Cuaderno de campaña / 7. Necesitamos la democracia como una gota de agua

Sevilla, 13/VII/2023

En tiempos de sequía ética e ideológica, necesitamos cuidar la democracia al igual que a una gota de agua. De la misma forma, votar el próximo 23 de julio, es imprescindible para garantizar el progreso de este país y, sobre todo, la convivencia pacífica en un momento de polarización, abstención electoral y desafección política muy preocupante. Esta es la razón de por qué publico de nuevo, a continuación, un artículo que escribí en 2017, La importancia de una gota de agua, dándole hoy un sentido de parábola política, si sustituimos la palabra “agua” por “democracia”, en su sentido primigenio, como ciudadanos y ciudadanas del mundo que hacemos “pueblo”, una palabra que contempla la Constitución de este país al proclamar su soberanía, porque podemos y debemos vivirla y ejercitarla con el voto, siempre que tenga el suelo firme de la citada Carta Magna, que desarrolla los derechos fundamentales de esa democracia, a la que necesitamos como una gota de agua.

Al igual que ocurrió en el discurso que David Foster Wallace dirigió a la promoción de graduados del Kenyon College en 2005, cuando utilizó una pequeña parábola muy ilustrativa para la ceremonia de clausura de curso, hablar ahora de democracia auténtica es cosa a veces de “peces más viejos”, ante los “peces más jóvenes” que a la pregunta de “¿cómo está el agua?”, responden con un silencio seguido de una pregunta inquietante: “¿qué demonios es el agua?”, que llevándola al momento actual sería “¿qué demonios es la democracia?”, cuando estamos viviendo ahora en ella, sin echarle demasiada cuenta. Al buen entendedor, con pocas palabras basta.

La importancia de una gota de agua

He conocido la experiencia que se está llevando a cabo en India a través de una ONG Drop Dead Foundation, liderada por Aabid Surti, un pintor, escritor e ilustrador octogenario, que cada domingo, junto a una voluntaria y un fontanero, atiende un promedio de cincuenta viviendas para ofrecer servicios de fontanería gratuitos con un objetivo claro: que no se pierda una sola gota de agua (1). Me ha parecido una acción solidaria de importancia extrema en India, donde 330 millones de habitantes no disponen de agua para los servicios más elementales, destacando obviamente disponer de ella para beberla. O lo que es lo mismo, para entendernos, un volumen de población siete veces la actual de España que no tiene agua para beber y atender servicios saludables de primera necesidad. Sobrecogedor.

No es la primera vez que escribo en este cuaderno digital sobre la importancia del agua en la vida de los seres humanos. Escribí en octubre de 2014 una serie de respuestas a una pregunta transcendental para la experiencia que comento más arriba: ¿de quién es el agua?: “Deberíamos prestar más atención al agua y a sus dueños actuales. Quizá nos puede servir ahora una reflexión muy curiosa que utilizó David Foster Wallace al comenzar el discurso que dirigió a la promoción de graduados del Kenyon College en 2005, con una pequeña parábola: «Van dos peces nadando por el mar y se encuentran con un pez más viejo que viene nadando en dirección contraria. El pez mayor los saluda y les dice, «Buenos días, chicos. ¿Qué tal está el agua?». Los dos peces jóvenes siguen nadando y al cabo de un rato uno de ellos mira al otro y le pregunta, «¿Qué demonios es el agua?».

Aquel artículo sigue totalmente vigente. Les invito a leerlo porque creo que nos ayudará a ser solidarios como Aabid Suri, cuidando hasta la última gota de agua de nuestros grifos de última generación, porque a diferencia de los peces jóvenes él sí sabe qué es el agua. Hay un fragmento del mismo que todavía me sobrecoge por el impacto que tuvo en Colombia: “He escrito en bastantes ocasiones sobre el agua en este blog, decantándome siempre por su declaración como derecho fundamental en el acceso a la misma: Agua y cerebroArqueología subacuática… del cerebro y El aquí y ahora del agua, como textos fundamentales. Destaco sobre todo el pronunciamiento de su vinculación con el cerebro y con las decisiones que puede tomar gracias al agua, que lo hace inteligente entre otras funciones. Fue una experiencia maravillosa el que incluyeran en 2008 una referencia mía al respecto en la exposición de motivos que sustentaba el articulado reformatorio de la constitución nacional de Colombia a fin de consagrar el derecho al agua potable como fundamental y otras normas concordantes con tal declaración para ser sometido a la consideración del pueblo colombiano mediante referendo constitucional: “Esta mágica sustancia es vida, simboliza vida. Sin ella no existiríamos y no podríamos estar en comunicación. Podemos afirmar que somos la inteligencia del agua. Como lo expresa el profesor español, José Antonio Cobeña, autor del libro La Inteligencia Digital: “Existe una realidad irrefutable en el ser humano: su cuerpo está compuesto en un 60 por ciento de agua, el cerebro de un 70 por ciento, la sangre en un 80 por ciento y los pulmones en un 90 por ciento. Si se provocara un descenso de tan sólo un 2% de agua en el cuerpo se comenzaría a perder momentáneamente la memoria y de forma general se descompensaría el mecanismo de relojería corporal. Todo lleva a una reflexión muy importante: el agua nos permite ser inteligentes. Y la disponibilidad del líquido elemento en el planeta que habitamos es la siguiente: hay 1.400 millones de kilómetros cúbicos de agua, de los cuales el 97 por ciento es agua salada. Del 3 por ciento restante de agua dulce, tres cuartas partes corresponden a agua congelada en los Polos o a recursos inaccesibles que, por lo tanto, tampoco se pueden beber. Eso nos deja a los humanos cerca de un uno por ciento del total de agua en la Tierra para usar. Es decir, existe una descompensación en la situación y disponibilidad del uno por ciento mágico que permite desarrollar la inteligencia, todos los días”.

El texto para la reforma de la Constitución de Colombia fue avalado por 2.039.812 firmas, reconocidas oficialmente por la Registraduría Nacional del Estado Civil, aunque finalmente no prosperó, después de un debate parlamentario de 2010. Deberíamos aprender de todas formas de lo que otros países han reivindicado de forma excelente, porque el agua es un patrimonio público que no debería entregarse nunca al mercado. La necesaria revisión de la Constitución actual en España puede ser un momento crucial para incluir este derecho al acceso al agua, de forma explícita mediante un artículo concreto, como derecho humano esencial de los españoles y así se debería declarar para defender también su gestión pública en el denominado ciclo completo del agua.

Hay que prestar atención, sobre todo, a las cosas que tienen importancia. En este caso la atención sobre el agua, que además se convierte ahora en un asunto relevante, nadando -como estamos- en la mediocridad de los continuos olvidos. Porque hay que recordar que el agua es el secreto de la vida. Porque la Verdad, según Foster Wallace, “Tiene que ver con el verdadero valor de la verdadera educación, que no va de notas ni de obtener títulos y sí simplemente de estar atento, atento a lo que de verdad es muy real y fundamental, a lo que está tan escondido, incluso a la vista de todos, que tenemos que seguir recordándonos una y otra vez:

«Esto es el agua»
«Esto es el agua»

Sevilla, 18/IV/2017

(1) http://elpais.com/elpais/2017/04/17/planeta_futuro/1492419039_491868.html

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

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