Cuaderno de campaña / 8. La democracia va mucho más allá del resultado de un debate

Sevilla, 14/VII/2023

Finalmente, me veo en la obligación democrática de aproximarme a lo ocurrido el pasado lunes en el debate a dos, cara a cara, entre el presidente del Gobierno (PSOE) y el líder de la oposición (PP), vista la polvareda que ha levantado, al que se une ahora el que se celebró anoche, a siete, en el que participaron los portavoces de los partidos que tienen ahora garantizada la representación parlamentaria más importante para la próxima legislatura y que merece, más adelante, otro análisis exhaustivo. Al igual que la música militar, que nunca me supo levantar, estos debates no me mueven un ápice de mis principios políticos como ciudadano que, si no gustan, no tengo otros, a diferencia del famoso aserto de Groucho Marx, reafirmándome cada vez más en una reflexión que hice en el segundo artículo de esta serie, cuando hacía una defensa numantina de la verdad política que, desgraciadamente, no protegen todos los partidos políticos en liza. “Quien siga de cerca este cuaderno digital sabe que es un clásico popular que abordo siempre en tiempos electorales de cualquier ámbito en el país, porque ahora más que nunca partimos de un principio de realidad que asola nuestras vidas: estamos instalados en las falsas noticias, falsas declaraciones, acusaciones falsas, insultos desmedidos, pactos impresentables, y así sucesivamente sin solución de continuidad, que se amplifican en las redes sociales de cualquier marca, contaminadas por la mentira despiadada, caiga quien caiga y cueste lo que cueste a nivel personal y familiar”. Necesitamos, como el agua de julio, rescatar la verdad en política y, sobre todo, bajar el número de forma exponencial de las personas que no votan, principales destinatarios de estos debates, que hace tan solo dos meses, en la elecciones locales, sobrepasaron los doce millones de electores, cifra escandalosa en democracia.

Es lo que ocurrió el pasado lunes ante el espectáculo bochornoso de una catarata de mentiras despiadadas del candidato del Partido Popular contra el presidente del Gobierno y candidato, a su vez, de nuevo, a la Presidencia del Gobierno de este país, que hay que reconocer que no tuvieron la contestación adecuada para contrarrestar la sarta de mentiras, medias verdades y silencios cómplices en favor de la derecha extrema y ultraderecha, que no cree en la democracia como valor supremo para garantizar la soberanía popular. No fue la mejor noche ni la mejor intervención del Presidente actual, en su función de candidato, pero no siempre se puede ser “el mejor de la clase”. Hubiera bastado con enumerar los logros económicos y sociales más importantes de esta legislatura, como la mejor respuesta a las preguntas de los moderadores, que casi siempre fueron obviadas por una y otra parte, para ser justos, aunque me quedó muy claro que lo que allí estaba pasando era algo muy grave: no se podía hablar de un proyecto de Estado como alternancia en el poder, sino de derrota de la democracia auténtica, porque sobre mentiras de la derecha cavernícola es muy difícil construir un país democrático. Lo he afirmado una y mil veces en este cuaderno digital: determinados políticos, como sucedió con Feijóo el pasado lunes, si alguna vez dijeran la verdad, mentirían. Es lo que escribía en el citado artículo anteriormente: “El problema radica también en que estamos sobrepasados por experiencias políticas pasadas, enmarcadas en mentiras que parecían en el mejor de los casos verdades a medias, muy lejos del interés general. Ahora hace falta altura de miras, sensatez extrema, diálogo donde la búsqueda de la verdad sea un esfuerzo común, guardándose cada uno la suya en aquello que no une, no toda la verdad, aunque comprendamos ahora mejor que nunca algo que experimentó en su experiencia vital el gran político canadiense Michael Ignatieff en su frustrada carrera hacia la presidencia de su nación: “Nada te va a causar más problemas en la política que decir la verdad”. Porque si no, solo nos quedará en nuestro pensamiento y sentimiento una reflexión […] que se podría convertir los próximos días en trending topic popular a todas luces: si nos dicen la verdad (algunos políticos, no todos), mentirían. Aprendiendo con humildad de la paradoja de Epiménides, cuando afirmó que todos los cretenses eran unos mentirosos, porque casualmente…, él también lo era”.

De todas formas, creo sinceramente que la democracia va mucho más allá del resultado de un debate. Para los que aplauden el éxito obtenido por el candidato del Partido Popular, frente al candidato del Partido Socialista Obrero Español, les recordaría que hace más de dos mil años, en una obra de Terencio, El Eunuco (161 a.C.), la frase final es presentada siempre como uno de los orígenes de los aplausos en la cultura occidental, puesta en boca de Fedria: Ya no queda nada por hacer; caminad vosotros por aquí. (A los espectadores: Vosotros quedad en buena hora, ¡y aplaudid! (¡Valete et plaudite!). Quizá sea el momento de intercambiar las palabras y decir: ¡han aplaudido a uno y otro candidato, para unos ha vencido el suyo, para los otros el contrario! Como siempre. Además, a diferencia de lo narrado finalmente en la obra de Terencio, a los que nos quedamos con lo esencial de lo que ocurrió en el debate y lo que hubo y hay verdaderamente detrás, nos queda mucho por hacer, en palabras de Terencio, para seguir defendiendo la democracia y garantizar el voto progresista el próximo 23 de julio. ¡Que aplaudan otros la victoria trufada de mentiras y silencios cómplices, del candidato popular!

NOTA: la imagen se ha recuperado de VÍDEO | Vuelve a ver el debate electoral, el único cara a cara entre Sánchez y Feijóo, en laSexta

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

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