La amistad verdadera es como una cuerda de tres hilos, que no es fácil romper

Sevilla, 30/VII/2023

Hoy se celebra con carácter internacional el Día de la Amistad, declarado así por la Asamblea General de la ONU, el 3 de mayo de 2011, porque “nuestro mundo hace frente a muchos desafíos, crisis y fuerzas divisorias —pobreza, violencia, violaciones de los derechos humanos— que amenazan la paz, la seguridad, el desarrollo y la armonía social entre los pueblos del mundo y dentro de sí mismos. Para abordar estos problemas, es necesario atajar las causas que los provocan, fomentando y defendiendo la solidaridad, que puede manifestarse de muchas maneras, como por ejemplo, la amistad. A través de la amistad, cultivando los lazos de la camaradería y fortaleciendo la confianza, podemos contribuir a los cambios fundamentales y necesarios para alcanzar una estabilidad duradera, tejer una red de apoyo social que nos proteja a todos y generar pasión por lograr un mundo mejor, todos unidos por el bien común”.

Es también muy importante conocer sus antecedentes porque en tiempos de guerras, como en la actualidad, debemos realzar los logros de la Comunidad internacional sobre la unión de naciones en proyectos como el que se conmemora hoy: “La Asamblea General designó en 2011 el Día Internacional de la Amistad con la idea de que la amistad entre los pueblos, los países, las culturas y las personas puede inspirar iniciativas de paz y presenta una oportunidad de tender puentes entre las comunidades. Para conmemorar el Día Internacional de la Amistad, la ONU alienta a los gobiernos, las organizaciones internacionales y los grupos de la sociedad civil a celebrar eventos, actividades e iniciativas que contribuyan a los esfuerzos de la comunidad internacional para promover un diálogo entre civilizaciones, solidaridad, comprensión mutua y reconciliación. La resolución (A/RES/65/275) pone un especial énfasis en la importancia de implicar a los jóvenes y a los futuros líderes en actividades comunitarias encaminadas a fomentar la inclusión de las distintas culturas y el respeto entre ellas, promoviendo a la vez la comprensión internacional y el respeto de la diversidad. El Día Internacional de la Amistad es una iniciativa que se remonta y parte de la propuesta hecha por la UNESCO tratada y aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1997 (A/RES/52/13), que definió la Cultura de Paz como un conjunto de valores, actitudes, y conductas que rechazan la violencia y procuran prevenir los conflictos, abordando las causas profundas con el objetivo de resolverlos. Dos años después se adoptaría la Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz (A/RES/53/243), la cual estableció 8 líneas de acción que las naciones, organismos y personas pueden emprender para que prevalezca una cultura de paz”.

Estoy convencido de que no se puede desarrollar una amistad en quienes no conocen qué significa en la vida, más allá de los intereses de mercado y así, escalando posiciones, no se pueden comprender los Tratados de Amistad entre naciones, cuando algunas no saben lo que significan a nivel político nacional e internacional, aunque también existen. En tiempos laicos, en los que las amistades verdaderas se forjan a lo largo de la vida, sé que se acaban bifurcando muchas veces por caminos inescrutables, como lo aprendí hace años en libros católicos, donde a las grandes preguntas de la vida la recomendación sabia del Eclesiastés no dejaba duda alguna. Era una persona muy vinculada a las asambleas humanas, a las democracias auténticas, cuando hacía tres preguntas esenciales en busca del sentido de la vida, de la felicidad para ser y estar en ella (Eclesiastés, 3, 1-22): ¿Qué gana el que trabaja con fatiga? o en otra variación sobre el mismo tema: ¿qué saca el hombre de todo su fatigoso afán bajo el sol?; ¿quién sabe si el aliento de la vida de los humanos asciende hacia arriba y si el aliento de la bestia desciende hacia abajo, hacia la tierra? y, por último, ¿quién guiará al hombre a contemplar lo que ha de suceder después de él?

A día de hoy, con todo mi respeto a las teóricas grandes respuestas de la humanidad, entre las que incluyo a la ONU,  la única respuesta que me sigue pareciendo coherente es la del propio Eclesiastés, un auténtico líder de las asambleas, que no respondió a las cuestiones anteriores en el Libro, en su capítulo 3, porque sinceramente no lo podía hacer, sino que inicia la mejor respuesta a continuación, en el capítulo 4: hay que hacer camino al andar y aprender una gran respuesta provisional en la vida: es mejor caminar con otros, porque si nos caemos siempre habrá alguien que te levante, porque la amistad es como la cuerda de tres hilos: jamás se puede romper: “más valen dos personas que una sola, pues obtienen mayor ganancia de su esfuerzo, pues si cayeren, una levantará a la otra; pero ¡ay de la persona sola que se cae!, que no tiene quien la levante. Si dos se acuestan, tienen calor; pero la persona sola ¿cómo se calentará? Si atacan a uno, los dos harán frente. La cuerda de tres hilos no es fácil de romper”. Es lo que perdura todavía hoy y desde hace ya muchos siglos en la tradición oral de abuelos a nietos, de padres a hijos, desde que se sentaban en la orilla del Tigris y Éufrates al caer la tarde, a la hora malva mágica que tanto gustaba a Gabriel García Márquez. Su autor, no lo olvidemos, tenía un nombre inconfundible ya citado, Eclesiastés, una persona de comunidad, en el capítulo 4, para que no nos dediquemos sólo a atrapar vientos buscando la ansiada felicitad, con mayor sentido aun cuando nos preocupa que sea para todos a través de la amistad, que es lo más importante.

Todo lo manifestado anteriormente me lleva a recordar hoy una canción de Joan Manuel Serrat, que cantaba también en mis años jóvenes, Decir amigo, que he vuelto a tararear hoy: Decir amigo es decir lejos y antes fue decir adiós. Y ayer y siempre lo tuyo nuestro y lo mío de los dos. Decir amigo se me figura que decir amigo es decir ternura. Dios y mi canto saben a quien nombro tanto. Se puede definir la amistad de forma más grandilocuente, incluso con ensayos enciclopédicos, pero prefiero esta sencillez de sentimientos y emociones cantadas por Serrat en referencia a esta realidad humana, que no me es ajena y que defiendo tanto. Escalarla ante las naciones es tarea de todos y ese es el fin de este día, recordarnos la importancia de la amistad como auténtico hilo conductor de las personas que habitan en las naciones que componen este loco mundo al revés en el que vivimos a diario, entre enemigos, a pesar de todo.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!