
Sevilla, 3/VIII/2021
En la Selva vivía hace mucho tiempo un Fabulista cuyos criticados se reunieron un día y lo visitaron para quejarse de él (fingiendo alegremente que no hablaban por ellos sino por otros), sobre la base de que sus críticas no nacían de la buena intención sino del odio. Como él estuvo de acuerdo, ellos se retiraron corridos, como la vez que la Cigarra se decidió y dijo a la Hormiga todo lo que tenía que decirle.
Augusto Monterroso, El Fabulista y sus críticos, en La oveja negra y demás fábulas
Parece una fábula propia del siglo XXI, pero es una realidad como la vida misma. La Sociedad Entomológica de América (ESA) ha iniciado un proyecto muy interesante para abordar cambios en la denominación de insectos por razones obvias de respeto científico y social, entre las que se encuentran “nombres de especies invasoras con referencias geográficas inapropiadas, nombres que ignoran de manera inapropiada cómo podrían llamar al insecto las comunidades nativas. Estos nombres problemáticos perpetúan el daño contra personas de diversas etnias y razas, crean un entorno entomológico y cultural que es hostil y no incluyente, interrumpen la comunicación y el alcance, y contrarrestan el propósito mismo de los nombres comunes”.
En este sentido, la citada Asociación ha emitido una nota recientemente en relación con la denominación actual de la polilla Lymantria dispar y la hormiga Aphaenogaster araneoides, porque “contenían un término despectivo para el pueblo romaní [gitanas]”: “En junio, la Junta de Gobierno de la ESA decidió eliminar los nombres comunes de ambas especies de la Lista de Nombres Comunes de Insectos y Organismos Relacionados de la ESA. La ESA buscará convocar a un grupo de voluntarios para proponer un nuevo nombre común para L. dispar, que luego estará disponible para comentarios de los miembros de la ESA y estará sujeto a la aprobación del Comité de Nombres Comunes de Insectos de la ESA y la Junta de Gobierno de la ESA. Mientras tanto, la ESA anima a las personas a referirse a los insectos por sus nombres latinos. Si desea unirse a un grupo de trabajo para participar en el proceso de cambio de nombre de Lymantria dispar, complete este formulario. Si desea sugerir un nuevo nombre sin unirse a un grupo de trabajo, complete este formulario”. Interesante y aleccionadora iniciativa de participación popular.
Se sabe que la Lymantria dispar llegó por primera vez a los Estados Unidos en 1869 desde Europa, y sus orugas dejan los árboles vulnerables a las enfermedades. La denominación de “gitana” viene utilizándose desde hace mucho tiempo. En el caso de la Aphaenogaster araneoides, la hormiga, se conoce que recibió ese apelativo por parte de Terry McGlynn, profesor de la Universidad Estatal de California Dominguez Hills, en 2000, aunque ha manifestado en diversas ocasiones que desconocía el impacto social del nombre y de la decisión de proponer a la EA esta denominación en 2006: “Son insectos itinerantes que se mueven de un lugar a otro, con una serie de lugares específicos en los que se quedarán temporalmente, pero nunca ocupan uno solo de forma permanente”. Sobran los comentarios. En este sentido, Margaret Magache, directora del Programa Roma en el Centro FXB para la Salud y los Derechos Humanos, de la Universidad de Harvard, fue consultada como parte de la eliminación del nombre. Dijo que el cambio, aunque parece pequeño, es relevante en la conversación sobre los derechos de los romaníes: “Las palabras tienen poder y, más aún, los insultos raciales como la palabra G [Gipsy] han sido particularmente ofensivos y peligrosos para los romaníes», dijo Matache. «Nos han deshumanizado constantemente a través de los medios del lenguaje y los vínculos con los insectos, los animales, la criminalidad, la opulencia. Cambiar el nombre de este insecto es muy importante para rectificar las narrativas dominantes sobre el pueblo romaní. Nuestro pueblo, nuestra historia y nuestra cultura se han tergiversado y burlado con demasiada frecuencia, y el prejuicio siempre se ha utilizado para justificar el racismo y la discriminación contra los romaníes, un pueblo presente en todo el mundo”.
Más allá del terreno de la fábula, las hormigas están muy presentes en la vida de todos los seres humanos, fundamentalmente porque de ellas hemos aprendido a vivir en sociedad. Personalmente, me ha sorprendido siempre el mundo de las hormigas desde la visión de la neurología y la sociología, por el interés que ha despertado siempre la investigación sobre su forma de ser y estar en el mundo, una especie animal que destaca sobre todo por su vida social y por su longevidad, realidades científicas sobre las que he escrito anteriormente en este cuaderno digital: “Precisamente, la longevidad es el resultado de que siendo tantas se organicen perfectamente, “viven como un grupo, trabajan para el grupo, colaboran, se protegen, se ayudan, hasta pueden fabricar medicamentos para evitar que ciertas bacterias se propaguen en el interior de una colonia. Es lo mismo que ha ocurrido con el ser humano”. Fascinante. Así, siglos y siglos, desde que unos africanos salieron a dar una vuelta por el mundo hace millones de años, al igual que las hormigas, que también viajaron y mucho. Hasta que la división del trabajo llegó a la sociedad humana, extrapolada de lo que ya venían haciendo hace millones de años las hormigas, tan pequeñas y laboriosas ellas. Y este descubrimiento trajo soluciones y problemas sociales, porque la unión hace la fuerza, en palabras de Keller: “Todo ello mejora enormemente la productividad, surgen las ciudades modernas y todo esto, unido a las mejoras en la sanidad y la higiene, dispara en muy poco tiempo la población mundial. En 1930 ya había unos 2.000 millones de personas en el mundo, y eso no es nada: hoy hay más de 7.000 millones, y ciudades con más de diez y veinte millones de personas. Como se suele decir, la unión hace la fuerza”.
Las especies de polillas y hormigas mal llamadas “gitanas” merecen nuestro respeto, como símbolo de cómo debemos llamarlas, al igual que a las personas de etnia gitana, por su nombre y apellidos. Esto no es una fábula, sin más, pero se debe divulgar como una gran lección de sensibilidad científica y humana para todos. Entiendo ahora mejor que nunca que “existan rebeliones internas en las colonias y guerras entre hormigas, cuando combaten por un mismo espacio. Por ejemplo, esto se está dando con las especies invasoras que están llegando a Europa sobre todo de América Latina, y estas especies son muy agresivas y luchan contra las hormigas europeas. Y también hay una base genética para el conflicto”. Están preparadas para morir y saben que es un comportamiento asociado a su especie. Saben restar las bajas de sus soldados muertos”. Y de los insultos despectivos.
Vuelvo a hacer hoy una confesión final que ya he manifestado en este cuaderno digital: tenemos hormigas libres de estereotipos y apodos insultantes para rato, porque a pesar de que intentemos imitarlas hasta la saciedad, cosa que no nos iría mal en principio, tenemos que asumir, como la cigarra altiva, que saben más que nosotros, porque saben hacer las cosas muy bien, porque cunde el ejemplo entre ellas del trabajo bien hecho. Además, parecen inmortales “como especie prácticamente sí que lo son, han sido capaces de sobrevivir a todo y lo seguirán haciendo”, según Lauren Keller, Presidente de la Sociedad Europea de Biología Evolutiva y el mejor amigo de las hormigas, conocido como monsieur fourmis (señor hormiga). Y sobrevivirán al ser humano, tan altivo él, porque siguiendo a Plauto el ser humano suele desconocer a los demás con frecuencia, cosa que no hacen las hormigas. Debería cundir su ejemplo hasta hacerse real esta nueva experiencia, es decir, poder gritar a los cuatro vientos: homo homini formica o lo que es lo mismo, las personas son como las hormigas para las mismas personas, porque trabajan, viven, se ilusionan y comparten todo con los demás, a diferencia de lo que aprendimos de Tomás Hobbes en su aserto “el hombre es un lobo para el hombre” (homo homini lupus). A pesar de las castas, por mera necesidad política, en el sentido más puro del término. Sin insultarnos o despreciarnos con nombre inapropiados, por el único motivo de pertenecer a otras razas, etnias o religión.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo, no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.
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