soy mujer, no le daba importancia, tú qué crees, Que es necesario salir de la isla para ver la isla, que no nos vemos si no nos salimos de nosotros, Si no salimos de nosotros mismos, quieres decir, No es igual…”.

En una nueva singladura, saliendo de mí, he descubierto la soledad sonora de la actriz americana, Geena Davis, “oscarizada” en dos ocasiones, que recordaremos siempre por su papel de Thelma en una película extraordinaria, Thelma y Louise, que probablemente forme parte de muchas filmotecas del almas errantes por este difícil mundo que nos rodea a diario. Ha sido con ocasión de la publicación de Dying of politeness, algo así como Morir de buena educación, en un artículo, El teorema de Geena Davis: cómo se libró de todos los ‘pesados’ de Hollywood para proteger la tensión sexual de sus personajes, del que recomiendo su lectura completa para comprender el título de una vida, más que el del propio libro, en la que Geena Davis cuenta el sufrimiento por las barreras de acero que le impuso siempre la “buena educación”, aprendida e introyectada desde su infancia y que la marcó para siempre.

Aborda fundamentalmente los problemas que su género le planteó siempre y que llegada a la madurez cinematográfica le permitió dar un giro copernicano a su vida y dedicarla a lo que es su gran empeño desde hace veinticinco años, el Instituto Geena Davis de Género en los Medios de Comunicación, aportando datos de sumo interés para identificar la brecha digital en el mundo del cine, por ejemplo: “Un día llevó a su hija, que tenía entonces dos años (la actriz tuvo una hija, Alizeh, a los 46 años, y gemelos, Kaiis y Kian, a los 48) a una obra de teatro infantil y se dio cuenta de que aparecían más personajes masculinos y femeninos. Empezó a preguntar a todo el mundo por eso, con el estilo inquisitivo que había aprendido de su amiga Susan Sarandon aunque aún con los “perdones” y los “porfavores” de Nueva Inglaterra. “Me di cuenta de que estábamos enseñando a los niños desde el minuto uno a tener un sesgo de género si ven a los chicos hacer todas las cosas interesantes e importantes y a las chicas a un lado animándolos o acompañándolos”, dice en la misma entrevista. Empezó a contarlo por Hollywood y, al parecer, todo el mundo le decía: no, pero eso ya está arreglado. Entonces, financió un informe de gran alcance sobre los roles de género en las series y las películas infantiles y los datos le dieron la razón. Por cada 16 personajes masculinos en los productos para niños, aparecía uno femenino y solo el 29% de los personajes con diálogos se identifican como mujeres. Es así como empezó a tomar forma el Geena Davis Institute on Gender in Media, que se dedica solo a la investigación y es ahora una fuente de datos primordial en estudios de género. En su siguiente gran informe contabilizaron que solo el 8% de directores son mujeres, el 19% de los productores y el 13, 6% de los guionistas, aunque los números han ido mejorando lentamente. También han sufragado estudios específicos sobre la representación en la comedia o en las profesiones relacionadas con la ciencia y las tecnologías. En 2020 volvieron a repetir el análisis original, sobre el cine infantil y descubrieron que, al menos en cuanto a los personajes protagonistas, se había alcanzado algo parecido a la paridad, tras dos décadas impregnadas de Frozen, Brave, Inside Out y Peppa Pig –pero con solo una perrita en la equipación titular de La patrulla canina–. Este mismo año, la actriz recibió un Emmy honorario por su contribución a la industria del espectáculo en ese campo”.

Ella sabía qué significaba ser mujer en ese mundo de Hollywood tan dual, farisaico y machista, aún en sus años dorados. Lo aprendió de un consejo de Dustin Hoffman, muy revelador por cierto: “Consiguió su primer papel como actriz, en Tootsie, gracias a eso, a que necesitaban a una modelo que pudiera decir algunas frases y se presentó al casting como le dijeron, con un bikini debajo de la ropa. En aquel rodaje, Dustin Hoffman, que no es precisamente conocido por ser una presencia fácil en un plató (porque practica su versión particular del Método, que puede implicar comportarse como un capullo con sus compañeros si así lo exige el papel), la acogió bajo su ala y le dio algunos consejos para moverse por Hollywood, entre ellos el de no enrollarse jamás con sus compañeros de reparto. Si le entraban, le aconsejó Hoffman, debía decirles que no “porque arruinaría la tensión sexual de los personajes” (al parecer decir solo que no si no le apetecía no le parecía suficiente a Hoffman). Cuando aplicó las enseñanzas con Jack Nicholson, este le dijo: “Vaya, ¿quién te ha enseñado eso?”. Al buen entendedor con pocas palabras basta.

No es la primera vez que cito a Geena Davis en este cuaderno digital. La elegí por primera vez en un “casting ético”, cuando en momentos importantes de mi vida profesional tuve la oportunidad de acercarme a un proyecto digital muy importante para los niños hospitalizados en los centros públicos del Sistema Sanitario Público de Andalucía, con un nombre mágico, Mundo de Estrellas. En el año 2000 estuve preparando un encuentro con Steven Spielberg, por un proyecto dirigido por él, Starbright (hoy Starlight), del que aprendí muchas cosas. Pero en aquella ocasión me llamó la atención la publicación de un cuento, El traje nuevo del emperador (1), editado por la Fundación del mismo nombre y con el prólogo de Spielberg, que servía para financiar una parte de los gastos de los diferentes Proyectos de la entidad, que recomiendo en su versión al castellano y por sus magníficas ilustraciones, que suelo leer a menudo, sobre todo para refrescar siempre una recomendación del afamado director: ¡Cuidado con los tejedores espabilados!

La nueva versión del cuento de Andersen, no tiene desperdicio. Pero una interpretación de una de sus autoras, la actriz Geena Davis, sobre el espejo imperial en el que tantas veces se debe mirar un “emperador” de hoy que se precie de serlo, me ayuda a entender lo que humanamente no hay por donde cogerlo. En aquella ocasión dije que lo transcribía tal cual, esperando que me perdonara Geena y la Fundación si hacía un uso indebido del mismo, aunque sólo cumplía, como hoy de nuevo, una misión tradicional y consustancial con los contadores de cuentos: utilizar solo la palabra, el boca a boca o el bit a bit, para transmitirlo.

El espejo imperial

Como lo cuenta Geena Davis

Soy PERFECTO

No bromeo, soy perfectísimo. Reflejo las cosas exactamente como son. Soy incapaz de cometer un error.

Es cierto que el emperador y yo hemos discutido a menudo por unos cuantos kilos o por la progresiva extensión de su calva, pero por lo general termina aceptando mi punto de vista. Por esta razón me había divertido tanto con la farsa de los tejedores. Estaba seguro de que una vez que el emperador se contemplara en mi luna el día de la gran prueba final vería la verdad: los ladrones quedarían en evidencia, y al final todos nos desternillaríamos de risa.

Pero no: el emperador se plantó delante de mí y nos miramos el uno al otro. Con los ojos buscaba el reflejo de su persona pero no podía dejar de mirar los de sus consejeros, que seguían el “ensayo general” desconcertados. Estoy convencido de que Su Majestad vio lo que yo, sin dejar lugar a dudas, reflejaba: un emperador prácticamente desnudo, enmarcado en un espejo; un par de nerviosos “tejedores”; el transparentemente siniestro primer ministro, y todo el cabeceo aprobatorio de la corte imperial de tontos.

Sin embargo, no dijo esta boca es mía. Nadie dijo una palabra. Yo casi me hago añicos por la frustración. Había creído que el emperador era un hombre sensato. ¡Por mi gloria! ¿Es que no se daba cuenta?

Y colorín, colorado, este cuento, por desgracia, todavía no se ha acabado… Así finalizaba esa cita de Geena Davis, porque me impresionó su forma de interpretar el cuento de Andersen, llevándolo a la realidad actual. Por esa razón he comprendido bien las palabras finales del artículo citado en el suplemento S Moda del diario El País: “En las entrevistas promocionales que ha dado por el libro [Dying of politeness], asegura que ahora tiene en mente un papel jugoso para el que busca financiación y que está lista para el Geenacimiento”, para renacer a una nueva vida como mujer libre y feliz, a pesar de que siga rodeada a veces de los “nerviosos tejedores” que nos acompañan a diario al contemplarnos en el espejo de nuestras vidas.

(1) The Starbright Foundation (1998). El traje nuevo del emperador. Barcelona: Ediciones B.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

No quiero ser cliente, sólo paciente o usuario del Sistema Sanitario Público de Andalucía

Portal Web de la Consejería de Salud y Consumo / JUNTA DE ANDALUCÍA

Sevilla, 3/XI/2022

Hace tres meses participé por indicación médica en una campaña de un programa de salud pública, en la que me tenía que someter a una analítica voluntaria. El resultado fue positivo y era necesario que me realizaran una prueba para indagar la causa de este resultado. Llevo dos meses esperando esta prueba, en lista de espera, sin norte alguno sobre cuándo la llevarán a cabo. Personalmente respondí, como usuario y paciente registrado, a una llamada interesada del Sistema Sanitario Público de Andalucía, en dos ocasiones, encontrándome a día de hoy en una incertidumbre que va más allá del propio resultado. Intuyo que la sobrecarga que sufren en la actualidad los profesionales que me tendrán que atender cuando corresponda, es la causa de esta demora, aunque los responsables actuales, gestores políticos sobre todo, siguen diciendo a bombo y platillo que los resultados del Sistema son excelentes. ¿Por qué llamar sobrecarga cuando lo que deberían decir es que faltan recursos en determinados ámbitos de la Sanidad Pública en Andalucía y que asisten a un desorden funcional generalizado, digitalizado por supuesto?

Ante lo expuesto anteriormente, quiero hacer una declaración de principios en relación con mi situación de paciente y usuario del Sistema Sanitario Público de Andalucía, con un hilo conductor: no quiero ser tratado como cliente, es decir, no “compro” nada al Sistema Público, su aseguramiento, sino sólo quiero ser reconocido de forma digna como sujeto de derechos y deberes por mi condición de paciente y usuario del Sistema, en el que llevo inscrito desde hace muchos años por mi realidad laboral. Quiero decir con ello que no me basta tener a mi disposición hojas de reclamaciones y múltiples teléfonos de atención a usuarios, con voces automatizadas que no acaban de comprender lo que planteo, sino que como sujeto de derechos y deberes en el ámbito de la salud, me asiste en este momento el derecho constitucional a ser atendido convenientemente, incluso con especial celo porque he respondido a una campaña del propio Sistema, no por demanda propia. Si existe un determinado interés público por detectar problemas importantes de salud pública entre la población, ¿es de recibo la larga lista de espera en la que me encuentro?

No quiero ningún tratamiento de privilegio, no, sino como paciente, sólo una participación consecuente con lo que han pedido y yo personalmente he entregado, en un tiempo razonable y porque está en juego conocer si existe un problema por el que deba preocuparme a tenor del resultado ya obtenido. Me asiste el derecho como paciente, consolidado en la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica, en la que define mi situación como “la persona que requiere asistencia sanitaria y está sometida a cuidados profesionales para el mantenimiento o recuperación de su salud”. Junto a esta definición, aparece también en la ley la de “usuario”, “la persona que utiliza los servicios sanitarios de educación y promoción de la salud, de prevención de enfermedades y de información sanitaria”. En mi caso y por lo expuesto anteriormente, escribo en esta doble condición. Tengo muy claro que la definición de “cliente” no aparece por sitio alguno en la Ley, porque es un término vinculado con la mercantilización absoluta de la relación médico-paciente en la economía de mercado. No es lo mismo, no es lo mismo, porque no quiero ser cliente, sólo paciente o usuario del Sistema Sanitario Público de Andalucía. No “compro” la salud o un programa específico de salud, ni la relación con los profesionales que me atienden, porque no es una “oferta” a la que me apunto, dado que la “cartera de servicios es pública” para salvaguardar siempre el interés general, sino que como paciente me asiste el derecho constitucional a ser atendido dignamente por médicos responsables, que pertenecen a servicios sanitarios situados en centros sanitarios (las cursivas son los enunciados de las definiciones enunciadas en la Ley citada) del Sistema Sanitario Público de Andalucía, que utilizo como usuario y al que pertenezco exclusivamente a mucha honra y con gran respeto democrático a su memoria histórica, que no olvido.

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Freud resucita el valor de Fidias, el gran escultor de la Democracia

Un robot en Carrara (Italia) talla el mármol para obtener la réplica de la cabeza de caballo de Selene / LAURA VESCHI

Sevilla, 2/XI/2022

Navegando por los mares procelosos de las noticias verdaderas, que procuro buscar apasionadamente entre tanta mentira, mediocridad y necedad humana, he avistado una que simboliza la dialéctica entre la investigación digital más avanzada y la historia de la humanidad, en su vertiente de inteligencia artística. Me refiero a la noticia que ha comunicado el Museo Freud de Londres, sobre “una copia meticulosamente tallada en mármol pentélico de la cabeza del caballo de Selene, perteneciente al grupo escultórico del Partenón”, de la original que se muestra desde el siglo XIX en el Museo Británico, obra maestra del escultor griego Fidias (Atenas, hacia 500 a. C.-Olimpia o Atenas, h. 431 a. C.), que ha sido tallada por robots en Carrara (Italia). Desde ayer, se puede contemplar en la sede del Museo de Freud, sitio elegido -no de forma inocente- por la teoría de la relación objetal que el padre del psicoanálisis elaboró a la largo de su dilatada carrera científica y por la visita de Freud a Atenas en 1904 y el relato de su experiencia, según figura en un ensayo epistolar con el escritor francés Romain Rolland en 1936.

Para valorar el impacto real de esta noticia es necesario conocer el contexto histórico de este logro científico en el ámbito digital. Es conocido por parte de muchas personas que muchos países tienen el interés legítimo de recuperar restos y piezas arqueológicas que a lo largo de los siglos han sido expoliadas por terceros países en diversos contextos, desde guerras hasta investigaciones y compensaciones por determinados hallazgos, habiendo sido literalmente arrancadas estas piezas valiosísimas de sus lugares de origen para figurar finalmente en Museos de todo el mundo, cuando no en sus almacenes, siendo el Museo Británico uno de los más claros exponentes de este expolio artístico sin piedad. Este es el caso de la cabeza original del caballo de la Diosa Selene, la Diosa Luna, que figuraba en el frontón oriental del Partenón, símbolo mundial de la democracia, que tanto necesitamos reivindicar en su origen y en su memoria histórica al servicio de la Humanidad: “La cabeza de esta historia corresponde a uno de los dos caballos que tiraban del carro de la diosa Selene, la Diosa Luna. Aparece surgiendo de las aguas, como símbolo del amanecer, en el frontón oriental del Partenón, el templo dedicado a la diosa Atenea. Es la cabeza de caballo más conocida universalmente en toda la historia del arte. Y forma parte del botín que Thomas Bruce, el séptimo conde de Elgin, logró trasladar desde Atenas hasta Londres. Casi la mitad de las estatuas del Partenón, que Bruce llegó, en algunos casos, a ordenar serrar violentamente para separarlas del edificio. Era entonces embajador del Imperio Británico ante el Imperio Turco-Otomano, bajo cuyos dominios estaba Atenas. Acabó vendiendo las esculturas al Museo Británico en 1816 (BM, en sus siglas en inglés) por 35.000 libras, unos tres millones de euros al valor actual. El Gobierno democrático griego lleva décadas peleando por la reunificación de los mármoles, que se han convertido en un símbolo de orgullo nacional herido” (1).

La solución a esta larga lucha de intereses contrapuestos entre el Reino Unido y Grecia parece tener fin con la reproducción obtenida mediante técnicas de 3D comentada anteriormente, utilizando potentes robots que esculpen con una cabeza de diamante el mármol Pentélico, procedente del monte Pentélico cercano a Atenas, el que utilizó para esta obra el escultor Fidias por encargo de Pericles, hace más de 2.500 años. Gracias a la utilización de cámaras en las últimas versiones del iPhone, que incorporan tecnología Lidar, permitiendo obtener fotografías, datos y distancias milimétricas, se ha podido llevar a cabo esta gesta “escultórica” por parte del Instituto de Arqueología Digital (IDA), con sede en Oxford, obteniendo una reproducción exacta del original, sólo con la carencia obligada de la pátina que solo la ofrece el tiempo y sus siglos dentro. En sólo cinco días, varios robots lograron “copiar” la cabeza del caballo de Selene, con una gran ausencia: la inteligencia de Fidias para expresar algo que lo expresa muy bien este artículo en el diario El País: “La cabeza de esta historia corresponde a uno de los dos caballos que tiraban del carro de la diosa Selene, la Diosa Luna. Aparece surgiendo de las aguas, como símbolo del amanecer, en el frontón oriental del Partenón, el templo dedicado a la diosa Atenea. Es la cabeza de caballo más conocida universalmente en toda la historia del arte”.

La vinculación con Freud me parece muy significativa y el director del Instituto de Diseño Arqueológico lo manifestó ayer en el acto de la presentación de la copia del caballo de Selene: “Freud desarrolló la teoría de las relaciones objetales. Por eso hemos elegido este entorno” […] “Los objetos, decía, eran espejos de nuestra alma. Cuando los observamos, vemos en ellos lo que nosotros mismos incorporamos” […] “Los propios romanos tenían miles de copias de obras griegas, que hicieron suyas. El BM [Museo Británico] tiene más de 10.000 réplicas por todas sus salas, que ayudan a explicar convenientemente en qué consistía el pasado. La cabeza de este caballo puede contar su propia historia, y si ayuda a resolver la disputa, convertirse en sí misma en un monumento con un significado nuevo”, afirma”.

La revolución digital también es miembro activo de la revolución social al servicio de la reconstrucción de un nuevo orden mundial. Este ejemplo es prueba evidente de que también es posible un mundo mejor gracias a la inteligencia digital, la que tantas veces he definido en este cuaderno, tambiuén digital, a través de cinco acepciones, a modo de diccionario para un mundo nuevo, teniendo en cuenta que inteligencia es la capacidad para resolver problemas o para elaborar productos que son de gran valor para un determinado contexto comunitario o cultural y un factor determinante de la habilidad social, del arte social de cada ser humano en su relación consigo mismo y con los demás:

1. Destreza, habilidad y experiencia práctica de las cosas que se manejan y tratan, con la ayuda de los sistemas y tecnologías de la información y comunicación, nacida de haberse hecho muy capaz de ella.

2. Capacidad que tienen las personas de recibir información, elaborarla y producir respuestas eficaces, a través de los sistemas y tecnologías de la información y comunicación.

3. Capacidad para resolver problemas o para elaborar productos que son de gran valor para un determinado contexto comunitario o cultural, a través de los sistemas y tecnologías de la información y comunicación.

4. Factor determinante de la habilidad social, del arte social de cada ser humano en su relación consigo mismo y con los demás, a través de los sistemas y tecnologías de la información y comunicación.

5. Capacidad y habilidad de las personas para resolver problemas utilizando los sistemas y tecnologías de la información y comunicación cuando están al servicio de la ciudadanía, es decir, cuando ha superado la dialéctica infernal del doble uso.

Lo que valoro sobre todo es que con este acto cultural Freud resucita simbólicamente el valor de Fidias, el gran escultor de la Democracia, ofreciendo a través de la inteligencia digital su “restauración” urgente para garantizar un orden nuevo mundial, un claro objeto de deseo en beneficio de todos.

(1) Una cabeza de caballo para resolver la eterna batalla por los mármoles del Partenón | Cultura | EL PAÍS (elpais.com)

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Los Presupuestos Generales del Estado para 2023, al alcance de todos

CIVIO. Proyecto presupuestos generales 2023

«Cuanto vale se ignora y nadie sabe / ni ha de saber de cuánto vale el precio»

Antonio Machado (1875-1939), Nota manuscrita en unos papeles perdidos

Sevilla, 1/XI/2022

De nuevo recurro a la Fundación CIVIO, a la que admiro y respeto por su excelente trabajo profesional de divulgación y transparencia, cuando ha hecho pública su plataforma para comprender en su justa dimensión el proyecto de los Presupuestos Generales del Estado para 2023, poniéndolos al alcance de todos. Así me lo han manifestado como socio de la citada entidad, invitándome a que mientras pasa el filtro de las Cortes, pueda consultar la actual propuesta de ingresos y gastos del Gobierno y comparar con presupuestos anteriores. Es por ello que también participo en esta campaña de divulgación para general conocimiento de esta realidad económica, como instrumento que hacen viables la políticas públicas que, además, no son inocentes, porque todas no son iguales.

El Proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2023 parte de una complejidad técnica que no es asumible sin ayuda como la que ofrece la Fundación a través de su plataforma digital donde el acceso visual ayuda de forma determinante a entrar partida a partida en función de los intereses de cada persona interesado en ello: “Y, como año tras año, su complejidad y el formato de publicación no facilitan que cualquiera pueda explorarlos para hacerse una idea propia (más allá de las interpretaciones de los medios, según su tendencia editorial). La Fundación muestra este proyecto de presupuestos de forma visual e interactiva para que se pueda explorar fácilmente, “incluso sin conocimientos previos. Aquí no solo podrás explorar en detalle cada partida de la propuesta de ingresos y gastos del Gobierno. También comparar con todos los presupuestos anuales desde 2007, para comprobar la evolución de cada programa de gasto y de cada partida. Por ejemplo, para saber si las prestaciones a desempleados suben o bajan”. La plataforma ofrece información exhaustiva a través de las políticas de Estado en estos Presupuestos: la de ingresos, en qué se gasta y cómo se gasta el dinero público.

Animo a entrar en esta plataforma visual e interactiva que no defrauda sino que pone al servicio de la inteligencia conectiva que ofrece la Noosfera, la malla pensante en nuestro país o Comunidad, por ejemplo, aunque hace una serie de observaciones previas que recomiendo leer con atención para garantizar los accesos citados:

  1. Recuerda que esto es el proyecto de presupuestos, y que aún tiene que pasar el filtro de las Cortes, lo que no es sencillo -a tenor de lo que hemos visto en los últimos años-.
  2. Además, en caso de que se acaben aprobando, se trataría de la previsión del gasto, y no se corresponde con lo que finalmente se acabará gastando. Eso último se denomina ejecución presupuestaria. Y es que, entre el gasto presupuestado y lo que finalmente se gasta, existen grandes desviaciones: por ejemplo, Defensa gasta más de lo presupuestado, mientras que no todo lo asignado a I+D se acaba gastando.
  3. No resulta fácil explorar los Presupuestos Generales del Estado. Por eso, te recomendamos consultar antes nuestra Visita guiada y conocer antes los errores más comunes que se cometen cuando buceamos en las partidas presupuestarias. Por ejemplo, pensar que las partidas de Educación o Sanidad de los presupuestos reflejan todo el año en España. Y no: eso es lo que gasta el Gobierno, pero el gasto más relevante en Educación o Sanidad está en las comunidades autónomas, que tienen transferidas esas competencias.
  4. Puedes explorar en detalle cada partida, e incluso comparar con los presupuestos anuales desde 2007. Una pista: puedes usar el buscador para encontrar partidas muy concretas sin tener si quiera que saber dónde se encuentran.
  5. Puedes insertar tanto la visualización general del proyecto de presupuestos como la de una partida concreta en cualquier página web. Tan solo tienes que pulsar en este icono que hay debajo de cada gráfico e insertar en el editor de tu web el código que se genere. 
  6. Como en años anteriores, no podremos comparar los Presupuestos Generales con su ejecución mientras el Ministerio de Hacienda no publique los datos de ejecución de forma completa y con la misma estructura, como hemos alertado en infinidad de ocasiones. La ejecución sigue siendo un gran punto ciego, como hace años que denunciamos. Si tuviéramos acceso a los datos de ejecución bien desglosados, podríamos exigir más transparencia sobre los desvíos presupuestarios. Por ejemplo, los del Ministerio de Defensa, que todos los años gasta millones por encima de lo presupuesto, muchas veces mediante partidas “sin tipificar”.

Como en años anteriores, vuelvo a expresar mi reconocimiento a la Fundación y a su codirector, David Cabo, así como a todos los miembros de la misma, que es continuo, público y notorio desde que tuve la oportunidad de entrar en contacto con él en 2013 para preparar la transparencia del presupuesto de la Comunidad Autónoma de Andalucía para el año siguiente y la accesibilidad digital al mismo, preocupado como administrador público por la transparencia pública digital. Lo he manifestado en muchas ocasiones a lo largo de mi vida profesional como administrador público: la transparencia es el resultado siempre de una estrategia digital que nace de una política digital adecuada de las Administraciones Públicas. La política digital transparente es aquella que transmite las acciones de gobierno de forma “clara, evidente, que se comprende sin duda ni ambigüedad”, tal y como define la Real Academia Española la cualidad de transparente, es decir, la transparencia. Es verdad, porque el marco en el que se tiene que desenvolver la política digital de los Gobiernos progresistas que la desarrollen, es el de la transparencia que se comprende en sí misma, que algunos viven (sin hacer esta política) como un castigo divino, cuando debía ser la quintaesencia de cualquier acción política democrática. No solo es el resultado final de un camino legal, que también lo es, sino una actitud política de gobernanza que ampara los datos públicos masivos que posee en sus servidores gracias a la interrelación con la ciudadanía, a quien sirve y de la que se retroalimenta. La transparencia no es solo el objeto de una ley o un portal específico, sino una actitud pública mantenida en el tiempo, para que la accesibilidad a los datos digitales sea una constante en alta disponibilidad, gracias a una clara y rotunda política digital de carácter sustantivo, con visión de Estado y con una proyección hacia el Estado de las Autonomías, cruzada permanentemente por una transversalidad digital de amplio espectro que solo se consigue con políticas y estrategias digitales progresistas, avanzadas, que trabajan siempre en clave de interoperabilidad integral, sin fronteras atómicas que lo impidan.

La situación actual en nuestro país es una muestra de que el acceso al conocimiento real y sustantivo de lo que nos ocupa hoy, el Proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2023 y una vez más, no es tarea fácil, es más, la considero de una dificultad extrema. Es sorprendente constatar que la infraestructura digital instalada en la actualidad a lo largo y ancho del país, que no implantada, por las diferentes Administraciones, con idénticas finalidades aunque no es lo mismo, forman a veces una torre de babel digital de imposible interrelación y acceso. No solo es un claro derroche de dinero público, sino algo mucho peor. Se dilapida cada segundo la interrelación e interoperabilidad de datos masivos compartidos y transparentes que podrían suponer una información y servicios a la ciudadanía de un valor incalculable y solo porque no se toman medidas de política digital compartida, sustantiva, desde la perspectiva legal de Estado. Es lo que permitiría llevar a cabo la evaluación de las políticas públicas por parte de la ciudadanía, entendida como la capacidad que tiene y se le transfiere mediante empoderamiento digital para emitir juicios bien informados. Así aprendí de Carol Weiss (1) la importancia y transcendencia de la evaluación de los programas y las políticas públicas cuando tienen un marco de transparencia esencial que se encuentra en los datos públicos masivos que obran en su poder, llamado “servidores oficiales”.

Lo manifesté en 2016 en este cuaderno digital y lo reitero hoy con ocasión de la transparencia que nos ofrece CIVIO para comprender bien el Proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2023: “Un ejemplo de transparencia que tiene el sustento de los datos públicos masivos, vale más que mil palabras. Sé que el Presupuesto del Estado y de las Comunidades Autónomas maneja términos diseñados a veces por el enemigo, pero conozco casos muy emblemáticos y didácticos para comprenderlo. Pongo el ejemplo del trabajo que realiza actualmente en España la Fundación CIVIO con algunas Comunidades Autónomas que se están situando cada vez más en clave de Gobiernos abiertos y transparentes, a través de la herramienta basada en la aplicación de los Presupuestos Abiertos de Aragón que Aragón Open Data ha abierto al uso público y que recomiendo analizar con detalle respecto de Andalucía, por ejemplo, donde se muestra y demuestra con creces que cuando hay voluntad política de difundir un Presupuesto es posible hacerlo”. Conozco a David Cabo, trabajador incansable a favor del conocimiento accesible y libre, Patrono Fundador y codirector de la Fundación, porque como manifesté anteriormente, en 2013 trabajé con él con mucha ilusión por incorporar esta herramienta en Andalucía, solución que finalmente no se llevó a cabo, con gran decepción por mi parte.

Es muy importante entrar en esta página web de la Fundación CIVIO para comenzar a comprender bien las bases presupuestarias que asientan o no la democracia en este país y los pilares económicos, no inocentes por cierto, que la sustentan a partir de una pregunta transcendental, ¿Dónde van mis impuestos?, con tres proyecciones políticas esenciales, Ingresos, ¿Cómo se gasta? Y ¿En qué se gasta? Acceder a todos los datos es posible y CIVIO nos ofrece esta oportunidad de emitir juicios bien informados, la base de toda evaluación que debemos hacer como ciudadanos responsables. Creo que se comprende bien por qué la transparencia basada en los datos públicos masivos correctamente utilizados, como este Proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2023, se convierte en un claro objeto de deseo que se puede alcanzar si se implantara en este país una política digital con visión de Estado y con una proyección democrática y de coparticipación en el ecosistema público digital de las Comunidades Autónomas.

Entren y vean, porque ya están los datos en el salón virtual de la Noosfera sin tener que esperar nada más, solamente la aprobación definitiva de estos Presupuestos, a los que se podrá entrar de nuevo una vez consolidados para 2023 por las Cortes de este país. Les aseguro que les encantará haberlo hecho. Comprobarán a partir de ahora que el Presupuesto de este país, como el de la Comunidad en la que cada uno reside, puede y debe ser cosa de todos. Gracias CIVIO, gracias a David y a su equipo profesional, por hacerlo posible con vuestro esfuerzo encomiable y digno de alabanza pública.

(1) Weiss, C.H., Evaluation. Methods for studying programs and policies, 1998. New Jersey: Prentice Hall.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.