
Sevilla, 7/VII/2022
En el siglo doce, el geógrafo oficial del reino de Sicilia, Al-Idrisi, trazó el mapa del mundo, el mundo que Europa conocía, con el sur arriba y el norte abajo. Eso era habitual en la cartografía de aquellos tiempos. Y así, con el sur arriba, dibujó el mapa sudamericano, ocho siglos después, el pintor uruguayo Joaquín Torres García. Nuestro norte es el sur, dijo. Para irse al norte, nuestros buques bajan, no suben. Si el mundo está, como ahora está, patas arriba, ¿no habría que darle vuelta, para que pueda pararse sobre sus pies?
Eduardo Galeano, Una pregunta, en Patas arriba. La escuela del mundo al revés.
Finaliza el II Curso programado este año para intentar entender la realidad insoslayable del mundo al revés, en el que estamos instalados y en el que se demuestra cada día que pasa que no es fácil bajarse de él, ni recomendable, porque hay que intentar transformarlo. Es una cuestión de ideologías fundamentalmente y la terca realidad es que brillan por su ausencia. Por este motivo, durante estos días, los alumnos y alumnas «matriculados» virtualmente en un Curso excepcional, llevados de la mano por Eduardo Galeano, hemos decidido finalizarlo de la misma forma que se hizo el año pasado, dedicando un homenaje a las personas que a lo largo de los siglos han soñado no sólo con cambiar el mundo, sino dar siempre un paso más, transformarlo, para que el beneficio general de esta forma de proceder diario, sin dejar a nadie atrás, sea el hilo conductor de una nueva forma de ser y estar en el mundo, poniendo a Don Dinero, poderoso caballero, en su sitio.
“Sed realistas, pedid lo imposible», es la expresión que ha representado siempre el celebérrimo Mayo francés del 68 y las manifestaciones en las calles de París, de las que fueron sus principales protagonistas los estudiantes universitarios, desde Nanterre a la Sorbona. Era una afrenta integral contra la Autoridad, su significante y su significado arropado en las teorías de Herbert Marcuse sobre la unidimensionalidad del ser humano, en todas sus expresiones posibles, porque esta Autoridad soterraba cualquier posibilidad de cambio en la sociedad francesa y, por extensión, europea y mundial. Todo un símbolo que rescato hoy de nuevo ante la finalización de un Curso que nos ha aportado hasta este momento una ilusión desbordante para transformar un mundo que nos hace sufrir a diario y que nos permite entender de alguna forma el mundo al revés que nos rodea tofos los días por tierra, mar y aire. Fundamentalmente, cuando estamos acercándonos de forma espeluznante al ocaso de la democracia en nuestro país. Así de claro.
Por las razones expuestas anteriormente, hemos considerado que de la misma forma que se abordó la última clase el Curso pasado, en éste deberíamos invertir hoy el planteamiento anterior del desarrollo de cada encuentro docente y discente, es decir, deberíamos comenzar con una referencia del libro de “texto y contexto” de Galeano, para después buscar la mejor aplicación al momento actual y acabar con un homenaje a palabras muy concretas de Galeano que el alumno o la alumna que quiera hacerlo podrá proponer como broche final del Curso. Así lo haremos, en el entendimiento compartido de que en las primeras páginas del libro de Galeano había una referencia a muchos “cómplices” de que él hubiera escrito ese libro, siendo para él un placer “denunciarlos”. Después de relacionar muchos nombres y apellidos de amigos y conocidos, no inocentes porque sabían lo que hacían colaborando con él en la redacción del mismo, con su «culpa» individual y colectiva, se puede leer un nombre final que tiene su aquél: “Y en gran medida es también responsable santa Rita, la patrona de los imposibles”.
Ahí nos quedaremos hoy, en el análisis de lo imposible, en una sociedad que deserta a diario de cualquier compromiso que vaya más allá de los intereses de cada uno. Creemos que es importante debatir sobre esta realidad social, porque los agoreros mayores de este Reino Mundial, dicen a diario que transformarlo es imposible, Pero, ¿qué es lo imposible? Las acepciones del diccionario nos orientan, en principio, sobre las mejores definiciones posibles, pero de las cuatro que por primera vez aparecieron en el Diccionario de la lengua española, en 1780, me quedo con la tercera, la de orientación metafísica según el citado diccionario, precisamente por posibilista: cosa sumamente dificultosa o ardua, porque la primera no abre posibilidad alguna para avanzar en la vida: lo que no puede ser o no se puede hacer. Se comprende mejor que la pintada del mayo francés dejaba una puerta abierta a la acción revolucionaria vital: haced lo imposible, aunque sea algo sumamente dificultoso o arduo.
Lo que más me sigue llamando la atención y quiero resaltar hoy especialmente es que la referencia al mayo francés siga siendo uno de los primeros recursos para analizar la situación social actual ante los imposibles diarios. Pero Galeano, en las últimas páginas de Patas arriba. La escuela del mundo al revés, expone que tenemos el derecho al delirio, sin tener que recurrir a la abogada oficial de los imposibles: “Ya está naciendo el nuevo milenio. No da para tomarse el asunto demasiado en serio: al fin y al cabo, el año 2001 de los cristianos es el año 1379 de los musulmanes, el 5114 de los mayas y el 5762 de los judíos. El nuevo milenio nace un primero de enero por obra y gracia de un capricho de los senadores del imperio romano, que un buen día decidieron romper la tradición que mandaba celebrar el año nuevo en el comienzo de la primavera. Y la cuenta de los años de la era cristiana proviene de otro capricho: un buen día, el papa de Roma decidió poner fecha al nacimiento de Jesús, aunque nadie sabe cuándo nació”. De un plumazo, Galeano nos abre los ojos y nos lleva de la mano a soñar que otro mundo es posible en 2022, aunque muchos creen y dan por sentado que es imposible.
A continuación, nos dice que “El tiempo se burla de los límites que le inventamos para creernos el cuento de que él nos obedece; pero el mundo entero celebra y teme esta frontera”, invitándonos en ese momento a volar, algo que necesitamos en este mes de julio del 2022 de los cristianos, el 1400 de los musulmanes, el 5135 de los mayas y el 5783 de los judíos. Es verdad, añade, porque “Milenio va, milenio viene, la ocasión es propicia para que los oradores de inflamada verba peroren sobre el destino de la humanidad, y para que los voceros de la ira de Dios anuncien el fin del mundo y la reventazón general, mientras el tiempo continúa, calladito la boca, su caminata a lo largo de la eternidad y del misterio. La verdad sea dicha, no hay quien resista: en una fecha así [la llegada en 2000 del nuevo Milenio] por arbitraria que sea, cualquiera siente la tentación de preguntarse cómo será el tiempo que será. Y vaya uno a saber cómo será. Tenemos una única certeza: en el siglo veintiuno, si todavía estamos aquí, todos nosotros seremos gente del siglo pasado y, peor todavía, seremos gente del pasado milenio”.
Esa es la razón que debatiremos esta tarde en clase porque, siendo razonables, debemos pedir de nuevo lo imposible en “un mundo diseñado por el enemigo” (en frase de mi admirado Juan Cobos Wilkins), dado que “aunque no podemos adivinar el tiempo que será, sí que tenemos, al menos, el derecho de imaginar el que queremos que sea. En 1948 y en 1976, las Naciones Unidas proclamaron extensas listas de derechos humanos; pero la inmensa mayoría de la humanidad no tiene más que el derecho de ver, oír y callar. ¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado derecho de soñar? ¿Qué tal si deliramos, por un ratito? Vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible:
el aire estará limpio de todo veneno que no venga de los miedos humanos y de las humanas pasiones; en las calles, los automóviles serán aplastados por los perros;
la gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor;
el televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas;
la gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar;
se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por vivir nomás, como canta el pájaro sin saber que canta y, como juega el niño sin saber que juega;
en ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el servicio militar, sino los que quieran cumplirlo;
los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas;
los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas;
los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos;
los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas;
la solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo;
la muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes, y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso caballero;
nadie será considerado héroe ni tonto por hacer lo que cree justo en lugar de hacer lo que más le conviene;
el mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra;
la comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son derechos humanos;
nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión;
los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle;
los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos;
la educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla;
la policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla;
la justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda;
una mujer, negra, será presidenta de Brasil y otra mujer, negra, será presidenta de los Estados Unidos de América; una mujer india gobernará Guatemala y otra, Perú;
en Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria;
la Santa Madre Iglesia corregirá las erratas de las tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará festejar el cuerpo;
la Iglesia también dictará otro mandamiento, que se le había olvidado a Dios: Amarás a la naturaleza, de la que formas parte;
serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma;
los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados, porque ellos son los que se desesperaron de tanto esperar y los que se perdieron de tanto buscar;
seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de justicia y voluntad de belleza, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuando hayan vivido, sin que importen ni un poquito las fronteras del mapa o del tiempo;
la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este mundo chambón y jodido, cada noche será vivida como si fuera la última y cada día como si fuera el primero”.
En el procedimiento didáctico inverso que acordamos definitivamente ayer para finalizar el Curso, después de las palabras de Galeano leeremos las noticias de hoy, a primera hora de la mañana, en un mundo desajustado y lleno de incertidumbres. Cada asistente leerá la que crea que es más interesante y espero que quede muy claro que a pesar de que todo está impregnando de urgencia y emergencia de cambios sociales, hay que seguir trabajando por la transformación de un mundo que las noticias dibujan como misión imposible. Alzaré la mano para intervenir y leer una noticia que creo que nos estremecerá a todos un 7 de julio de 2022: «El hambre en el mundo aumentó en 2021. Según un informe elaborado por cinco agencias de la ONU, unas 830 millones de personas padecieron hambre en 2021 debido a las consecuencias de la pandemia y la crisis climática. La cifra crece hasta los 2.300 millones en lo que respecta al número de personas que tenían dificultades graves o moderadas para obtener suficientes alimentos. Estas cifras «deberían disipar cualquier duda persistente de que el mundo está retrocediendo en sus esfuerzos por acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en todas sus formas. Las pruebas más recientes disponibles sugieren que el número de personas que no pueden permitirse una dieta saludable en todo el mundo aumentó en 112 millones hasta casi 3.100 millones, lo que refleja los impactos del aumento de los precios de los alimentos al consumidor durante la pandemia».
Finalizará hoy la clase y el Curso. Sobrarán las palabras de siempre, llevadas de la voz por panegíricos que no sirven para nada. Lo que si hemos aprendido en este Curso, es que cada día nos otorga el derecho al “delirio” de pensar y transformar la sociedad, según Galeano, por el mero hecho de haber nacido, soñando de verdad que otro mundo es posible y eso, nos bastará para volver a casa con la ilusión de transformar este mundo cada día más al revés e imposible. Además, cuando el Sur puede ser el Norte del mundo, tal y como lo trazó el geógrafo Al-Idrisi hace ya muchos siglos, estamos proclamando en voz alta que no estamos locos por el delirio de vencer lo imposible; que sabemos, como muchos antepasados nuestros, lo que queremos y amamos sobre todas las cosas posibles, aunque difíciles y arduas, en beneficio del interés general, de todos y sin dejar a nadie atrás. Y que el Sur también existe.
Mis palabras finales en el Curso son de agradecimiento para Eduardo Galeano y para cuantas personas siguen luchando como imprescindibles por un mundo mejor, cada uno como sabe y puede. Esta tarde tenemos el compromiso de abrochar el Curso eligiendo las que nos parezcan más adecuadas para ese momento. Personalmente, he elegido las que siguen, porque estoy convencido de que puedo soñar despierto en un mundo al revés, que deseo convertirlo al derecho en beneficio de todos.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.
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