Luiz Inácio “Lula” da Silva, el presidente de los pobres

Tribunal Superior Electoral de Brasil. Resultados elecciones en Brasil 2022

Sevilla, 31/X/2022

Luiz Inácio “Lula” da Silva, ya es el presidente de Brasil, el padre de los pobres de su país, como millones de personas le atribuyen este título de tanta honra y dignidad humana. Anoche, con profunda emoción, fui siguiendo el recuento de los votos en la página oficial del Tribunal Superior Electoral, segundo a segundo y gracias a las urnas digitales, alcanzando cerca de las once de la noche el resultado final: Lula. Elegido presidente con el 50,90% de los votos, un total de más de 60 millones de votos (60.345.999), con el 100% del escrutinio. Es un nuevo país, en la historia reciente de Latinoamérica, que sigue formando el cinturón actual de la izquierda en aquél continente y alberga mucha esperanza en la justicia social distribuida para todos, sobre todo para los que menos tienen, que son millones de personas.

La historia personal de Lula es un auténtico tratado de militancia y resistencia. Recientemente, no se pueden olvidar los 580 días que estuvo detenido de forma injusta y arbitraria en la prisión de Curitiba, desde 2018, donde nunca le faltó el calor humano de la calle, de las personas que sabían cómo había sido su tiempo presidencial, a través de programas como “Hambre 0” y “Bolsa Familia!”, mediante los que se garantizaban tres comidas al día de la población más desfavorecida, con especial preferencia sobre los niños y niñas en pobreza severa, en un país con tantas desigualdades sociales, tan rico en recursos pero tan pobre por los millones de nadies explotados días a día por una sociedad derechizada hasta extremos insoportables, injusta y despiadada. Fue el Comité de Derechos Humanos de la ONU el que manifestó en abril de este año que “la investigación y el enjuiciamiento del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva violaron su derecho a ser juzgado por un tribunal imparcial, su derecho a la privacidad y sus derechos políticos”, respaldando la decisión que ya se había tomado en su país, a través del juez de la Corte Suprema, Edson Fachin, en marzo de 2021, determinando que el juez que había instruido la causa contra Lula, Sergio Moro, nombrado posteriormente Ministro de Justicia en el Gabinete del presidente Jair Bolsonaro, había actuado con “parcialidad” durante el proceso, ordenando la liberación inmediata del expresidente. Lula recuperó todos sus derechos políticos, situación que le llevó a presentarse en agosto de este año como candidato en estas elecciones, en las que ha resultado vencedor.

Durante esta campaña no ha olvidado la esperanza que depositó en él parte del pueblo del brasileño, sobre todo los más pobres, recordando en todos sus discursos aquellas promesas que se esfumaron cuando Lula dejó la presidencia del país, reflotando ahora la democracia y sacándola de su ocaso, diciéndoles alto y claro que quería volver y que era un sueño posible, porque deseaba “volver a incluir a los pobres en el presupuesto y que todos los brasileños hagan tres comidas al día”. Y ha vuelto, escribiendo una sola palabra en las redes, Democracia, acompañada de una fotografía de la bandera de su país en la que apoya su mano izquierda, con el dedo meñique amputado en sus años jóvenes cuando trabajaba como tornero. Una sola palabra basta.

Anoche, al conocer el resultado de su nueva elección, recordé unas reflexiones suyas para cambiar la historia, en un libro con un título que sobrecoge “Lula. Tengo un sueño”, que guardo con respeto reverencial en mi biblioteca, en mi clínica del alma (1): “Obstinadamente me digo todo el santo día: tengo que realizar un sueño, que no es sólo mío, sino el sueño de todos vosotros; llegará un día que en este país ninguna criatura se irá a dormir sin un plato de comida, y ninguna criatura se despertará sin ningún desayuno (…) Llegará un día en que la gente tendrá conciencia de que este país que sueño y que vosotros soñáis puede ser construido. Depende de nuestra disposición para realizarlo. Depende de nuestro coraje. Depende de nuestra disposición”. Lula, el presidente de los pobres ahora, sigue soñando lo mismo gracias a una sola palabra: democracia.

(1) Lula da Silva, Luiz Inácio, Tengo un sueño, 2003. Barcelona: Península, p. 52s.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

Nos quedan palabras para recordar hoy el nacimiento del niño Miguel Hernández

Llegó con tres heridas: / la del amor, / la de la muerte, / la de la vida.
Con tres heridas viene: / la de la vida, / la del amor, / la de la muerte.
Con tres heridas yo: / la de la vida, / la de la muerte, / la del amor.

Miguel Hernández, Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941)

Sevilla, 30/X/2022

Hoy se cumple el centenario del nacimiento de Miguel Hernández en su querida Orihuela y he vuelto a leer varias veces un poema precioso, Llegó con tres heridas, en el que aprendí qué significa caminar a diario con un sentimiento de tres heridas de ausencias: la de la vida, la del amor, la de la muerte (como las Suyas). Lo localizo en su Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941), en el que logro comprender bien lo que significa dignificar la vida cada día, donde el sentimiento se debe escuchar siempre mucho más fuerte que el viento (Alberti, dixit). Porque todos los días convivimos con heridas de vida, muerte y amor…, en ese orden, porque así lo exige la dignidad de la existencia. La que vivió Miguel Hernández en días de ausencias, desde que llegó a la vida, la vida y… al amor, como nos dijo él mismo en un mensaje precioso con la esperanza dentro. Es lo que tengo claro desde su nacimiento: nació para eso, pero siento su ausencia.

He repasado páginas de este cuaderno digital y he comprobado que lo he tenido presente en 37 artículos, entre los que he escogido el primero que escribí, en 2006, El niño Mozart, porque aunaba mi pasión por la poesía y la música, en el que me refería también a las primeras composiciones del niño que siempre fue Mozart que, años después, he podido interpretar en mi clave y violín. Me he emocionado al leerlo por lo que significa hoy al conmemorar el nacimiento del niño Miguel Hernández, al que no olvido, porque él también llegó a mi vida con tres heridas, la del amor, la de la muerta y la de la vida.

El niño Mozart

He cumplido un sueño histórico: después de muchos años de espera, de búsqueda, de asombro, de ilusiones fraguadas en el descubrimiento de la inteligencia musical, de acuerdo con el profesor Gardner (Howard), he escuchado, vivido, sentido, seis creaciones de Mozart cuando solo tenía cinco años. Son seis manifestaciones de un maestro del clavecín, que suman tan solo tres minutos y cincuenta y cuatro segundos, como introducción a una clase magistral de inteligencia aplicada.

El catálogo Köchel, recoge estas seis piezas como las iniciáticas del ciclo Mozart a lo largo de sus treinta y cinco años de vida, en los que se recopilan 626 obras maestras, a las que se podría calificar así, cualquiera de ellas. Estas pequeñas composiciones son: un andante, dos allegro y tres minuetos. Si alguien me pidiera una elección de las seis obras, me decanto por el Minueto para piano en fa mayor (K. 1d), que deja una estela de encanto melódico en un tiempo récord: un minuto y veintidós segundos, en los que con los ojos cerrados he visualizado al niño Mozart rodeado de su padre y maestro, Leopold y su hermana Nannerl.

W. A. Mozart, Minueto en Fa mayor, Kv 1, d., interpretado al clave por Guy Penson, 1991

La versión que he escuchado es la del maestro Guy Penson, grabada en 1991, utilizando el clavicordio, con un sonido más próximo a la realidad mozartiana del año 1761. Prefiero el sonido del clavecín, mucho más cuando busco comprenderlo después de haber leído, hace muchos años, su diferencia del piano tradicional y próximo a nuestros días. El clavecín o clavicémbalo es, de acuerdo con el DRAE, un “instrumento músico de cuerdas y teclado que se caracteriza por el modo de herir dichas cuerdas desde abajo por picos de pluma (de cuervo…) que hacen el oficio de plectros”. Difícil nos lo ponía el diccionario: herir, picos de pluma, plectros… Estos últimos son “palillos o púas que usaban los antiguos para tocar instrumentos de cuerda”. Su origen griego (pléctron), decanta una especial orientación hacia la sabiduría, así como la segunda acepción de este vocablo cercano a la poesía: inspiración, estilo. La versión que escucho en momentos de búsqueda de la razón de ser de la inteligencia predictiva, es una ejecución sobre clavicordio, una variante de este tipo de instrumentos de la segunda mitad del siglo dieciocho, que se caracteriza también por las cuerdas y teclados, siendo “heridas” estas cuerdas (sic), por debajo, por una palanca que lleva un trozo de latón en la punta.

Esta música del niño Mozart ha llegado a mi vida, a mi investigación actual, como el conjunto de las tres “heridas” por las que clamaba Miguel Hernández, la de la vida, la del amor y la de la muerte, al igual que los plectros del clavecín de Mozart hacían sentirse más cerca de la vida auténtica al mundo cortesano, al mundo real de una persona que demostró en 626 variaciones sobre un mismo tema vital, que se había equivocado de siglo y que estaba herido de muerte por los plectros interesados en la música de encargo.

Es un pequeño homenaje que debía al niño que llevaba dentro Mozart. Eso sí, sin el encanto que él imponía a cada “fuga” de su propia vida, simbolizado en Papageno, con su jaula y carillón ambulantes, el protagonista de “La Flauta Mágica”, sin que haya logrado entender todavía a qué “pájaros” quería encantar en el frenesí impuesto por la Reina de la Noche… 

Sevilla, 18/IV/2006

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La Feria del Libro siempre deja huella en Sevilla

José Luis Ágreda, Libros que dejan huella (detalle del cartel de la Feria del Libro 2022, en Sevilla)

Sevilla, 29/X/2022

Estamos viviendo en esta ciudad, en la que Stefan Zweig dijo hace ya muchos años “que se podía ser feliz”, un acontecimiento que me entusiasma en cada celebración anual y que sé que, socialmente hablando, entrega felicidad a raudales en formato libro. Me refiero a la Feria del Libro 2022, una apuesta por el otoño literario según los organizadores, que este año se ha presentado con un cartel oficial que simboliza perfectamente el fenómeno de la mente en blanco cuando nos acercamos a un libro, porque desconocemos su contenido, aunque es posible que nos deje huella para siempre, con un lema muy atractivo propuesto por el autor del mismo, José Luis Ágreda, artista nacido en esta ciudad “que plantea en su creación “un juego” para lectoras y lectores, bajo un lema Libros que dejan huella”. Me ha recordado inmediatamente algo que me ocurre cada día al acercarme también a la pantalla en blanco del ordenador cuando redacto estas líneas, siguiendo la recomendación literaria que un día ya lejano aprendí de Ítalo Calvino, en El arte de empezar y el arte de acabar: “…es un instante crucial, como cuando se empieza a escribir una novela… Es el instante de la elección: se nos ofrece la oportunidad de decirlo todo, de todos los modos posibles; y tenemos que llegar a decir algo, de una manera especial”. Cuando nos acercamos a la lectura de un libro nos puede suceder algo parecido, porque estamos ante una página escrita que nos puede decir todo o nada, pero lo importante es cuando sentimos que su lectura nos deja una huella indeleble, probablemente para toda la vida, algo esencial, que decía Calvino.

Tengo que confesar que mis visitas a la Feria, acompañado siempre de mi inventario de lecturas pendientes para posibles compras en este paseo imaginario por la librería más importante de Sevilla por unos días, suelen acabar con algunas adquisiciones y muchas imágenes impresas en mi memoria de secreto, huellas, alejándome bastante de la mercadotecnia que suele rodear este acontecimiento. En esta ocasión, llevo anotadas dos obras que ocupan un sitio preferente: El lugar (1), de Annie Ernaux, Premio Nobel de Literatura 2022 y Salvo mi corazón, todo está bien (2), de Héctor Abad Faciolince, escritor colombiano al que profeso admiración y respeto. A ambos he dedicado algunas páginas de este cuaderno digital y estoy ávido de leer estas obras porque me han inspirado búsquedas de palabras hermosas que dejen huella en un mundo diseñado a veces por el enemigo. En el caso de Annie Ernaux, porque ella misma ha calificado El Lugar como su mejor libro, del que está más orgullosa de haberlo escrito, a título individual, incluso colectivo, y así lo recogí en el artículo citado, con motivo de la entrega del Nobel de Literatura de este año: “Me ha conmovido conocer el momento en que abandonó la ficción. Fue con motivo del fallecimiento de su padre, según contaba en una entrevista de 2016 en la que manifiesta qué es lo que ocurrió realmente para abrazar su propia vida y publicarla por entregas: “Fue cuando escribí El lugar (1983), a partir de la muerte de mi padre. Utilizar la ficción me pareció una especie de traición. Sentí que no tenía derecho a transformar su experiencia real en una novela. Su fallecimiento fue brutal. Murió cuando yo tenía 26 años, me había casado con un hombre de otra clase social y me había distanciado del núcleo familiar. Con su muerte, despertó mi conciencia de clase, que hasta entonces siempre había logrado reprimir… […] Desde mi adolescencia, había reprimido todo lo que no me gustaba de mi familia. Por ejemplo, que no éramos intelectuales, sino proletarios. Nunca me reconcilié del todo con el mundo de mi padre, ni tampoco con él. No por haber escrito ese libro se solucionó el problema, aunque era lo mejor que podía hacer. Pero era mejor que limitarme a olvidar. Creo que El lugar es el libro del que estoy más orgullosa, a título individual y colectivo. Mucha gente que vivió ese mismo luto [al cambiar de clase social] se dijo que no estaba sola, puede que por primera vez…”. Creo que ella misma nos ofrece una seña de identidad a través de El lugar, lo que significa que es un buen motivo para comenzar a conocer bien su sociobiografía”.

En el caso del libro de Héctor Abad Faciolince, porque vuelvo con frecuencia al reencuentro con la dialéctica pascaliana entre razón y corazón, sabiendo lo que trata su tercera novela, Salvo mi corazón, todo está bien, una historia del corazón y porque ese órgano me importa mucho, sobre todo cuando lo dirige la inteligencia, en armonía con todas las estructuras del cerebro: “todo lo que se puede escribir sobre el corazón se convierte en imagen y metáfora” que ayuda a conocer con todas “sus razones que la razón no conoce”, como dijo Pascal, centrándose sobre todo en el Amor. En el artículo que le dediqué recientemente a este autor me preguntaba algo esencial en la lectura: ¿Saben por qué he descubierto este libro hasta ahora desconocido, como una isla entre las que busco a diario? Porque aprecio la escritura sentida, con alma, de este autor colombiano, sobre todo después de haber leído una obra suya emblemática, El olvido que seremos (3).

Ambas obras me han dejado huella al conocerlas. Ahora, al leerlas, creo que ratificaré esa impronta que siempre dejan lecturas que llegan al cerebro y al corazón. La Feria del Libro me lo ha recordado y lo agradezco. En este sentido, no olvido a Guido Orefice, el protagonista de La vida es bella, que tenía tres grandes proyectos en su vida: distinguir el norte del sur, leer a Schopenhauer por su canto a la voluntad como motor de la vida y abrir una librería. De todo hizo un arte para vivir, para enseñar a leer las señales de la vida, porque hablar es solo cosa de personas. Leer, igual de bello. Es una maravilla constatar que estamos preparados desde la preconcepción y a través del cerebro, para leer, cuando todo está conjuntado para comenzar a unir letras y grabarlas con unas determinadas formas en el cerebro. Agregando, además, sentimientos y emociones en relación con lo que nuestro cerebro lee, en una dialéctica permanente de razón y corazón. Ahí reside el encanto de la huella de la lectura, la que dejan precisamente algunos libros.

(1) Ernaux, Annie, El lugar, 2020. Barcelona: Tusquets.

(2) Abad Faciolince, Héctor, Salvo mi corazón, todo está bien, 2022. Madrid: Alfaguara.

(3) Abad Faciolince, Héctor, El olvido que seremos, 2017. Madrid: Alfaguara.

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La realidad de la inversión social en Sanidad, Educación y Servicios Sociales, en España y Andalucía

Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales de España: Inversión social por CCAA. Sanidad, Educación y Servicios Sociales en nuestro país

Sevilla, 28/X/2022

Cada vez que se publican datos sobre las inversiones sociales en Andalucía, que no opiniones ni refriegas políticas de baja estofa, que cada vez hacen más estragos en la sociedad democrática, me estremece conocer la posición que ocupamos en el país, siendo la Comunidad más poblada y la que se debería cuidar al máximo en esta financiación pública por sus datos en relación con la pobreza y exclusión social, verdaderamente lacerantes. Una vez más, se observa que la aplicación de las políticas sociales en el Estado y, sobre todo, en esta Comunidad en la que vivo democráticamente, no son inocentes, como vengo publicando desde hace años en este cuaderno digital y tiene responsables públicos de su gestión política y administrativa, cuyo objetivo principal y claro es además constitucional: salvaguardar el interés general de la población a la que hay que atender y servir. La última referencia técnica viene del Informe que ha elaborado la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales de España, sobre la Inversión social por CCAA. Sanidad, Educación y Servicios Sociales en nuestro país, realizado con un esfuerzo encomiable de transparencia para la transformación social, presentado el pasado 20 de octubre y que refleja datos muy esclarecedores en relación con los presupuestos generales en cada Comunidad Autónoma y su relación con el gasto social aplicado desde la pandemia, a pesar del “importante aumento de las transferencias estatales, que alcanza 23.701,7 millones de euros en este periodo [2019-2021]. Los datos nos indican que este incremento de financiación estatal no se ha visto reflejado en la misma medida en un incremento en el gasto social en las Comunidades” (la negrita es mía). Importantísima aportación objetiva, porque traduce que dinero público ha habido, otra cosa es cómo se ha repartido en cada Comunidad de acuerdo son sus prioridades políticas.

Las conclusiones más importantes del Informe son que “el gasto social de la Comunidades Autónomas solo ha aumentado un 7% respecto al nivel previo a la pandemia, mientras el gasto en otras áreas aumenta un 34%” y que “han tenido que pasar 10 años y una pandemia para recuperar el gasto social. pero su incidencia en los presupuestos autonómicos es cada vez menor […] Pero desde 2010 el porcentaje que representa este gasto sobre el total de los presupuestos autonómicos marca una clara tendencia descendente, tendencia rota ligeramente en los años 2015 y 2016. En 2010 representaban el 67,4% del presupuesto autonómico, mientras que 12 años después este porcentaje ha caído 9 puntos y se sitúa en 58,3%, en una tendencia claramente decreciente. . Analizando en profundidad los datos se observa que Madrid, Andalucía, Cataluña y Murcia, están a la cola de gasto por habitante en Sanidad y Servicios Sociales, como un nuevo ejemplo de la injusta desigualdad social territorial que se está viviendo en España.

Es muy interesante la aportación de los siguientes datos en el informe: “La evolución del gasto en políticas sociales por CCAA ha sido muy desigual:

  • En cuantía: Todas las Comunidades salvo Cataluña, Madrid y Murcia han superado en 2021 el gasto social por habitante que tenían en 2019, destaca Castilla La Mancha con un aumento de 514,9 € y La Rioja con 487,3 €. En negativo sorprende Cataluña que lo reduce en 134,5€, Madrid en casi 119€ y Murcia en 64,9 €.
  • En porcentaje: Un escenario diferente nos muestra el peso específico que estas políticas tienen en el escenario general. Si observamos el porcentaje de su presupuesto que destinan a cubrir las políticas sociales, vemos que 12 de las 17 Comunidades han reducido este porcentaje, siendo especialmente acusado este descenso en la Comunidad de Madrid (-10,18%) y Asturias (-6,72%), seguido de Extremadura (-5,93%) y Cataluña (-5,55%)”.

Fuente: Inversión social por CCAA. Sanidad, Educación y Servicios Sociales en nuestro país. Nota de Prensa.

Para concretar de forma más cercana este gasto autonómico en políticas sociales, se puede observar lo ocurrido en 2021 (de mayor a menor), también muy significativo en relación con la sempiterna desigualdad territorial.

Fuente: Inversión social por CCAA. Sanidad, Educación y Servicios Sociales en nuestro país.

Tengo que señalar que Andalucía, en referencia a lo expuesto anteriormente, comenzando por la inversión en Sanidad en 2021, figura en la situación que se detalla en el grafico siguiente, en el que se observa que las desigualdades territoriales son clamorosas, donde esta Comunidad ocupa un lugar nada favorable en gasto por habitante, 1.372,69€, la tercera por la cola, por debajo incluso de la media en España, con una diferencia negativa de 558,54€, respecto de Asturias y de 524,97€, en relación con el País Vasco:

Fuente: Inversión social por CCAA. Sanidad, Educación y Servicios Sociales en nuestro país. Anexo a la Nota de Prensa (la “p” minúscula indica que en esas Comunidades el Presupuesto anual estaba prorrogado).

En relación con el gasto en Educación, la situación es más favorable para Andalucía, aunque se repite de nuevo un mal endémico en el país: la desigualdad territorial. También es importante resaltar que a pesar de que Andalucía figura en tercer lugar en relación con el esfuerzo inversor, 23,5% sobre el presupuesto total de la Comunidad, por encima ligeramente de la media en España, 20,3%, queda todavía mucho por hacer cuando se analiza el gasto por habitante, 995, 81€, lo que significa 32,7€ por encima del gasto medio en el país, pero con un diferencial negativo de 370,68€ frente al gasto del País Vasco.

Fuente: Inversión social por CCAA. Sanidad, Educación y Servicios Sociales en nuestro país. Anexo a la Nota de Prensa (la “p” minúscula indica que en esas Comunidades el Presupuesto anual estaba prorrogado).

Por último, se aborda en el informe citado el gasto en Servicios Sociales mostrando, como se puede comprobar una vez más, lo que verdaderamente tiene importancia en el gasto público de ámbito social, junto a las cuantías económicas, evidentemente, es la desigualdad territorial como un problema omnipresente que requiere un urgente abordaje de Estado sobre financiaciones finalistas. Andalucía con un porcentaje del 7,3%, está ligeramente por encima de la media, 7%, pero con un dato nada favorable en relación con el gasto por habitante, 308,55€, por debajo de la media de España, 332,80€ y con un diferencial negativo y clamoroso sobre Navarra, 309,25€, prácticamente la mitad de lo que se dedica en esa Comunidad a esta finalidad o respecto de La Rioja y Asturias, que ocupan el segundo y tercer lugar de la tabla.

Fuente: Inversión social por CCAA. Sanidad, Educación y Servicios Sociales en nuestro país. Anexo a la Nota de Prensa (la “p” minúscula indica que en esas Comunidades el Presupuesto anual estaba prorrogado).

El pasado 15 de octubre publiqué un artículo, Andalucía sigue presentando datos muy preocupantes de pobreza y exclusión social, en el que afirmaba con rotundidad algo que estremece en este territorio, aunque no lo queramos leer o escuchar por su dureza: “Conocer con datos científicos que 2.738.318 ciudadanos y ciudadanas en Andalucía, es decir un 32,3% del total de población,  están viviendo la pobreza en sus vidas y, de forma más aguda, la pobreza severa, en un porcentaje del 8,1% del total, es decir, casi un millón y medio de personas, son cifras lo suficientemente elocuentes que confirman que algo no estamos haciendo bien en esta Comunidad, porque contra datos no valen argumentos” Conocer ahora estos datos sobre inversión real en gasto social en Andalucía, creo que incrementa nuestro desasosiego e incertidumbre desde la solidaridad que debemos mostrar con los andaluces y las andaluzas, niños y niñas de esta tierra, que están sufriendo el Estado de Malestar a diario.

Personalmente, tengo claro que hay que compartir datos para estar todos bien informados y que sólo con un gobierno de Estado o Comunidad Autónoma, pre-ocupado (así, con guion) por la desigualdad actual económica, laboral y social en la población, no cualquier gobierno, porque todos no son iguales, que dicte leyes con urgencia para solucionar esta situación transformando la sociedad española, podremos avanzar en derechos y libertades que mejoren las condiciones de vida para salir de la pobreza en cualquiera de sus estadios, que afectan a millones de ciudadanos en este país, de andaluces y andaluzas, niños y niñas sobre todo, los más desfavorecidos, los pobres severos, los nadies, que son los que más necesitan políticas sociales dignas del Estado del Bienestar. 

No pretendo aburrir con datos, porque para eso están los informes a disposición pública para quienes los quieran leer. Lo que sí pretendo al escribir estas líneas es volver a insistir en un hilo conductor tantas veces expuesto en este cuaderno digital: las políticas sociales no son inocentes y obedecen a intereses partidistas de cada Gobierno en particular, alejándose clamorosamente del interés general, objetivo constitucional que debe observar toda Administración Pública en el país, que depende del Gobierno correspondiente, no inocente, desdibujándose esta atención esencial en el país por las injustas desigualdades territoriales en la aplicación de estas políticas como se puede ver en cada informe que se publica en una u otra dirección, pero siempre con el denominador común del debilitamiento del Estado del Bienestar. O del Malestar, a la vista de lo que acontece a diario y muy cerca de cada ciudadano en su cada día.

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Siempre ha habido “sangre rebelde” en Hollywood

Clara Bow, en Sangre Rebelde, dirigida por John Francis Dillon, 1932.

Sevilla, 27/X/2022

Una vez más regreso al mundo al cine como homenaje a una etapa en su larga y fructífera historia, porque se demuestra que encumbra el papel de la cultura: respetar los auténticos valores populares, dignos, con el tiempo dentro. En esta ocasión he encontrado una isla bastante desconocida, la del cine americano de Hollywood en la época previa a la entrada en vigor del llamado Código Hays (Motion Picture Production Code), a través de un nuevo Ciclo de la Fundación Juan March, Protagonistas del Hollywood Pre-Code, coordinado por Carlos F. Heredero, con la proyección de ocho películas “que se rodaron en los albores del cine sonoro y justo antes de que se empezara a aplicar el llamado Código Hays, una serie de normas aprobadas por los grandes estudios que transformaron el cine en EEUU a partir de los años 30. El ciclo, coordinado por el crítico Carlos F. Heredero, explora títulos que reflejan la atmósfera libertina de Hollywood antes de este código, que prohibió el sexo, los desnudos y la violencia más explícita en pantalla a partir de 1934”. 

El Ciclo comienza con la proyección de la película “Sangre rebelde”, “estrenada en 1932 por el cineasta John Francis Dillon. Protagonizada por la actriz Clara Bow, la película cuenta la historia de una atractiva joven tejana de buena familia que se abre camino en la vida en un entorno hostil. Este texto explica en detalle los motivos por los que este título es un buen ejemplo de las películas que se rodaron antes del código: dos camareros vestidos de mujer, referencias explícitas al sexo o un comunista gritando un eslogan a favor del proletariado”.

En la sinopsis del ciclo se detalla que “Clara Bow, Miriam Hopkins, Jean Harlow, Barbara Stanwyck, Katharine Hepburn, Mae West, Greta Garbo y Joan Blondell son solo algunas de las grandes estrellas de Hollywood que, en los comienzos del cine sonoro, a principios de los años treinta, desafiaban abiertamente desde la pantalla los códigos morales y las tradiciones conservadoras de buena parte de la sociedad estadounidense de la época. Mujeres que hacían valer sus deseos y su sensualidad, que hablaban con descaro, luchaban con decisión por escalar peldaños en la pirámide social, tenían profesiones tradicionalmente asociadas a los hombres y ponían en cuestión las ataduras de su propia clase. Aquel Hollywood abordaba con atrevimiento temas, historias y situaciones que rompían con los cánones establecidos durante los tiempos en los que todavía el denominado Código Hays no se aplicaba con extremo rigor. Y lo hacía desde todos los géneros de la producción: el cine de gánsteres, el melodrama, el musical, la comedia sofisticada, las aventuras exóticas e incluso el cine histórico”.

El Código Hays, un conjunto de normas a observar por la producción cinematográfica, redactadas básicamente por William H. Hays, miembro destacado de la Asociación de Productores Cinematográficos (MPPA), se estableció en 1930, aunque no comenzó a aplicarse hasta 1934. Estuvo en vigor hasta 1967 y fue fiel reflejo del doble rasero ético que siempre ha estado presente en el cine americano, constituyéndose Hollywood como el embajador mundial de la doble moral del país a través de sus productores y películas, porque se creó con un manto de acción progresista nació con carácter progresista, para aislar el belicismo, la igualdad entre clases y como plataforma de denunciar contra el abuso de poder, pero la realidad es que fue una férrea censura acabó siendo una censura que tergiversó guiones hasta límites ridículos. La censura de Estado ha hecho siempre de las suyas y esta película con la que comienza el Ciclo citado, Sangre rebelde, es un ejemplo de cómo la “sangre rebelde” siempre ha existido en la sociedad americana por mucho que se la haya querido contener a través de códigos estrictos que enmascaraban siempre una realidad terca y presente en cualquiera de sus múltiples manifestaciones.

Una muestra de este Código Hays nos puede ayudar a comprender bien la forma de abordar la ética cinematográfica cuando se refiere a las “Decisiones particulares sobre la sexualidad”: “Por respecto al carácter sagrado del matrimonio y del hogar el “triángulo” –si se entiende por tal el amor de un tercero por una persona ya casada— será objeto de un tratamiento particularmente circunspecto. No debe presentar la institución del matrimonio como antipática. Las escenas de pasión deber ser tratadas sin olvidar qué es la naturaleza humana, y cuáles son las acciones habituales. Numerosas escenas no pueden ser presentadas sin despertar emociones peligrosas en los jóvenes, los retardados y los criminales. Incluso en los límites del amor puro, hay hechos cuya presentación ha sido siempre considerada por los juristas como peligrosas. Cuando se trata de un amor impuro, de un amor que la sociedad siempre ha tenido por malo o que la ley divina condena, importa observar las reglas siguientes: un amor impuro nunca debe parecer atractivo o hermoso, No debe ser objeto de una comedia o de una farsa o utilizado para provocar la risa, no debe originar en el espectador el deseo o una curiosidad malsana, no debe parecer justo ni permitido y, en general, no se deben detallar ni en el método ni en la manera”. Creo que sobran comentarios, aún respetando el contexto dual en el que se promulgó el Código, porque estoy convencido, una vez más, que ese conjunto de normas, redactadas por “mentes calenturientas”, eran reflejo exacto de los vicios privados y públicas virtudes de aquellos representantes de la sociedad americana.

En este contexto recuerdo un artículo que escribí en 2018, La trastienda de la doble moral de Hollywood, en el que exponía esta triste realidad: “Siempre me ha llamado la atención la trastienda ética de Hollywood. He crecido con el glamur de las grandes producciones rodadas en la meca del cine americano durante décadas inolvidables del siglo pasado, en un país como España donde nunca se hablaba de la que se cocía de verdad entre bambalinas americanas, aunque fueran secretos a voces. Traigo a colación esta reflexión a pocos días del estreno en España de una película paradigmática, Las estrellas americanas no mueren en Liverpool, porque representa muy bien la doble moral de Hollywood y su atracción fatal hasta la muerte. Lo que ocurre es que una gran actriz americana, protagonista de la película, Gloria Grahame, la ganadora del Oscar por “Cautivos del mal”, lanza un mensaje en la película contradictorio, poniendo a Hollywood en su sitio al final de su vida, porque su auténtico amor no estaba finalmente allí. La historia que se cuenta en la película es real como la vida misma, donde el protagonista es Peter Turner, que en 1978 “era un actor de Liverpool de 26 años que intentaba ganarse la vida en Londres con muy poco éxito. En la pensión en la que vivía llegó un día una actriz veterana estadounidense de 54 años, que había sido repudiada de Hollywood, y se había pasado al teatro. «Recuerdo la primera vez que la vi. Yo ocupaba una de las habitaciones superiores y ella el apartamento principal de abajo», rememora Turner en Madrid. «Un segundo que lo visualizo». Para un momento. «No era como yo me la esperaba. Me habían hablado de una estrella de Hollywood, y recuerdo que abrió la puerta como escondiéndose, con pinta de haber llegado cinco minutos antes». Ella necesitaba 4 libras y 75 peniques; él se los prestó. «Nunca supe para qué, pero me lo devolvió en un cheque que aún conservo». Un par de días después se pusieron a bailar juntos en la casa Saturday Night Fever, y semanas más tarde se hicieron amantes” (1).

Dije en aquél artículo que admiraba a las actrices y actores americanos, su “sangre rebelde” hoy, “que se enfrentaron al mundo mafioso de Hollywood durante décadas y se siguen enfrentando en nuestros días, cuando estalló recientemente el escándalo del productor Weinstein. Esa es la razón por la que deseo ensalzar el discreto encanto de esta excelente actriz, Gloria Grahame, que iniciando su exilio interior y exterior en Liverpool y con solo una petición humilde de 4 libras y 75 peniques a un chico desconocido que se alojaba en su pensión, 28 años más joven que ella, escribió realmente las páginas más bellas de su vida y la de la persona con la que compartió las postrimerías de un viaje hacia una parte importante de su alma de secreto. Aunque a nadie le dijera la razón de por qué no quería morir en Liverpool, donde encontró su razón de existir y, paradójicamente, pidiera regresar a Hollywood que tanto le había negado en su azarosa vida. Con esta decisión final, creo que ganó el Oscar a la actriz más digna de Hollywood”, una de las representantes de “sangre rebelde”.

Sé que Peter Turner rodó hace ya bastantes años un documental, I Used to Be in Pictures, que me parece fundamental para comprender el maleficio del Código Hays. ¿Saben por qué? Porque creo que ha encontrado muchas y sorprendentes razones del comportamiento de los actores y actrices de Hollywood, en su trastienda, con un identificador común: todos y todas protagonizaron el cine mudo y ahora compartían los últimos días de su vida en un Asilo de la Academia del Cine en Hollywood. Eran lo que se veía. No hablaban en aquellas películas, pero nos enseñaban a sentir su pasión por aquello que hacían con una dignidad absoluta. Con sus noventa años contaron a Turner, en voz baja, cómo funcionaba la trastienda de Hollywood y, quizá, cómo era el alma auténtica de Gloria Grahame o de Clara Bow en Sangre Rebelde, sin ir más lejos.  Maravilloso y aleccionador.

(1) https://elpais.com/cultura/2018/04/26/actualidad/1524744847_367894.htm

UCRANIA, ¡Paz y Libertad

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

La memoria democrática de este país necesitaba el amparo de una Ley

SER / Podcast especial Miguel Hernández | Cuando el miedo se puede leer

Sevilla, 24/X/2022

El pasado viernes 21 de octubre, entró en vigor en nuestro país la nueva Ley 20/2022, de 19 de octubre, de Memoria Democrática. Son cincuenta y cinco páginas, imprescindibles, que ordenan en su objeto y finalidad la recuperación, salvaguarda y difusión de la memoria democrática, entendida ésta como conocimiento de la reivindicación y defensa de los valores democráticos y los derechos y libertades fundamentales a lo largo de la historia contemporánea de España, con el fin de fomentar la cohesión y solidaridad entre las diversas generaciones en torno a los principios, valores y libertades constitucionales: “Asimismo, es objeto de la ley el reconocimiento de quienes padecieron persecución o violencia, por razones políticas, ideológicas, de pensamiento u opinión, de conciencia o creencia religiosa, de orientación e identidad sexual, durante el período comprendido entre el golpe de Estado de 18 de julio de 1936, la Guerra de España y la Dictadura franquista hasta la entrada en vigor de la Constitución Española de 1978, así como promover su reparación moral y la recuperación de su memoria personal, familiar y colectiva, adoptar medidas complementarias destinadas a suprimir elementos de división entre la ciudadanía y promover lazos de unión en torno a los valores, principios y derechos constitucionales. Se repudia y condena el golpe de Estado del 18 de julio de 1936 y la posterior dictadura franquista, en afirmación de los principios y valores democráticos y la dignidad de las víctimas. Se declara ilegal el régimen surgido de la contienda militar iniciada con dicho golpe militar y que, como consecuencia de las luchas de los movimientos sociales antifranquistas y de diferentes actores políticos, fue sustituido con la proclamación de un Estado Social y Democrático de Derecho a la entrada en vigor de la Constitución el 29 de diciembre de 1978, tras la Transición democrática”.

Ha sido un momento histórico justo y necesario en este país tan dual y cainita, que no abandona antiguas formas de la dictadura a pesar de lo que se sufrió durante la guerra civil y los primeros años de la Transición. En este contexto he conocido hoy un sufrimiento simbólico, el del poeta Miguel Hernández porque, personalmente, he leído muchas veces el miedo a la dictadura en sus ojos, que sufrió la represión como tantos cientos de miles de personas durante la guerra civil y en los años posteriores hasta el fin de la opresión maligna del Régimen Franquista. Me ha ocurrido leyendo hoy un artículo publicado en el diario El País, que recomiendo como ejemplo de lo que no debemos olvidar, con un título doloroso para el alma humana: Una carta inédita detalla las penalidades de Miguel Hernández en su cautiverio infernal. Lo he leído con un respeto reverencial hacia su vida y obra, sobrecogiéndome la constatación del sufrimiento de él y de centenares de presos represaliados que compartieron el cautiverio en la enfermería de la cárcel de Alicante, el Reformatorio de Adultos, en el que estaban hacinados 9.000 presos en un espacio diseñado para 2.000, donde cumplía su condena y de la que su hermano fue fiel testigo: “En la carta, Vicente Hernández relataba cómo encontró a su hermano durante una de sus visitas: “Estaba tan malo en aquella enfermería donde había 90-100 hombres tendidos quitándose las puses los unos a los otros con trapos sucios, pues allí no entraba un médico o un practicante en siete u ocho días, aquello era inhumano; en fin, para qué decirte más”. En otra carta, Miguel Hernández escribía estas duras palabras a su esposa, Josefina Manresa: “Josefina, mándame inmediatamente tres o cuatro kilos de algodón y gasas que no podré curarme hoy si no me los mandas. Se ha acabado todo en esta enfermería. Comprenderás lo difícil que es curarme aquí. Ayer se me hizo una cura con trapos y mal. Quiero salir de aquí cuanto antes. Se me hacen unas curas a fuerza de tirones y todo es desidia, ignorancia, despreocupación”.

Creo que ejemplos como éste, tan significativo, justifican por sí solos que esta Ley se haya publicado finalmente, después de numerosos avatares que he recogido puntualmente en este cuaderno digital. La carta citada se encuentra depositada en el Museo dedicado al poeta, situado en Quesada (Jaén), la localidad natal de la esposa del poeta, Josefina Manresa: “La carta se ha incorporado al legado hernandiano que conserva el IEG [Instituto de Estudios Giennenses] en sus dependencias, un archivo que contiene más de 5.800 registros bibliográficos, entre manuscritos, folletos, partituras, prensa histórica o grabaciones, y también cerca de 27.000 imágenes, documentos que, como ha recordado el presidente de la Diputación de Jaén, «pueden ser consultados a través de internet por todo el mundo», cumpliendo así «el doble compromiso que asumimos con la familia de Miguel Hernández hace una década cuando adquirimos su legado: por un lado, preservarlo y, por otro, contribuir a que su figura y su obra fueran aún más conocidos en todo el mundo».

Esta noticia coincide en el tiempo con la carta que hoy ha enviado el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez López, al Hermano Mayor de la Hermandad de La Macarena, aquí en Sevilla, tan cerca de mi memoria democrática, para que proceda «a la mayor brevedad» a dar cumplimiento con la Ley de Memoria Democrática y para que lleve a cabo la exhumación y posterior traslado de los restos del general Gonzalo Queipo de Llano y Sierra, así como los de Francisco Bohórquez Vecina, menos conocido pero que fue auditor de guerra y responsable de la ejecución de sentencias con aplicación de bando de guerra, que también se encuentra en la Basílica de La Macarena. Esta situación la conozco bien porque la he podido comprobar con bastante dolor en alguna visita personal a esa iglesia. Allí intenté comprender lo que “el corazón anonadado de Dios”, según Rafael Alberti en Roma, peligro para caminantes, quería decirme cuando gemía con aquella situación. Un fragmento de la carta recoge muy bien lo que significa esta petición de Estado: “esta nueva norma [la Ley de Memoria Democrática] pretende cerrar una deuda de la democracia española con su pasado y fomentar un discurso común basado en la defensa de la paz, el pluralismo y la condena de toda forma de totalitarismo político que ponga en riesgo el efectivo disfrute de los derechos y libertades inherentes a la dignidad humana».

El pasado 28 de marzo se cumplió el 80º aniversario del fallecimiento del poeta en la cárcel de Alicante. Lo recordé unos días antes en este cuaderno digital, mediante un artículo con un título que es una constante en mi vida, Cerca, siempre, de Miguel Hernández, siendo hoy, de nuevo,  un buen momento para recordarlo, aunque vuelva a ser doloroso por la forma en que ocurrió todo y cómo lo trató la dictadura hasta su muerte. En torno a su vida y obra, se ha publicado este año una revisión actualizada de Miguel Hernández. Pasiones, cárcel y muerte de un poeta, escrita por José Luis Ferris (Alicante, 1960), una biografía que se editó por primera vez en 2002 por la Fundación José Manuel Lara. En ella se han actualizado bastantes datos y hechos, fundamentalmente por la entrega del Tribunal Militar Territorial al Archivo General e Histórico de Defensa, de los procedimientos judiciales militares, el 24 de noviembre de 2020, entre los que se encuentran los juicios sumarísimos llevados a cabo contra el poeta Miguel Hernández Gilabert, al finalizar la guerra civil, clasificados junto a los que figuran en más de 20.000 cajas con legajos y documentos de ese Tribunal, pudiéndose consultar algunos de ellos a través del acceso a la página principal web de Patrimonio Cultural de Defensa.

Aporté en aquel pequeño homenaje personal al poeta un enlace al podcast que se puede visualizar completo y que abría aquellas palabras, elaborado por la cadena SER, con un título del primero que sobrecoge: Cuando el miedo se puede leer. Acceder de nuevo a esta información es un privilegio para poder emitir posteriormente juicios bien informados, al habernos secuestrado la dictadura y los primeros años de transición, durante tanto tiempo, datos relevantes para conocer a fondo la figura de Miguel Hernández, que se agranda por días y que con la entrada en vigor de la Ley de Memoria Democrática rescata una acción de Estado justa y necesaria en democracia. También la de cientos de miles de personas que murieron en la guerra civil y años posteriores por el mero hecho de pensar y obrar de forma diferente a los golpistas y que merecieron siempre ser reconocidos por la memoria histórica de este país tan dual y cainita. Es justo decir ahora que la memoria democrática necesitaba ser amparada mediante una Ley como la que, afortunadamente y por dignidad humana, entró en vigor el pasado viernes 21 de octubre y que nos permite intentar “cerrar una deuda de la democracia española con su pasado y fomentar un discurso común basado en la defensa de la paz, el pluralismo y la condena de toda forma de totalitarismo político que ponga en riesgo el efectivo disfrute de los derechos y libertades inherentes a la dignidad humana”. Como demócrata, deseo expresar con estas palabras mi agradecimiento al poder legislativo de este país. Nada más. Escuchar de nuevo la voz de Miguel Hernández, hoy, me reconforta:

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

La cultura andalusí se guardó en un ataifor

Ataifor de Guadalajara. Lámina que figura en El Ataifor de Guadalajara. El califa andalusí y la propaganda de su legitimidad, obra de Miguel Ángel Cuadrado Prieto, Consuelo Vara Izquierdo y José Martínez Peñarroya, como coordinadores del mismo.

Sevilla, 22/X/2022

Desde que descubrí esta isla cultural, el ataifor de Guadalajara, he deseado compartirla con las personas que siguen de cerca la lectura de este cuaderno digital, que para ese cometido nació: descubrir islas desconocidas y compartirlas en la Noosfera, la malla pensante de la Humanidad. Ayer, sin ir más lejos, hojearon este cuaderno personas de diversos países que cito por orden de importancia en las visitas: España, México, Chile, Argentina, Colombia, Perú, Ecuador, Estados Unidos, Venezuela, República Dominicana, El Salvador, Uruguay, Bolivia, Guatemala, Hungría, Francia, Portugal, Canadá, Cuba, Finlandia, Alemania y Noruega. Hasta estos países llegaron ayer mis palabras y creo que el objetivo está alcanzado: distribuir conocimiento conectivo que nos sirva para construir entre todos un mundo mejor, libre este conocimiento de la consideración de mercancía, por el peligro de que todo necio siga confundiendo valor y precio, según nos indicó en su día mi paisano Antonio Machado, a quien tanto aprecio.

Me pareció muy interesante el descubrimiento del ataifor (cuenco, plato hondo) de Guadalajara, Wad-al-Hayara, o mejor Wadi l-Hiyara (valle de las fortalezas, río de piedras, etc.), hace tan solo doce años, en esa ciudad, fundamentalmente porque lo que representa lleva impreso con todo su esplendor el alma andalusí, la figura de Abderramán III, monarca del Califato omeya de Córdoba, encontrado en un lugar que era la frontera de Al-Andalus con Castilla: “Para los descubridores y estudiosos del ataifor, sin duda esta pieza supone la más importante que de la cultura andalusí se ha encontrado hasta ahora en Guadalajara. Y lo es no solo por su tamaño y belleza, por su calidad cerámica, por la representación humana, sino porque confirma que la representación del soberano del califato cordobés es nítida y va subrayada por numerosos símbolos, lo que redunda en la importancia que esta pieza tiene para el estudio de la plástica y el arte islámicos en España” (1).  

Según narra el cronista provincial, “En el plato, reconstruido y tratado, aparece una figura humana, que viene ya de entrada a demostrar que la cultura islámica sí representaba seres humanos en piezas de arte, y lo hacía con un interés manifestado hacia lo simbólico y representativo. Porque la figura que luce en el plato arriacense es nada menos que la del califa, adornado de todos los atributos que le confieren el grado de Imán de los Creyentes, de conductor seguro de su pueblo, de intermediario entre Dios y los hombres, de representación directa de la divinidad sobre la Tierra. El monarca, que se representa en plena juventud (aunque tenía hacia el año 930 los 40 ya cumplidos) aparece sentado sobre la silla de un camello que le transporta. Lleva muy largos sus cabellos, o quizás sea una peluca, con llamativa trenza que le recorre la espalda. Va cubierto por un palio, y en la mano derecha posa un ave, mientras dos copas le rodean, flotantes, pero simbólicas. En su mano izquierda lleva una redoma, y el color de su manto, de sus adornos, y los del camello, son verdes, el color de los elegidos por Dios en el Islam y sus banderas. El palio que le cubre hace las funciones de trono, rodeándole por completo, y va subido a lomos de un camello, que es según el Corán el animal que el Día del Juicio llevará a los justos hasta las puertas del Paraíso. El techo del baldaquino presenta un nudo, que siguiendo una ancestral simbología precristiana representa la eternidad, según se ve en marfiles palaciegos musulmanes y en muchas puertas de iglesias románicas y pilas bautismales”.

Fuente: ¿Sabes por qué el ataifor de Guadalajara es una pieza única y de gran valor? Herrera Casado nos lo explica | NuevaAlcarria – Guadalajara

Ofrece asimismo otros detalles de este importante hallazgo: “Es curiosa la forma de presentar al califa con un largo pelo acabado en trenza: pero es que era ésta el símbolo de la legitimidad en la dinastía omeya. Aunque su origen es pre-islámico, se dice de su antecesor Abderramán I llevaba dos trenzas largas sobre la espalda. De lo que el califa cordobés lleva en la mano, destaca el pájaro, que se supone es la representación de las almas de los fieles, y por eso el monarca las lleva y defiende en su poderosa mano. La redoma que sujeta con su mano diestra es la llamada “Copa de los Mundos” y que en Al-Andalus representaba el poder de dar vida y muerte a sus súbditos. Las copas son también representación del poder, solo las lleva quien lo tiene. En este caso aparecen dos, por lo que hacen referencia al derecho que tiene Abderramán a gobernar las tierras de Oriente y Occidente. De todos los atributos, hay que destacar –como lo hacen quienes han descubierto y estudiado el ataifor– el árbol de la vida y las dos varas que a los pies del mismo florecen. Sería ese gran “árbol de la vida” con dos ramas laterales, lo que vendría a evocar el Paraíso, definitivo destino de los creyentes, escoltado por las dos ramas que aluden a la legitimidad porque representan las dos dinastías, la bagdadí y la fatimí”.

En la presentación del libro “El Ataifor de Guadalajara”. El califa andalusí y la propaganda de su legitimidad” (2), el director del Museo de Guadalajara, expone que “Esta excepcional pieza constituye uno de los hallazgos de mayor relevancia realizados en el ámbito de la cerámica andalusí de los últimos años. Su análisis ha revelado la acción propagandística del califato de Córdoba con la creación de una iconografía para representar al soberano, investido con el más amplio repertorio simbólico conocido hasta la fecha para transmitir su poder político y religioso con el que confrontar y diferenciarse de los otros dos núcleos de poder de la esfera islámica: los califatos abasí y fatimí. La lectura de las fuentes documentales y su comparación con piezas similares de otros museos dentro y fuera de España otorga una gran solidez a este estudio y abre las perspectivas del debate científico”.

Como detalle de interés científico (2), los fragmentos cerámicos que conforman el ataifor fueron extraídos durante la excavación de urgencia en el solar de la calle Miguel de Cervantes nº 5 de Guadalajara, llevada a cabo durante casi tres años, desde 2010 a 2012. El estrato donde se localizó el conjunto de fragmentos del ataifor se ha fechado en época califal, siglo X, que se restauraron en la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Madrid, durante el curso 2014-15. Finalmente, una vez restaurado completamente el ataifor, en el que destaca el color verde manganeso, se llevó a cabo una exposición temporal del mismo en el Museo de Guadalajara, el pasado verano y hasta el día 2 de este mes.

Vivo en territorio andalusí y cualquier descubrimiento de nuestros antepasados me ofrece información importante a considerar en mi vida, por el respeto reverencial que tengo a la memoria histórica. Con este descubrimiento he recordado lo que me ocurrió hace unos años con un descubrimiento mágico en la Casa del Gobernador Al-Mutamid, del Palacio de la Bendición (Dar al-Imara) en Sevilla o lo que es lo mismo, los Reales Alcázares. Lo recordaba sobre todo por la lectura de un libro que me introdujo hace ya muchos años en la cultura árabe, Azafrán (3), que me enseñó a descifrar el lenguaje de los símbolos que se muestran en los azulejos que cubren una faja de la fachada de ese hermoso palacio. La geometría que muestran a la perfección, se encuentra en las estrellas centrales de ocho puntas que figuran por doquier en el citado paño, en octógonos perfectos compuestos por dos cuadrados. Estos, reflejan la importancia de los edificios de base cuadrada que representan la estabilidad tanto terrenal como cósmica: “De la prolongación hacia el infinito de las líneas de esta estrella van surgiendo otras de distintos tamaños que además configuran otros cuerpos que podríamos juzgar de menor importancia, pero sin los cuales no se reproducirían periódicamente los principales”.

Recuerdo que, para apreciar bien esta constelación, había que dar unos pasos atrás para tener una perspectiva más amplia de este maravilloso mensaje de la interdependencia para realzar la unión cósmica. Y había que volver al sitio descrito anteriormente, tan cercano que se podría tocar para creer su mensaje, porque este plano tan cercano de las líneas que se observan en las múltiples estrellas y octógonos, nos ayuda a comprender que son posibles distintos caminos para llegar a cualquier punto del paño de azulejos, simbolizando la realidad de las más variadas interpretaciones para alcanzar la comprensión de la vida. Las preguntas en Azafrán las recuerdo de forma emocionada: “¿Quiere esto decir que se puede alcanzar un objetivo desde muy diversos puntos? ¿O que la verdad se esconde entre diversas perspectivas? Muchos son los senderos”. La faja de azulejos me propuso un mensaje: los seres humanos nos necesitamos con orden y concierto y necesitamos la libertad de estas líneas múltiples de azulejos que podemos dibujar en nuestra vida a la medida de cada uno, de cada una. En aquella ocasión, salí de Dar al-Imara con la lección aprendida. Mis antepasados árabes me recuerdan hoy que lo que allí hicieron era una oportunidad para ser más libres, en una representación preciosa de la representación del cosmos. Cosas de esta cultura en Sevilla, en un palacio de la bendición en el que Mutamid habitó cerca de las estrellas de los azulejos que todavía hoy me emocionan y al que cantó en su destierro en Agmat, cerca de Marrakech: “El palacio de Al Mubarak (“de la Bendición”) llora sobre las huellas de Ibn Abbad / como llora sobre las de las gacelas y los leones / Su Al Turayyá [sala de las Pléyades] llora y sus estrellas ya no están sumergidas por las lluvias vespertinas y matinales producidas por las Pléyades… Quisiera saber si pasaré todavía otra noche teniendo delante y detrás de mí un jardín y un estanque. Sobre una tierra que hace crecer los olivos, que transmite nobleza y en la que se arrullan las palomas y gorgojean los pájaros…”.

Hoy, ante el ataifor de Guadalajara, he vuelto a valorar la cultura árabe que se respira en esta ciudad, Sevilla, viendo en el califa la representación de su intermediación entre Dios y los hombres, la divinidad sobre la Tierra. Su trenza era el símbolo de la legitimidad en la dinastía omeya. Ir en camello significa que según el Corán es el animal que el Día del Juicio llevará a los justos hasta las puertas del Paraíso. En el techo del baldaquino figura un nudo, que siguiendo una ancestral simbología precristiana representa la eternidad, según se ve en marfiles palaciegos musulmanes y en muchas puertas de iglesias románicas y pilas bautismales. El verde manganeso es otro símbolo, el color de los elegidos por Dios en el Islam. El pájaro en la mano, la copa como símbolo del poder absoluto, el árbol de la vida o, finalmente, la evocación del Paraíso como la culminación de la vida, como antes se ha descrito, porque “Sería ese gran “árbol de la vida” con dos ramas laterales, lo que vendría a evocar el Paraíso, definitivo destino de los creyentes, escoltado por las dos ramas que aluden a la legitimidad porque representan las dos dinastías, la bagdadí y la fatimí”. Es verdad que la cultura andalusí se legitimó guardándose en este Ataifor, para que siempre se respetara la memoria histórica de Al-Andalus, un territorio en el que hoy vivo.

(1) ¿Sabes por qué el ataifor de Guadalajara es una pieza única y de gran valor? Herrera Casado nos lo explica | NuevaAlcarria – Guadalajara

(2) Cuadrado Prieto, M.A., Vara Izquierdo, Consuelo y Peñarroya, J.M. (Coords.), El Ataifor de Guadalajara”. El califa andalusí y la propaganda de su legitimidad

(3) García Marín, José Manuel, Azafrán, 2005. Barcelona: Roca Editorial de Libros.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

¿Quién difunde el miedo de vivir?

Retrato del Dr. Haustein, pintado por Christian Schad, en Berlín, 1928 / Museo Thyssen-Bornemisza. © VEGAP, Madrid.

[…] Miedo a la noche sin pastillas para dormir y a la mañana sin pastillas para despertar. Miedo a la soledad y miedo a la multitud. Miedo a lo que fue. Miedo a lo que será. Miedo de morir. Miedo de vivir.

Eduardo Galeano, El miedo global

Sevilla, 21/X/2022

Hay profesionales de difundir miedo, de pintarlo siempre sobre fondo negro, utilizando lenguaje apocalíptico sobre todo lo que sucede a nuestro alrededor, entendiendo ese miedo como la verdadera angustia por un riesgo o daño real o imaginario y el recelo que sentimos por lo que nos puede suceder, como algo contrario a lo que deseamos. Estos “profesionales de meter miedo” suelen ser personas tóxicas o tosigosas, da lo mismo, como ya he explicado con detalle en este cuaderno digital y su característica principal es que están instalados en la mediocridad, en todas sus manifestaciones posibles, porque extender el miedo como una capa fina de aceite les llena de orgullo y satisfacción. Contra peor esté todo, mejor para ellos, más beneficio sacan desgraciadamente de personas que se atemorizan por palabras vacías y huecas, aunque suenen a apocalipsis mundial. Lo que más miedo da es cuando esta deleznable acción la llevan a cabo políticos de derechas y ultraderechas cavernícolas, desde determinadas bancadas del Congreso de los Diputados o del Senado, da igual, porque ellos torean en cualquier plaza ya que, por cierto, manejan muy bien el lenguaje taurino con capa y espada.

En este contexto traigo a colación un Curso-Cápsula sobre “Pintar el miedo” que impartirá a partir del 4 de noviembre próximo la profesora Elisa Sopeña en el Museo Thyssen-Bornemisza, el Museo de Todos, según su eslogan, que “se convierte en un lugar encantado y oscuro con este nuevo Curso Cápsula en el que se pretende desenmascarar el lado más tenebroso de una selección de obras maestras de los siglos XVI al XX. El curso se divide en tres sesiones durante las cuales se analizan los cuadros de la colección alternando leyendas del pasado con inquietantes y perturbadoras narraciones más cercanas en el tiempo, en las que nos esperan brujas, fantasmas, antiguas mansiones, espíritus errantes o asesinos célebres”. Sospecho que algo tendrá que ver la próxima celebración de la fiesta de Halloween, que nos han traído los americanos, aquellos de Bienvenido Mr. Marshall, donde solo nos falta gritar a los cuatro vientos una frase mítica de aquella película, Viva el tronío de ese gran pueblo con poderío. Soy respetuoso con las tradiciones y sé que la noche de Halloween o de la Víspera de Todos los Santos, es una de ellas, con diversas inspiraciones culturales, celta y católica, como principales raíces históricas, pero la mercadotecnia se apodera rápidamente de estas celebraciones milenarias y las transforman en una maquinaria implacable de hacer dinero, nada más. España no lo vivía así, aunque Galicia y Asturias tengan reminiscencias importantes de este tipo de celebraciones, que tienen para ellos su sentido. El miedo también se convierte en mercancía y eso es lo que me da más miedo.

Si he citado el Curso del Thyssen es porque en la convocatoria figura un cuadro enigmático, que no he parado de contemplar desde que lo vi anunciado. Se trata del Retrato del Dr. Haustein, pintado por Christian Schad en 1928, que según la ficha técnica del Museo “El Retrato del Dr. Haustein, que pintó en Berlín en 1928, es una potente imagen del prestigioso dermatólogo judío, especialista en enfermedades venéreas. En 1928, a su llegada a la capital alemana, Schad fue introducido por su amigo el periodista Félix Bryk en el célebre salón político-literario de los Haustein, convertido en un prestigioso centro de reunión de las más destacadas personalidades del momento, y que era recordado por el pintor por su «atmósfera de libertad sin prejuicios, tanto intelectual como erótica, típica del Berlín de los años veinte». Pintado con una pincelada minuciosa bajo el influjo del estilo de Rafael, en este inquietante retrato Hans Haustein aparece sujetando con el brazo contra su pecho uno de los instrumentos de su oficio, un detalle que, si bien podría resultar insignificante, cobra un protagonismo muy especial y añade una nota de misterio adicional que atrae de inmediato nuestra atención. El modelo ocupa la mitad inferior de la composición para dejar espacio a una misteriosa sombra que se proyecta sobre la pared del fondo del cuadro y que no pertenece a Haustein. Según el testimonio del propio Schad, esta sombra de una figura femenina fumando, que nos recuerda a las sombras del cine expresionista, pertenecía a Sonja, una modelo de la que se había enamorado Haustein. A la vista de los acontecimientos que se sucedieron, la sombra pintada por Schad se convierte en una premonición del oscuro y trágico futuro del matrimonio Haustein. Su mujer Friedel terminaría cometiendo suicidio a causa de la infidelidad de su marido y el propio Dr. Haustein también se quitaría la vida con cianuro al ser detenido por la Gestapo en 1933”.  

La premonición del fascismo está en la expresión. ojos y manos del Dr. Haustein, junto con la sombra citada. Veo el miedo metido en su cuerpo y sobre todo la imagen enigmática del fondo del cuadro, que es el fondo de nuestras vidas en la actualidad ante los que difunden continuamente miedo y desesperanza sobre todo lo que se mueve en nuestro país. Son mediocres de profesión y lo repito hoy de nuevo hasta la saciedad: lo que representan sólo es mediocridad de mediocridades, porque (casi) todo es mediocridad. Lo que proclaman estos agoreros mayores de su reino, es de calidad media, tirando a malo, como nos enseña nuestro Diccionario de la Lengua, pero está de moda. Lo digo una y mil veces: los mediocres que operan el miedo están haciendo de cada día su día, su mes, su año, de forma silenciosa. Al igual que Diógenes de Sínope, tendremos que coger una linterna ética y gritar a los cuatro vientos ¡buscamos personas dignas y honestas, no mediocres! Es probable que los mediocres y profesionales del miedo salgan huyendo porque no soportan dignidad alguna que les pueda hacer sombra, si es que alguna vez tuvieron cuerpo presente de altura de miras, que no es el caso. Ni de los que los eligen para puestos claves en la sociedad. ¿Qué quiere decir esto? Que entre tibios, hacedores de miedo, mediocres y tristes anda el juego mundial de dirigir la vida a todos los niveles, nuestro país incluido, con especial afectación en determinados partidos que nos representan. Cuando los mediocres se instalan en nuestras vidas, en nuestra política o en nuestro trabajo diario, hay que salir corriendo porque no hay nada peor que una persona mediocre con poder equivocado, además triste y tibia, sin dignidad alguna, que azuza el miedo continuamente. Pero es necesario estar orientados y correr hacia alguna parte, hacia la dignidad en todas y cada una de sus posibles manifestaciones. Es la mejor forma de luchar contra la lacra social del miedo instaurado por mediocres y la mediocridad que los acompaña siempre, convirtiéndose casi sin darnos cuenta en sus indignos representantes, porque intentan invadirnos por tierra, mar y aire, sin compasión alguna. Cada vez tenemos menos tiempo para descubrirlos, aunar voluntades para ocupar su sitio y, de forma celular, boca a boca, recuperar tejido crítico social para crear nuevos liderazgos de esperanza en nuestro país, tan dañado en la actualidad y que tanto los necesita.

Lo que de verdad temo es tener miedo a perder la libertad, no el que aprendí de Erich Fromm, en su precioso libreo El miedo a la libertad, que guardo en mi clínica del alma, sobre todo en un texto introductorio de este libro, presentado bajo el epígrafe de “El discurso de Dios al hombre”, que corresponde a la Oratio de hominis dignitate, un texto de Giovanni Pico della Mirandola (1463-1494) que recoge en las 900 Tesis (Conclusiones Filosóficas Cabalistas y Teológicas) que presentó a la Iglesia de Roma en 1486, en las que buscaba una confluencia sincrética entre diversas creencias y postulados religiosos de la época, con una trazabilidad importante de filósofos y teólogos latinos y árabes. Es importante conocer este contexto histórico, que le costó finalmente la excomunión al poner al hombre (como ser humano primigenio) en un puesto muy importante en la vida humana gracias a su libertad. Tras este breve análisis, comprendo mucho mejor por qué Fromm lo eligió como texto introductorio de su libro, de su miedo personal a la libertad y por qué ha pasado a la posteridad como el Manifiesto del Renacimiento:

No te di, Adán, ni un puesto determinado ni un aspecto propio ni función alguna que te fuera peculiar, con el fin de que aquel puesto, aquel aspecto, aquella función por los que te decidieras, los obtengas y conserves según tu deseo y designio. La naturaleza limitada de los otros se halla determinada por las leyes que yo he dictado. La tuya, tú mismo la determinarás sin estar limitado por barrera ninguna, por tu propia voluntad, en cuyas manos te he confiado. Te puse en el centro del mundo con el fin de que pudieras observar desde allí todo lo que existe en el mundo. No te hice ni celestial ni terrenal, ni mortal ni inmortal, con el fin de que —casi libre y soberano artífice de ti mismo— te plasmaras y te esculpieras en la forma que te hubieras elegido. Podrás degenerar hacia las cosas inferiores que son los brutos; podrás —de acuerdo con la decisión de tu voluntad— regenerarte hacia las cosas superiores que son divinas”.

Igualmente, tengo miedo a no comprender bien qué quiso exponer Eduardo Galeano en su declaración del miedo global (1), fundamentalmente porque en él se dice algo verdaderamente sobrecogedor y porque reconozco que lo que está pasando y estamos viendo en Ucrania da miedo, sintetizado en uno de sus versos: Las armas tienen miedo a la falta de guerra y un corolario anterior: Los militares tienen miedo a la falta de armas, porque la realidad es que estamos viviendo en un mundo al revés presidido por el miedo interesado que muchos meten en nuestras vidas:

Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo.
Y los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo.
Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.
Los automovilistas tienen miedo a caminar y los peatones tienen miedo de ser atropellados.
La democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje tiene miedo de decir.
Los civiles tienen miedo a los militares. Los militares tienen miedo a la falta de armas.
Las armas tienen miedo a la falta de guerra.
Es el tiempo del miedo.
Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo.
Miedo a los ladrones y miedo a la policía.
Miedo a la puerta sin cerradura.
Al tiempo sin relojes.
Al niño sin televisión.
Miedo a la noche sin pastillas para dormir y a la mañana sin pastillas para despertar.
Miedo a la soledad y miedo a la multitud.
Miedo a lo que fue.
Miedo a lo que será.
Miedo de morir.
Miedo de vivir.

Lo más trágico que dice Galeano es tener “miedo de vivir”. Es verdad que en su ocaso actual la democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje tiene miedo de decir. Hoy he decidido no tenerlo y escribir esta reflexión contemplando el cuadro del Dr. Hauser que, en sí mismo, encierra el miedo de soñar y vivir despiertos, retratándolo a la perfección para que no lo olvidemos ni siquiera un momento.

(1) Eduardo Galeano, Patas arriba. La escuela del mundo al revés, 1998. Madrid: Siglo XXI Editores de España.

NOTA: la imagen, descargada desde el Museo Thyssen, cumple las normas actuales de utilización y difusión no comercial de la misma.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

Vagabundeamos en un mundo al revés

Harto ya de estar harto, ya me cansé / De preguntar al mundo por qué y por qué / La rosa de los vientos me ha de ayudar / Y desde ahora vais a verme vagabundear / Entre el cielo y el mar / Vagabundear.

Joan Manuel Serrat, Vagabundear, 1971

Sevilla, 19/X/2022

Gabriel García Márquez hablaba con frecuencia de que iba del timbo al tambo por su vida, tal y como nos lo confirmó en el prólogo de sus cuentos peregrinos, cuando los entrega al mundo “peleando para sobrevivir a las perversidades de la incertidumbre”. También, Charles Chaplin fue el vagabundo más sensato de cuantos han existido hasta hoy. Todavía mantengo en la filmoteca de mi vida su magistral interpretación en El Chico, película en la que se convirtió en mi ídolo en la infancia a pesar de su vagabundez extrema, en la que Chaplin lanzó mensajes no inocentes, recordando por ejemplo el momento de la salida del hospital al dar a luz la madre de John, el chico, como un grito reivindicativo a la sociedad americana tan dual y puritana, a través de las clásicas escenas de texto en el metraje: “La mujer cuyo pecado era ser madre” o el comportamiento despiadado de los servicios sociales americanos de la época al arrancarle al niño de su protección al ser un vagabundo, aunque sale victorioso de tal situación”. Igualmente, Joan Manuel Serrat como cantor en mis años jóvenes, junto a Mediterráneo, que compuso una canción, Vagabundear, dedicada a ese arte como metáfora de hacer camino al andar cuando estamos perdidos, peregrinando aquí y allá por la vida: Harto ya de estar harto, ya me cansé / De preguntar al mundo por qué y por qué / La rosa de los vientos me ha de ayudar / Y desde ahora vais a verme vagabundear / Entre el cielo y el mar / Vagabundear.

En este contexto vuelve a presentarse en sociedad una investigación liderada por una neurocientífica española, Nazareth Castellanos, que ya conocía desde años atrás, que se centra en una realidad que confirma algo llamativo: el cerebro vagabundea la mitad del tiempo de nuestras vidas, tal y como lo ha confirmado en una entrevista reciente en el diario El País: “Casi la mitad del tiempo nuestro cerebro es un vagabundo” que propicia el vagabundeo mental: “Es uno de los conceptos más interesantes en torno a la actividad cerebral. Pablo d’Ors decía que hay que pasar de ser un vagabundo a ser un peregrino. En el cerebro existen esos dos estados. Según un estudio de la Universidad de Harvard, casi la mitad del tiempo —más o menos un 47% del tiempo en que estamos despiertos— nuestro cerebro es como un vagabundo. Y de vez en cuando, por ejemplo, cuando investigamos o cuando practicamos meditación, se convierte en peregrino. Y está claro que el cerebro necesita vagabundear, perderse…, ¡pero el 47% es excesivo! Eso es lo que la Universidad de Harvard identifica como una de las mayores fuentes de insatisfacción vital: ese vagabundeo hace que nos sintamos a la deriva. Lo hizo en un artículo publicado en 2010 en la revista Science titulado A Wandering Mind Is an Unhappy Mind [una mente divagante es una mente infeliz].

Desde un punto de vista estrictamente científico, vagabundear ”Es un estado que se llama red neuronal por defecto (RND). La persona que lo descubrió en 1990, Marcus Raichle, de la Universidad de Washington, lo define como “el ruido de fondo del universo”. Durante ese estado, que es espontáneo, el cerebro empieza a generar actividad de forma estocástica, es decir, al azar. Se llaman “sueños diurnos”. Igual te preguntan: “¿En qué piensas?”, y tú respondes: “En nada”, porque no eres consciente. Sin embargo, ahí dentro hay una vorágine descomunal. Ahora bien, de todas esas funciones que hace ese “vagabundeo”, se calcula que solo un 30% es indispensable. El resto se ha comprobado que no sirve para nada, que es una disipación de energía enorme. Todo eso tiene implicaciones en las enfermedades neurodegenerativas: cuanto más tiempo pasas en ese estado a lo largo de tu vida, más probabilidades tienes de tener depósitos de placas de beta-amilo, que es lo que tienen las personas con alzhéimer o con demencia”. La verdad es que me sorprende este hallazgo científico porque a juzgar por lo que yo había aprendido en mi vida profesional sobre las estructuras del cerebro, me entusiasmaba saber que el cerebro es un trabajador incansable, que no para de hacer cosas durante las veinticuatro horas de cada día, que no es errático, que nunca pierde el tiempo, por decirlo de forma coloquial, porque sabe “ordenar y organizar” muy bien las interconexiones cerebrales, al fin y al cabo la vida de cada uno. Es muy sabio, en pocas palabras, aunque la realidad de que enferme no se conoce todavía bien para justificar todas las enfermedades mentales que existen.

Recuerdo en este sentido una estructura cerebral que funciona como un reloj, las veinticuatro horas del día, sin perder un segundo en nuestras vidas, incluso cuando el cerebro intenta vagabundear. Se llama Núcleo supraquiasmático, NSQ, con unas “características técnicas” sorprendentes que vienen “en su libro de instrucciones existencial”, valga la expresión, en el carnet genético de cada ser humano. Y llama poderosamente la atención la lectura atenta y el análisis de las “características técnicas” que figuran en ese libro-guía. Es un reloj (conjunto de neuronas) de diseño exclusivo y puedo garantizar que no existen dos iguales: mi reloj no lo tiene nadie. Existe reloj (NSQ) de hombre (redondo) y reloj de mujer (alargado) y es probable que esta forma influya en las aferencias y eferencias, es decir, conexiones de entrada y salida con otros núcleos del cerebro, fundamentalmente con la “forma” de ver las cosas el hombre y la mujer, por el papel preponderante de la retina. Es muy pequeño, de aproximadamente 0.8 milímetros y está compuesto de unas 15.000 a 20.000 piezas, es decir, neuronas que hacen un trabajo maravilloso de sincronización puntual para mantenernos despiertos ante cualquier situación vital o para indicarnos que hay que “ir a la cama” para dormir, para mantenernos en actitud de vigilia al interesarnos otras cosas y regular la situación diaria de “estar necesariamente despiertos o dormidos”, entre otras muchas actividades permanentes, porque sabemos que no descansa nunca, aunque a los “propietarios” nos permita, por ejemplo, soñar todos los días. La sincronización es perfecta. Repito: de relojería humana, que no suiza.

Por eso, me entusiasma pensar cómo Serrat, en una canción muy popular, explica el cansancio humano y el vagabundeo asociado a él, hastiado de preguntar tanto por qué y por qué en un mundo al revés, que se lo facilita su NSQ, su reloj existencial: “Como un cometa de caña y de papel / Me iré tras una nube pa’ serle fiel / A los montes, los ríos el sol y el mar / A ellos que me enseñaron el verbo amar / Soy palomo torcaz / Dejadme en paz. Su pasión es volar en el tiempo que le queda libre parta transformar su vida a diario.

Visto lo anterior, me interesa resaltar algo importante de la entrevista citada porque finaliza con una pregunta inquietante: “En su libro infantil Alicia y el cerebro maravilloso [Penguin Random House], usted sostuvo que a ser feliz se aprende. ¿No es mucho sostener? Claro que se aprende [… ] La felicidad se aprende cuando aprendemos a cuidarnos. Para mí, está relacionada con un concepto que tendríamos que desarrollar mucho más en la sociedad, que es el de la intimidad. Pascal decía que un gran problema de la humanidad es que no sabemos estar con nosotros”. Probablemente porque nos da miedo: “En Harvard hicieron un experimento tremendo. Metieron a un grupo de personas en una sala con paredes blancas, sin nada. Les dijeron: “Puedes estar un minuto o una hora; lo único que tienes que hacer es mirar hacia dentro, ver tus propios pensamientos”. La gente aguantó de media seis minutos. El 72% definió la situación como desagradable. La conclusión del experimento fue: es muy duro estar con alguien que no conoces”.

Vuelvo a Serrat y me encuentro con una reflexión que me ayuda a ubicarme en el mundo de vagabundeo existencial: No me siento extranjero en ningún lugar / Donde haya lumbre y vino tengo mi hogar / Y para no olvidarme de lo que fui / Mi patria y mi guitarra las llevo en mí / Una es fuerte y es fiel / La otra un papel. Cada uno, cada una, suele contar la feria como le va, que decimos en un dicho muy popular, como nos va la vida en pocas palabras. Unos teniendo mucho, porque todo lo parece poco, siendo poco y, otros, con casi nada, muy ligeros de equipaje en ese vagabundeo diario dirigido por el cerebro y… por el Amor.

La gran paradoja de la vida es que el cerebro también se equivoca en sus elecciones, porque no es infalible, porque es, sencillamente, humano, sobre todo cuando vagabundea sin horizonte fijo, yendo a menudo del timbo al tambo: No llores porque no me voy a quedar / Me diste todo lo que tú sabes dar / La sombra que en la tarde da a una pared / Y el vino que me ayuda a olvidar mi sed / Que más puede ofrecer / Una mujer.

Lo verdaderamente apasionante es que la locura de amar revoluciona siempre nuestras vidas y de eso el cerebro sabe mucho, porque se “expresa” a través de hormonas que exigen siempre respuestas inmediatas, incluso en los momentos de pérdida del Norte, que dicen los listos, los que lo saben todo, los que siempre tienen respuesta para todo, poniéndose el cerebro por montera, nunca mejor dicho, incapaces de comprender que también tenemos derecho a vagabundear porque, lo digo alto y claro, el libro de instrucciones para vivir dignamente no existe. Eso, el cerebro lo sabe porque se conoce a través del carnet genético de cada uno y su cadaunada:  Es hermoso partir sin decir adiós /Serena la mirada, firme la voz / Si de veras me buscas, me encontrarás / Es muy largo el camino para mirar atrás / Qué más da, qué más da / Aquí o allá / Qué más da, qué más da / Aquí o allá. En un mundo tan descreído, me entusiasma pensar que “Como un cometa de caña y de papel / Me iré tras una nube pa’ serle fiel / A los montes, los ríos el sol y el mar / A ellos que me enseñaron el verbo amar / Soy palomo torcaz / Dejadme en paz. Eso es lo que pide un cerebro vagabundo, que lo dejemos en paz para seguir buscando un mundo mejor, para transformar el que actualmente existe, en el que vivimos y porque, visto lo visto, no nos gusta.

Como vagabundos cerebrales tenemos un derecho barato, al alcance del cerebro, que es soñar despiertos, creando historias imaginables e incluso reales como la vida misma, que nos devuelvan la ilusión de vivir felices. Vivo rodeado de personas que sueñan con un mundo diferente, porque no les gusta el actual, porque hay que cambiarlo. A mí me gusta ir más allá, es decir, el mundo al revés actual hay que transformarlo. Pero surge siempre la pregunta incómoda, ¿cómo?, si las eminencias del lugar, cualquier lugar, dicen que eso es imposible, una utopía, un desiderátum, como si ser singular fuera un principio extraterrestre, un ente de razón que no tiene futuro alguno. No me resigno a aceptarlo y por esta razón sigo yendo con frecuencia de mi corazón y sueños a mis asuntos, del timbo al tambo, como decía García Márquez en sus cuentos peregrinos citados anteriormente, buscando como Diógenes personas con las que compartir formas diferentes de ser y estar en el mundo, que sean capaces de ilusionarse con alguien o por algo. De soñar creando, vagabundeando si es necesario, porque los ojos, cuando están cerrados, siempre preguntan sobre razones para seguir viviendo.

Una última cuestión. Nazareth Castellanos está vinculada a la Cátedra extraordinaria de Mindfulness y ciencias cognitivas, de la Universidad Complutense de Madrid y Nirakara Lab. Hoy la he citado expresamente por su trabajo científico sobre el cerebro vagabundo, porque me parece muy interesante investigar sobre esta realidad científica en su fase actual de estudio, pero en relación con el Mindfulness quiero expresar que mi punto de vista, bastante crítico ante este movimiento, ya lo expliqué con detalle en el artículo que escribí en 2021, en este cuaderno digital, sobre este fenómeno actual, El Mindfulness (la atención plena) no es inocente, en el que finalizaba con palabras que vuelvo a recoger hoy con idéntico rigor, porque cuando hablamos de Mindfulness estamos hablando siempre del cerebro humano, una maravillosa estructura orgánica que contiene todas las posibilidades para atender plenamente la vida diaria de cada persona, que va más allá de las autoayudas y pseudociencias. Pero lo más interesante es que el cerebro permite grabar poco a poco la ética de cada vida a través de la inteligencia, que se desarrolla e instala en él a lo largo de la vida; que es único e irrepetible y que nos juega siempre buenas y malas pasadas, estresantes casi siempre, a través de unas estructuras cerebrales que condicionan la amplitud de nuestro suelo firme en la vida, nuestra ética personal e intransferible, lo que he llamado muchas veces en este cuaderno digital la “solería” de nuestra vida, o lamas de parqué en términos más modernos, puestas una a una a lo largo de nuestra existencia, dependiendo de cada experiencia construida en el cerebro individual y conectivo, que es la razón que nos lleva a ser más o menos felices. Al fin y al cabo, es lo que pretende el cerebro siempre: devolver en su trabajo incansable, porque nunca deja de funcionar, ni de noche ni de día, es más, durante la noche sobre todo, la razón lógica del funcionamiento de las neuronas, un trabajo maravilloso, que mediante unas páginas de un libro que publiqué en 2014, Origen y futuro de la ética cerebral, pueden ayudar ahora a conocer cómo las estructuras del cerebro justifican nuestro origen y futuro humano, el comportamiento de género, la influencia diaria y constante en la inteligencia y en el compromiso para que el mundo propio y el de los demás merezca la pena vivirlo, compartirlo y habitarlo con atención y conciencia plena (Mindfulness ético) ante lo que está pasando.

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Octubre ilumina el mar de la memoria

Vivir es retornar a cada Octubre
para sentirse el corazón dorado.

Leopoldo de Luis, en Poema para octubre, 1952 (Elegía en otoño, Obra poética, 1946-2003).

Sevilla, 16/X/2022

Durante la pandemia pude iluminar el mar de mi memoria con unos versos que llevaban la sabiduría de vivir dentro, Poema para octubre, del poeta cordobés Leopoldo de Luis (Córdoba, 1918 – Madrid, 2005), que me permitió en aquellos días rememorar lo que puede significar en nuestra vida retornar a cada octubre, con una idea implícita de que acompaña a septiembre al despertar en cada curso vital, como metáfora del académico que ha alumbrado desde antiguo nuestras vidas. Vuelvo a leerlo porque octubre siempre vuelve. Este mes de raíces romanas, otubre (válido para la RAE) o el octavo mes en su cronología laica, está sumido en una situación compleja para el mundo y para nuestro país, inmerso en una desconcertante invasión rusa en Ucrania, con una pobreza real en este país que no se quiere ver, como mostré ayer en mi artículo Andalucía sigue presentando datos muy preocupantes de pobreza y exclusión social, junto a una desafección política galopante, como si viviéramos todos los días en mundos contrapuestos, el político y el real como la vida misma, en un espectáculo semanal en el Congreso de los Diputados nada edificante, que requiere templar los ánimos para sobrellevar cada día de la forma más digna posible. Sobre todo porque asistimos a un acoso y derribo permanente del Estado del Bienestar y al ocaso de la democracia de la forma más sutil que podamos imaginar. A trancas y barrancas hay que demostrar cada día qué significa la dignidad política, de los que la practican como oficio y la de los que luchamos por defenderla a diario, porque también debe ser nuestra tarea democrática todos los días, aunque constatemos también que a millones de personas les da absolutamente igual y así nos va. Por eso suelo buscar refugio en la poesía, porque me gusta interpretar la belleza oculta de la vida a través de las palabras mágicas de las personas capaces de hacer de un conjunto de palabras un verso libre y liberador como el viento.

Leopoldo de Luis (Leopoldo Urrutia, su verdadero nombre), con una obra poética bastante desconocida y de alma republicana, fue coautor junto a Miguel Hernández y Gabriel Baldrich de un libro de poesía social, Versos en la guerra (1938), donde figura el poema citado, Poema para octubre, que reproduzco a continuación, con la idea de que sirva para quien lo quiera interpretar en su vida, en este octubre, quedándose con su mensaje de reencuentro en todo lo lejano, por ejemplo, siendo conscientes de que vivir es ser corteza de este roble / que en hielo y sol el tiempo va quemando. Me emociona saber que Miguel Hernández fue un excelente compañero de «su» viaje. Quizá nos sirva en esta canción triste de otoño, para comprender mejor el mensaje implícito de este mes de octubre tan extraño y complejo, deseando que llegue la próxima primavera y el nuevo octubre para sentir nuestro corazón dorado: El mar de la memoria / se enciende, se ilumina, y a su amparo / el corazón revive, / remoza primaveras, sollozando:

Poema para octubre

La tarde es una rosa vagamente
en la rama desnuda del ocaso.
Una rosa ceniza, como un frío
beso crecido en unos muertos labios.

Leve sombra desliza
su palidez de hielo entre mis manos.
Las pupilas alargan sus miradas
como cautivos pájaros.

Octubre otra vez fruto
de este paisaje, este árbol
donde día tras día oscuramente
mi pobre corazón se va quedando.

Vivir es reencontrarse
en todo lo lejano,
ser otra vez aliento en el paisaje
que fue otra vez soñado.

Vivir es ser corteza de este roble
que en hielo y sol el tiempo va quemando.

El mar de la memoria
se enciende, se ilumina, y a su amparo
el corazón revive,
remoza primaveras, sollozando.
La tarde es una rosa vagamente
en la rama desnuda del ocaso.

A la piadosa luz de octubre vuelvo
y entre la tibia cuenca de mis manos

como un niño dormido
mi corazón levanto.

Vivir es retornar a cada Octubre
para sentirse el corazón dorado.

La tarde es una rosa vagamente
ceniza.
Octubre es fruto
otra vez en el árbol.

NOTA: la imagen de Leopoldo de Luis que figura en la cabecera de este artículo, un retrato del poeta realizado por la pintora Irene Iribarren en 2004, ha sido recuperada del excelente trabajo sobre el poeta, publicado en el blog: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2019/01/10/36683/

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

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