Cuaderno de campaña / y 16. Necesitamos seguir abriendo, en este país, grandes alamedas de libertad

Paco Roca, Mural en el Metro de Madrid (Estación Plaza de Castilla), 2020

Sevilla, 21/VII/2023

En tiempos modernos de silencios cómplices y confusión política interesada, no inocente, es necesario, hoy más que nunca, rescatar ideología y creencias de que otra España es posible para salir urgentemente de la mediocridad que nos invade, ante el ejercicio de la política de mentiras y promesas infundadas, para acabar con la democracia, que llevan a cabo determinados partidos ubicados en la derecha más cavernícola de este país. Todos los partidos, así como las personas que los representan, no son iguales y sé quienes están o no por la labor de resolver problemas de la ciudadanía, para que podamos andar día a día por grandes alamedas de libertad. Lo dijo Salvador Allende hace ya muchos años en momentos terribles para su país, representando al Frente Popular, del que nunca se avergonzó, cuando la derecha hizo estragos por doquier: “Tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”.

He crecido con el desgarro de aquella noticia del golpe de Estado en el momento que ocurrió, en mis años jóvenes; he grabado a fuego en mi cerebro las últimas palabras de Allende desde el Palacio de la Moneda, examinándolas todas y quedándome con todo lo bueno que hay en ellas; he seguido de cerca a los embajadores de la cultura chilena en el exilio, el grupo Quilapayún, aprendiendo con ellos que el pueblo unido jamás será vencido y que con el amor y el sufrimiento se aúnan las voluntades para construir un mundo mejor, como clamaban a su cielo particular en la cantata de Santa María de Iquique. También sé que, para pasear por las grandes alamedas como personas libres, tenemos que juntar las manos con las de otros para abrir murallas reales y virtuales contra las ignominias y dictaduras de cualquier tipo.

No he olvidado nunca las palabras de Allende y con esta breve reflexión quiero contribuir a no participar en los silencios cómplices de los olvidos, ilusionándome con amores y no solo buenas razones de participación social constructiva, votando el próximo domingo 23 de julio, de quienes piensan y trabajan por una España diferente, en la que tengamos cabida todos, sin excepción alguna. Entenderemos hoy, mejor que ayer, que España necesita una revolución social para no olvidar unas palabras paradigmáticas de Mario Benedetti en Revolución es participación, para alejar definitivamente el fantasma dañino de la abstención en las próximas elecciones generales (1): “La imaginación popular corre junto con los hechos, casi podemos decir que los hechos mismos son imaginativos, porque los hechos, mucho más que las palabras, son los que van abriendo caminos nuevos; los hechos empecinados y tenaces, fueron siempre y son ahora, la vanguardia de una transformación profunda. Las palabras vienen siempre detrás para explicarnos; incluso para explicar por qué se olvidaron de anunciarlos”. Impecable.

Creo que somos millones de personas las que debemos movilizarnos en este país para llenar las grandes alamedas de libertad de nuestros pueblos y ciudades, desafiando desde este preciso momento, de forma pacífica, a través del voto, los ataques de las derechas y medios de comunicación afines, cuando avisan a navegantes descreídos que puede continuar el gobierno de coalición actual, al que siempre han tildado de ilegítimo. Convierten así su mensaje en la madre de todas las mentiras políticas de la derecha extrema y ultraderecha, porque el gobierno de coalición ha sido para mi y millones de personas de este país, un «frente democrático y popular», que respeto tal y como lo concibo: una ideología política, no inocente, que persigue resolver los problemas de vivir a diario con dignidad, como individuos y en comunidad, en todos los frentes posibles, pero con prioridades centradas en la salud pública universal, la educación pública universal, la atención a servicios sociales públicos universales de dependencia e inclusión social y el hilo conductor de la vida digna: el trabajo remunerado de forma decente, que permita a cada ciudadano recibir la contraprestación dineraria por el trabajo bien hecho. Con el adjetivo “universal” siempre presente, reiterativo, para no excluir nunca a los más débiles, los nadies, los que menos tienen. Para mí, socialdemocracia en estado puro.

Será la única forma de que, como personas libres pertenecientes al Frente Popular de la Dignidad Humana, podamos construir una sociedad española mejor. Es lo que no he olvidado nunca de aquél mensaje esperanzador y paradójico de Salvador Allende. Finalizo hoy esta serie dedicada a la elecciones generales del próximo 23 de julio, con la esperanza de que triunfen los partidos y coaliciones que ofrecen más ideología y garantías para la consolidación diaria del Estado de Bienestar, que los hay, en beneficio del interés general. He escrito estos artículos con el ánimo suficiente para encarar esta cita electoral, en la confianza de que la dignidad política y el progreso, serán los fundamentos y la solería ética que actuarán como acicates para seguir cambiando y transformando nuestro país como hasta ahora lo ha venido haciendo. Gracias sinceras por haberme acompañado hasta aquí.

(1) Benedetti, Mario, Terremoto y después. Montevideo: Arca, 1973.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!